domingo, 8 de diciembre de 2013

Unas letras para Silvia



Eramis Cruz

Hola Silvia, aunque algunos no lo compartan, creo que un libro no se escribe sin inspiración y la inspiración no llega sin la magia interior perceptiva de las realidades. Me acaba de dar una buena noticia, es algo muy emocionante. Tenía perdida la esperanza de encontrar una foto de nuestro padre. Que bueno que el hermano Negro localizó la fotografía. Estoy de acuerdo contigo, nunca podremos sacar de nuestros corazones la imagen de ese hombre. En la medida que pasa el tiempo se me hace más enigmática su figura.
Nunca se me olvida aquel día a las diez de la mañana, cuando tomé un plátano y lo sembré en el patio de la casa, con la esperanza de que de él naciera una frondosa mata. Maruca me dijo que no, que los plántanos no nacen de su fruto sino de su propio tronco. Fíjate como se aprende de una gran maestra, que sabía de fumar la pipa con gran pasión, aún puedo oler el ardiente tabaco cuando producía la humareda con la presión de su dedo calloso capaz de desafiar el fuego del cachimbo. Luego con el viejo aprendimos como se siembra en verdad una cepa de plátano, en cual position se coloca en el hoyo antes de cubrirlo con la tierra fresca y nutritiva.
¿Cómo eran nuestros amores para entonces allá en Boca Vieja y en los fogones? Es tanto lo que eso significa para mí, para ti debe ser lo mismo. Te digo que me divierto leyendo mi propio libro. Como sabes, quise plasmar en esas páginas todo lo que fue aquella vida.  Aquella soledad, silencio en medio de la noche, los copiosos aguaceros, el canturreo de los pájaros, y toda aquella inocencia que rondaba nuestra vida en la quietud armónica del paraíso que habitamos.  Inocentes para mí eran los viajes durante la madrugada para llegar a tiempo a la misa en la Iglesia de Nagua, y confesar al cura una serie de tonterías.
Me enaltece la imagen de aquella casa tan pequeña, rodeada de palmeras y cocoteros, los animales domésticos y el aroma de flores y matorrales entre montañas y tundras. Nada más parecido a la ternura de una postal navideña de la tierra del Caribe.
Allí la vida tuvo un tornasol diferente, por los menos hice un gran descubrimiento: que las olas del mar corren hacia afuera y de modo horizontal, no hacia las nubes como siempre las imaginé debido a mis conversaciones con la vieja Maruca. Cualquiera podría pensar que vivíamos en tierra continental. Antes de vivir allí la vida era un cordón repleto de preguntas. Yo era entonces un enjambre en medio del monte del alma, quería saberlo todo, pero nadie me explicaba nada. Eran los tiempos cuanto los niños no tenían derecho a saber las cosas. No ayudó bastante la buenaventura de nuestros escasos vecinos.
Con nuestro padre todo fue distinto, den él aprendimos muchísimo, a pesar de su modo distante de ser, y de esa personalidad de hierro que revertía turbia la manera tierna de su interior. Lo que sucedía era que para él las palabras no tenían otro uso más que el necesario, por tal razón lo poco que decía tenía sentido y era verdadero.
Ya nada es igual, pero nos queda esa nostalgia, ese olor a distancia, esa sensación de soledad, de silencio, ese sabor a humedad después de recién pasada la lluvia. Cuando vivíamos allá pensamos en los que teníamos en Macorís, y luego que venimos a Macorís extrañamos tantas cosas que allá dejamos. Un allá que tampoco volverá, porque la vida no retrocede, avanza sin misericordia hasta el punto en que no termina, sino que se transforma.
La vida tal vez no resultó tan justa como creímos que debió ser, y por mi parte fue un error creer que era culpa de alguien, sin saber que todo el mundo andaba ocupado en su propia vida, nadie tenía tiempo para la vida del otro, ni siquiera aquellos hermanos que ya habían vivido más que nosotros. Pero insisto en que era un error culpar a alguien por lo que le pasaba a uno cuando todo lo que pasaba era lo mismo que le pasaba a los demás. La gran diferencia es no haber tenido la posibilidad de entenderlo a su tiempo. Aclaro que por ser tan introvertido y consciente del entorno, que mi memoria se convirtió en un almacén de exactitudes y desaciertos.
Tú me trae estos recuerdos con lo de la foto del viejo, y eso me lleva a pensar en mi empeño de toda la vida, de escribir un libro capaz de no dejar en el olvido lo que fue aquel hombre, con sus defectos, su indiferencia y sus deslices. A él no se le permitió el derecho a equivocarse, porque estaba rodeado de gente indocta, no como él que era un hombre gnóstico, bien leído en diferente materia de la vida práctica y teórica, de eso me di cuenta después. Se puede ser mal comprendido cuando uno quiere vivir lo que cree, no según las convicciones ajenas.
De ese libro hay por ahí algunas copias aún, pronto saldrá una segunda edición.  A veces me pregunto  quién se ha interesado en esa obra, a quién se lo han hecho llegar, a quién le han hablado de él. Pero la gente es así, cree que si alguien hace algo, lo hace por el beneficio propio, pero la gente piensa así por la insuficiencia de saber.  Los libros de ese tipo no dejan dinero, se gasta mucho y se obtiene poco, pero en ese contexto pocos parecen entender el porqué se escribe, sin embargo el peor del caso es el de la familia, no apoyan, no hablan de eso, no escriben una nota, una tarjeta o un reconocimiento al esfuerzo, nada de nada, creen que ya te hiciste famoso, o tuviste la intención de serlo. Yo sé que todo esto es producto de la ignorancia que es el peo mal de todos los males.
Bueno, de cualquier manera espero que esa foto me llegue, que se pueda restaurar, para que ese hombre no quede en el olvido. Una familia no puede ser fuerte al menos que aprecie sus antepasados con sus tanteos positivos, sus tradiciones, sus historias y anécdotas.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Dos a la vez



