domingo, 12 de septiembre de 2010
El día que vimos fuego en las torres
Eramis Cruz
Era hora temprana de un día de sol, los invitados a la actividad aun no llegaban y nos apresurábamos a que estuviera listo el café y el té para ellos. Ya las carpetas con los materiales de orientación estaban apiladas sobre la mesa. Fue un golpe repentino. Un estruendo estremeció el edificio, pensé que en el piso 28 algo muy pesado se había dejado caer. Pero no fue así, algo terrible había ocurrido en el Centro Mundial de Comercio. Desde la ventana no podía creer lo que mis ojos veían, una de las torres gemelas ardía. No me moví de aquel hueco con cristal del 250 Broadway. Lo que luego pasó fue inclusive de mayor megalomanía. Desde lo alto de la segunda torre se vio salir un pedazo del infierno, era un fuego multicolor pero más rojizo y amarillento. No sabemos el origen de lo que sucede, desde este extremo del bajo Manhattan no vimos avión alguno, como después revelaron las grabaciones de los aficionados.
No había dudas en nosotros, teníamos que bajar del piso 27 sin perder tiempo, algo grande estaba sucediendo y había que buscar el modo de evitar que la desgracia nos alcanzara. Cuando bajé a la equina formada por la Avenida Broadway y Park Place me di cuenta de la gravedad de la situación, la gente se nota perturbada, muchas personas tienen sus celulares en la mano, y en pocos minutos la comunicación era imposible. Opté por dar la vuelta a la manzana en medio del caos, en la calle Church se ven destruidos algunos faroles del tendido eléctrico, y hay desperdicio sobre el pavimento, son las huellas de que algunos proyectiles fueron disparados desde las torres gemelas, pero no hay incendio en la calle, ni se nota nadie herido en la cuadra. Todo lo que pasa sucede allá arriba. Cerca de la acera de la calle había una pieza de un avión que parecía parte de una turbina, pero nadie estaba allí prestándole atención. Ya la policía está desviando la gente para que se alejen del Centro Mundial de Comercio y comienzan a llegar los vehículos de emergencia.
Regresé al punto de partida, aquella esquina estaba repleta de gente que posterga una decisión apropiada para el momento. Algo en mi interior me dijo que en poco tiempo la transportación publica se haría caótica, de imediato descendí la escalinata al subway. Para mi sorpresa no tengo dificulta alguna en tomar el tren número dos hacia el alto Manhattan. Noto que los pasajeros del tren ni siquiera están informados de lo sucedido a las torres gemelas. No digo nada a nadie para no alarmar, además no creo que me hubiesen creído una palabra.
Al llegar al alto Manhattan, me doy cuenta que la gente está ya informada de lo sucedido. Hago un comentario a un amigo que encontré en la calle 187 esquina Saint Nicholas. Este me confirma que una de las torres gemelas ha colapsado. Me despedí de él para llegar a casa y confirmar la noticia. Al llegar encendí el televisor y vi lo que nunca había visto, una torre gemela solitaria en el bajo Manhattan, una imagen reservada al Empire State Building. Luego ya no pude despegarme del televisor. Lo siguiente es historia conocida por el mundo entero. A partir de ese día fuimos extraños de nuestro barrio comercial, se parecía al fin del mundo, andábamos con mascara en el rostro, el sector estaba ocupado por hombres portando armas largas, la zona cero era punto prohibido, y el olor a químico quemado no paró por muchos días.
Trabajé de voluntario por varias semanas en el Centro de Emergencia de la Ciudad de New York, desde aquel lugar se hacían los preparativos y se dirigían las operaciones para lidiar con la situación. Mi equipo pertenecía a NYCHA, y nos responsabilizaron de revisar la identificación de la gente que venía al Centro de Emergencia. Allí nos encontramos más de una vez con al alcalde Rudy Giuliani, el gobernador del Estado George Pataki y el ex presidente Bill Clinton.
Tomaron varias semanas para regresar a la normalidad en la oficina, pero con el tiempo aprendimos a vivir con aquel hueco que hoy se conoce como la zona cero. Esa imagen ha impedido que la vida fuera igual para nosotros y otros millones de personas lejos de aquí.
Resta la enseñanza de la historia para un mundo que reclama más humanidad, amor y tolerancia, siempre es más fácil buscar culpables en algún otro lugar. Queremos vivir libres y tenerlo todo, sin tomar cuenta el precio que otros pagan por la opulencia de una minoría ignorante y de la consecuencia de sus actos políticos. Los Estados Unidos de America, aun no termina de examinar a conciencia que no es el poder que creee ser debido a que es un pais sujeto a la voluntad de gente capaces de someter a pueblos hermanos para mantener el monopolio economico de las grandes corporaciones y sus accionistas.
Solamente un cambio de conciencia del pueblo de los Estados Unidos sobre sus relaciones economicas y politicas internacionales podra evitar que actos de guerra como el del 11 de Septiembre puedan ser evitado en su propio territorio.
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Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...
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