Eramis Cruz

A veces conocemos a alguien por corto tiempo pero su recuerdo perdura toda una vida. Y uno se pregunta cómo muchas veces convergen los encuentros en el tiempo o el espacio. Rehúso darle una asignación fatalista a las coincidencias, a los eventos que resultan de causas tan naturales como perderse el tren en la estación, o sea la confirmación de que la teoría del destino determina los acontecimientos, de esto ser cierto, estaríamos todos condenados, inclusive antes de nacer, a un programa determinado, lo cual sería la injusticia más grande contra el ser humano.
No es una coincidencia que las estadísticas de criminalidad en las calles son más altas en los sectores más pobres de la ciudad, al igual que los empleos son mejor remunerados a los que tienen una formación académicas en carreras de mayor demanda. Todos estamos de acuerdo que un programa  deportivo a nivel nacional puede concebirse como parte de la medicina preventiva como complemento de la medicina curativa, una rinde resultado a largo plazo y la otra inmediatamente.
Sin embargo parece ser cierta la expresión de que la uña le duele al dedo, este dicho queda confirmado cuando la gente reacciona de manera diferente dependiendo de su relación o ubicación con respecto con lo acontecido a otro ser humano. Nos importa si sucede en nuestra familia o en la comunidad, pero tenemos una actitud diferente si el afectado esta en China o África del sur.
Lo antedicho tiene sentido solamente en la medida en que se justifique como una autodefensa contra los traumas emocionales que pueden provocar una cadena de acontecimientos negativos en determinado tiempo o geografía. Nos referimos a lo que acontece en el mundo diariamente, muchos eventos naturales, y otros humanos. Es justo mencionar los huracanes y los terremotos y entre los humanos sobresalen las guerras y otros tipos de conflictos y accidentes que dejan una secuencia de desgracias y muertes, como es el caso de accidente de aviones y barcos.
 Limitándonos a un contexto más personal y a manera de exponer lo que al principio decía sobre el impacto de una persona en nuestra vida, especialmente cuando se le conoce por un corto tiempo y particularmente porque la persona pasó por un transe que cambió su vida de manera definitiva y para siempre. Este es el lado contrario a la indiferencia, no importa si no estuvo en nuestras manos asistir para que las cosas resultaran distintas.
Creo que al inmigrante nunca se le olvida el primer empleo en el país que lo acoge, principalmente por el ingreso económico del que depende el bienestar y las motivaciones por nuevas condiciones de vida. También es probable que la persona quede sujeta al sector laboral de su primer empleo, al menos que exista la meta progresista de avance profesional.   
Permítame describirle una experiencia vivida cuando tenía pocos días en mi primer empleo. En una factoría en el Germen Center de Nueva York, apenas tenía dos semanas en el piso 9 cuando del piso 14, que en realidad debió ser el 13, llegó una hermosa empleada, la joven deba la impresión de que perfumaba el aire con la silueta de su cuerpo de modelo, era la mujer más linda que había visto en el bajo Manhattan. Pregunté por ella y me dijeron que estaba casada, precisamente con un joven que también trabajaba en esta compañía, en el supuesto piso 13.
Tuve la satisfacción de conocer a Francis el día siguiente, era realmente un joven divertido. Nos pasamos una tarde celebrando sus ocurrencias ya que era persona de trato amable y de fácil reír que no dejaba rastro de duda sobre su manera sincera de ser.
Nuestro amigo sufrió dos desgracias terribles. La primera le cambió la vida para siempre,  la segunda lo hizo infeliz por una frustración emocional que lo convirtió en una persona al borde de la locura.
El mismo me contó con gesto adolorido, no sé si por causa física o por el efecto moral, que a veces duele más. Me dijo que era viernes en tiempo de verano, el calor hacía más sabrosas la cervezas refrigeradas y más audible la música desde los altavoces. Me narró cómo se divertían en compañía de su emperatriz de pelo negro en aquella fiesta de cumpleaños. Después de bailes, diálogos y piruetas, algo cansado y pasado la media noche, decidió escaparse por un instante. El bar de la esquina era el único lugar abierto a esta hora, entró empujando una vieja puerta embarnizada, su intención era ordenar algo de comer y regresar de inmediato.
–El hombre propone y Dios dispone –me dijo haciendo un paréntesis.

 En aquel bar, no había nadie con cara de tristeza, era un ambiente de camaradería, de repente sintió que él era el único desconocido aunque nadie le fue indiferente. Fue detallista al contarme cómo saboreó  la sopa caliente que le sirvieron y el contraste con el frío aire acondicionado que hacía más fácil el ambiente encendido de los clientes, hombres de mangas cortas y mujeres de escote dispuesto a la vista.
Había pagado la cuenta y daba media vuelta en busca de la vieja puerta embarnizada cuando se alborotó el ambiente, rodaron unas cuantas sillas y se oyeron unos disparos ensordecedores.  Fue allí que le dieron un disparo en la espalda que no estaba dirigido a él. Fue el final de su alegría juvenil. Quedó en una silla de ruedas. El día que fluí a verle me dijo que sentía un frío constante y sin embargo sudaba profusamente, sin dominio de sus extremidades. Apenado le pregunté por su hermosa mujer. Hace poco que me abandonó –me dijo con el alma en vilo.
No se sabe cuando nuestro navegar puede cambiar de rumbo, pero por lo pronto y como dice una popular expresión: la vida sigue su agitado curso.

lunes, 11 de noviembre de 2013

La trascendencia de tu trabajo

Eramis Cruz

Dejando de lado eso de filosofar, nosotros crecimos oyendo jocosidades sobre el trabajo.  Lo primero que comentaban era que el trabajo lo inventó un vago, y un poco más serio,  aquello de que el trabajo lo impuso Dios como castigo. Era una referencia al trabajo mal pagado, a la explotación del hombre por el hombre. Pero cuando se pudo leer y hablar de socialismo, del comunismo, del materialismo, e inclusive, de la social democracia, a la par con los grandes filósofos mundiales de la vieja Europa, uno se da cuenta de todo lo que el trabajo significa en la vida de todos los tiempos.
Todavía hay mucha gente que a conciencia no entiende esto, porque simplemente cree que eso de libros, de lecturas, y de debates sobre cosas de carácter filosófico, es asunto de gente de academia o de alguna manera, gente con un perfil sobresaliente por su posición social o la envergadura de su cerebro distinguido.

Para la gente común lo más natural es que hay que trabajar para vivir. No le viene a la mente que fue por razones muy específicas que la influencia del nuevo modelo de economía conocido como “neoliberalismo o globalización”, ignora el papel del trabajo en la sociedad en su relación intrínseca con la persona del trabajador como  elemento de determinación social, o lo que es lo mismo, el poder del trabajador, hombre o mujer.
El trabajo no es solamente generador de riqueza, sino que es la fuerza que prácticamente determina las relaciones económicas entre quien ejerce el trabajo y quien paga por él. Es por eso que este nuevo modelo económico minimiza el papel del estado como generador de mano de trabajo por medio de las empresas públicas.

Pues lo primero que han hecho es corromper a los líderes sindicales y debilitar o eliminar los sindicatos y las organizaciones de los trabajadores, locales, regionales, nacionales e internacionales. Han sobrevivido aquellos sindicatos que son por naturaleza similares a empresas o corporaciones ya que reciben alto susidios económicos del gobierno, un ejemplo son los sindicatos de chóferes o conductores de vehículos.
Como es conocido, muchos estados de los Estados Unidos, han legislado, están legislando, o tienen en proyecto a corto o mediano plazo legislar para disminuir los beneficios de pensiones y contratos de trabajo de empleados y trabajadores públicos. En el caso de las pensiones tienen que hacerlo por medio de la modificación de las leyes que los establece ya que no son simples contratos o acuerdos entre las partes, como el caso de los contratos colectivos.

En todas las épocas, incluyendo aquellas en que la esclavitud tuvo más auge en sus diferentes manifestaciones, el trabajo ha contribuido con el progreso de la humanidad y con la misma transformación del hombre como lo demostró Charles Darwin.
Pero hay una cosa muy importante que debe ser observada, el trabajo que desvaloriza a la persona humana, o sea al trabajador, para convertirle en una maquina productiva, pierde su esencia y en vez de contribuir elevando la dignidad del ciudadano le rebaja a nivel de animal con capacidad de locomoción.

En este sentido, la sociedad y principalmente el Estado, debe de ocuparse en establecer las leyes necesarias y los cambios de infraestructura para que el trabajo sea un verdadero medio de vida digna para todas las personas y principalmente para las familias.
Pero parece carecer de lógica que siendo el trabajador y las trabajadoras los dueños de su energía, de sus habilidades y de sus destrezas y estañando protegidos por las leyes positivas y naturales, que ellos no estén en la capacidad real, o puedan provocar la relación de fuerza para traer la balanza social a su favor.

En todos los sistemas sociales modernos se ha querido presentar a los trabajadores y a las trabajadoras como simples ciudadanos, no como una clase trabajadora con intereses comunes, intereses que solo ellos pueden defender, frente a quienes dominan la economía y las instituciones. El Estado por estar dominando por los poderosos, a través de los tres poderes principales que forman un gobierno, se ve imposibilitado de volcarse a favor de los trabajadores aún cuando estos son las mayorías que eligen a los gobernantes, jueces y legisladores  en el sistema democrático.
Si realmente se quisiera crear conciencia en todos los ciudadanos de una país que realmente se considere democrático, estas cosas están supuestas a ser enseñadas en las escuelas como parte del currículo educativo para que tanto quienes en el futuro serán trabajadores, empresarios o ejecutivos de compañías y departamentos públicos puedan entender con claridad el papel del trabajo y la dignidad del trabajador en la sociedad en lo referente a las relaciones productivas.

Es cierto que existen asignaturas en las universidades que hacen mención somera sobre el trabajo, pero solamente en la medida que conviene a una visión empresarial de la inversión de capital en la sociedad capitalista. Pero debemos tomar en cuenta que no todas las personas llegan a la universidad ni todo el que se inscribe en una universidad toma clase de economía.

Al final parece tener más sentido que la sociedad garantice y motive las organizaciones laborales y su participación en el ámbito político para que de esa manera participen en la estabilidad social garantizando la participación activa de los trabajadores en la vida política, cultural y económica del país.

 

domingo, 10 de noviembre de 2013

La oculta Santa Inquisición


Eramis Cruz

La gente quiere un mundo mejor, la gente quiere ser feliz y es natural que todos queremos ofrecer lo mejor posible, especialmente a los hijos, los familiares, y no hay dudas, de los buenos deseos por nuestros amigos y hasta por todo ser humano. ¿Y qué pasa luego que tenemos una casa, algún dinero, y salud relativamente aceptable? Descubrimos que aún nos falta algo. Es el sentido de la realización, el aspecto de la integridad y del control de lo que somos en relación con el mundo que nos rodea. Admitamos que somos seres políticos, es decir persona.
A mucha gente le han enseñado que esa realización integral y ese control de la línea que nos relaciona con el entorno o lo que llamamos realidad, hay que buscarla en el mundo de lo espiritual, o sea en la religión o como prefieren llamarle, lo metafísico.
Para el fanático creyente, para el religioso empedernido, no hay cosas ni razonamiento aceptables, si ha de negociar a los dogmas de su creencia. Cuando se trata de religión y la fe la gente es capaz de ir a la guerra, hostigar y hasta matar en defesa de sus creencias. Ya sabemos sobre las guerras religiosas en diferente etapa de la evolución de la humanidad, ejemplo: los templarios y Guerras Santas.
Pero mirando este asunto desde una óptica más personal, no parece que exista un razonamiento lógico del porque las cosas del pensamiento humano no puedan ser cuestionadas. ¿Ha oído usted la expresión de que el que hizo la ley, hizo la trampa? Pues esto sucede con las creencias en los dioses y con las religiones, han previsto los mecanismos psicológicos que imponen graves penalidades 
morales o intimidaciones a las personas que se convierten y aceptan sus principios y reglas.

¿Por qué la Iglesia Católica Romana tiempo atrás tenía prohibido leer la Biblia? Porque en su contexto no quería que sus seguidores más ingenuos conocieran la verdad, no quería que fueran libres, por los menos para pensar. ¿Por qué fue que sucedió la Reforma de Martín Lutero y al mismo tiempo fue endemoniada? No es un mito sino una realidad que las religiones pregonan a los gobiernos del mundo como manipulados por el diablo, pero el clero no se despega del poder de los Estados. Inclusive el Vaticano fue convertido en un Estado para facilitar estas relaciones diplomáticas de tipo imperial.
Pero las creencias dogmáticas religiosas son solamente un aspecto, aunque el más importante, que nos impide vivir en una relación más armónica con el mundo que nos rodea. Si hay algo a lo que no debemos tener miedo es a la liberta de pensamiento. La persona puede pensar lo que quiera, y es necesario que así lo sienta, de lo contrario esa persona no es libre, y por tal razón es una esclava. Estamos frente a los efectos acondicionadores de un fenómeno que explora en el mundo de la virtualidad. Aparente no tener una conexión directa que lo que somos sino con lo que queremos.
Lo primero que debemos tomar en cuenta es que todo lo que tenemos en el pensamiento, en la memoria, es aprendido. ¿Quién está en contra de que desde antes de nacer lo primero que el ser humano hace es aprender? ¿Y qué significa aprender? ¿Quién no aceptará algo aprendido de sus padres como sano y bueno? Del mismo modo, a uno lo mandan a una escuela y especialmente en los primeros años, le enseñan muchas cosas que aprende como buenas y válidas y como eternamente verdaderas, ya que el maestro no enseña lo que sabe sino lo que aprendió y que enseña según el programa para el cual trabaja.

Que acepte como verdad eterna cualquier concepto aprendido es el factor número uno para convertirse en esclavo de quien enseña lo que es correcto o lo que es erróneos o falso. Es por esta razón que el ser humano tiene la imperiosa necesidad de vivir en un constante cuestionamiento entre lo que  piensa porque lo aprendió y cuál es el efecto real de lo que aprendió o se le ensenó en el mundo real. Desde que la enseñanza y el aprendizaje coexisten administrado por las instituciones se revisten de forma y contenido puramente ideológico.
Aquí entra el problema de la ignorancia, es prácticamente imposible para un pueblo ser libre realmente si la mayoría de sus habitantes son ignorantes. La educación no debe enseñar la verdad, sino la menara o método para descubrirla, de llegar a ella, de cuestionarla, a esto es lo que se llama ciencia, pero se concibe como un aspecto muy específico de la educación, cuando en realidad debería ser la educación en sí. En este sentido se enseña la historia, como eventos aislados por el tiempo o el especio. Cada evento nace y muere, sin interrelaciones ni trascendencia en el presente.

¿Es cierto que este mundo está perdido? ¿Es verdad que existe una gloria, o un cielo donde la gente va después de la muerte? Usted no quiere hablar de eso. Hace tiempo que viene evitando pensar en ello, a veces le llega al pensamiento, pero en un momento le llaga el terror. Usted no está supuesto a desafiar su fe. Un solo pecado contra Dios podría ser suficiente para mandarle directamente al infierno. Y usted sabe mejor que nadie que según los preceptos que se le enseñaron, ya usted era un pecador antes de nacer, y ese pecado es tan viejo y hereditario, que proviene desde el tiempos de la creación del hombre. Y le dijeron que usted puede cometer blasfemia, pero si la comete contra el Espíritu Santo, definitivamente no será personado. Esta intimidación es una de la más grave de la humanidad, esta es la Santa Inquisición institucionalizada en el cerebro del creyente. Pero los teólogos lo resuelven todo de la manara más fácil cuando enseñan que Dios la y la naturaleza son la misma cosa, y peor aún, que dios es lo desconocido. Dejamos de lado los derechos del apóstol Tomás, que quería ver, por lo menos.

Acabamos de salir del abismo del infierno, yo por escribirlo y usted por leerlo, pero ya aprendimos que para Dios nada es imposible, de manera que usted no se condenará, no importa lo que lea, ni lo que diga, Dios está por encima de  todas las cosas, su poder es infinito e imperecedero.
¿Pero por qué no aclaramos mejor las cosas? Nadie ha dicho que se no pueda creer en lo que venga en gana, claro que si, exactamente de esos se trata. Lo que si estamos planteando es que la mayoría de las personas son víctimas de mitos que les convierten en esclavas de terminados intereses.
Los mitos y los absurdos, no importa cómo se hayan generado, no puede ni deben servir como, principios, preceptos o dogmas para guiar el modo de vida de generaciones. De manera que entre uno de los derechos naturales e inalienables, está el derecho al libre pensamiento, sin intimidación ni terror.

Los imperios económicos y las clases opresoras de la humanidad, por medio de las relaciones económicas, se han valido de la ignorancia de la gente para imponer como ciencia, principio y preceptos mitos y absurdos que esclavizan a las personas. No crea usted que es cierto que la Biblia nunca se ha modificado, ni tampoco crea que existen evidencias lógicas ni científicas para demostrar que los hombres que la escribieron estuvieron directamente inspirados por el mismo Dios. Pudo ser pero no tenemos manera para demostrarlo, lo intentan usando la misma fuente que se objeta. Usted puede creer si quiere, pero debe ser su propia determinación, no bajo amenaza de ser mandado al infierno.

¿Cómo un Dios perfecto puede crear y sostener cosas imperfecta? ¿Cómo un Dios justo tolera la injusticia? ¿Cómo un Dios tan grandioso que todo lo tiene necesita que le adoren y le pidan perdón, él que mandó a perdonar? Por qué un Dios tan grande no se deja ver? ¿Por qué un Dios tan preciso tiene tantas imprecisiones? Usted dirá que solo Dios lo sabe. O también puede adoptar por una posición gnóstica y decir que es imposible conocer a Dios.
 
Pero lo que usted ni yo no podemos ni debemos olvidar es que esto fue lo que nos enseñaron y que esto fue lo que aprendimos. Y debemos cuestionar en qué medida somos víctimas, y dejamos pasar la vida en medio del sufrimiento y la miseria cuando en realidad deberíamos ser libres de obra y pensamiento. ¿En qué medida el perfeccionamiento de este mundo, el progreso y su estabilidad, inclusive concebirlo como el verdadero jardín en el que nacemos, vivimos y morimos, en qué medida entra en contradicción con el mito de si hay una gloria o no? Nada, eso es un conflicto creado por la necesidad de dominar ha quienes producen algún tipo de riqueza, es decir, somos siervos al servicio incondicional del amo. Al final se sabe que ese proyecto teocrático solo funcionará para unos pocos, según sus propios dogmas, “serán pocos los escogidos”. Nada tan humanamente caótico.

sábado, 9 de noviembre de 2013

La amante del diputado fantasmagórico


Eramis Cruz
 

Aquella casa era la que más bonita sala tenía. Su dueña, ya entrada en edad, no tenía niños que perturbaran los divanes y decorativos, por lo que todo permanecía en su lugar delicadamente nítido. Hoy sería una casa sin ningún atractivo, pero en aquellos tiempos era toda una residencia comparada con las otras que no lograban empañarle su espacio. Pero no era su imponencia la que le sumaba aquel aspecto señorial, sino su carismática dueña. La vecindad la refería como la casa de Genara, porque así se llamaba su propietaria. Genara también poseía otras dos viviendas en el lado opuesto de la calle.
Al contrario de las demás vecinos, Genara nunca dejaba abierta la puerta frontal de su casa, de manera que las personas que venían a visitarla, fuera espontáneamente o bien que ella las estuviera esperando, tenían que zanquear la cuneta orillada por un espesor de asfalto tosco, y luego subir una calzada de cemento pulido con un colorante muy usado para la época, cruzar el pequeño zaguán sin más llamativo que los rayos del sol la mayor parte del día, y finalmente tocar la puerta con sus propios dedos. Una perrita blanca, lanosa y zalamera de nariz húmeda era lo primero que los pendencieros veían asomarse al abrir la puerta. La puerta de la casa de Genara era como un párpado que cierra tan pronto como abre.
Aquella mujer tenía para mí una apariencia de abuela, inclusive mucho antes de que su figura se fijara en mi memoria de manera más permanente. Tal vez por eso me resultaba extraño el rumor de que fuera la amante de un diputado de la dictadura. Tenía un hijo llamado Enríquez que pocas veces  estaba en el hogar y se desaparecía un día cualquiera sin dejar rastro. A esa edad yo no entendía en realidad lo que era una amante pero lo deducía por el modo susurrante de los vecinos referirse al asunto.
No recuerdo que alguna vez uno de los vecino mencionara su nombre, solo se referían a él como diputado. En realidad nunca vi aquel hombre, pero siempre me lo imaginé alto, blanco y regordete. Lo cierto es que de esa manera creo que eran casi todos los diputados, gente muy respetada en los tiempos de la dictadura, no tanto por el poder que tenía sino por lo peligrosos que eran aquellos hombres encumbrados en la cima del imperio.
Pero debo hacer notar que este diputado era un ser muy extraño, ya que era como un fantasma, y nunca oímos de que se le relacionara con algo o con alguien, al contrario, prácticamente existía porque Genara era su amante, según los rumores de las malas lenguas. Sin embargo esto nadie podía contradecirlo, ya que no había manera de explicarse las propiedades de aquella mujer, que aparte de todo, rara vez salía del interior de su hogar, al menos que no fuera para cruzar la calle en función de sus dos inmuebles, fuente significativa de sus ingresos. En esa época cuando alguien era un desheredado, llamara la atención como había hecho fortuna.
Genara daba aquella impresión de mujer feliz, siempre reía a todo el vecindario, como quien no tenía nada de qué avergonzarse, con la seguridad de que nadie se atrevería a lanzarle la primera piedra. No comentaba los asuntos de su vida privada, pero tampoco parecía importarle los vericuetos de los pendencieros. No era condescendiente con míseros ni limosneros, de manera que no daba un céntimo, pero tampoco se lo quitaba a nadie por medio de sornas ni engañifas. Ella misma se ocupaba del mantenimiento pulcro de su hogar y preparaba suficiente alimento que compartía con unas sobrinas que a veces le visitaban. Genara no les permitía a estas vivir con ella porque eran montaraz y parlanchinas, además, tenían espíritu de trotamundos y no respetaban la armoniosa vida de aquel entorno, al contrario las argucias parecían divertir a las adolecentes.
De las tantas veces que visité la iglesia en compañía de mi abuela, mucha más que la que fui con mi madre, noté que allí venían con mantas sobre la cabeza la mayoría de las vecinas y señoritas del barrio, pero nunca vi a Genara asomarse por aquellos altares del señor. Yo no creía que ella tuviera tantos pecados que el padre no pudiera escucharla, pero no era secreto que tenía uno tan grande que posiblemente el cura no tendría penitencia para una pecadora tan distinguida como nuestra discreta vecina.
Volviendo al interior de la vivienda de Genara, recuerdo que tuve la oportunidad de disfrutar al máximo en la soledad de su sala. No recuerdo cómo me gané la confianza de aquella mujer, pero ella estaba segura que de venir a su casa, lo haría solo, ni siquiera con mis hermanos y mucho menos con los amigos del barrio. Esto me hace pensar que si tengo alguna timidez me llegó en la pubertad.
La mujer dejaba la puerta trasera de su casa abierta, posiblemente para ventilarla y mantener la frescura y no como la gente creía que era para que entraran y salieran los duendes.
 A pesar de que vivíamos entonces los últimos años de la dictadura, la ciudad era muy tranquila y armoniosa, recuerdo cómo era la vida de organizada entonces. La miseria en mucha gente pobre existía pero no era tan notable. Constan fenómenos por lo que esto se explica, no existía la explosión demográfica que luego sucedió en el país. También la económica estaba bajo el control del dictador y algunas otras distinguidas familias de la época.
Mientras Genara dormía la siesta yo me divertía con lo que había en aquella casa que no tenía en la mía, especialmente escuchar aquel radio en el que se sintonizaban las pocas emisoras que habían. Fue de ahí que me nació la inspiración, no por ser locutor, pero sí de hablar como ellos. Los locutores de entonces eran gente de un gran léxico que no ofendían su idioma ni a sus radio escuchas con las insolencias que se  oyen en estos tiempos de páginas sociales por medio del Internet.
Genara tenía una colección de revista “Hola” y aunque no pudiera comprender los textos, en ellas miraba con entretenimiento quienes eran los dueños del mundo de entonces, que son los mismos dueño del mundo de hoy, a pesar de la libertad y la democracia que se pregona. Luego me fastidiaba  y me retiraba de su casa, dejándola en compañía de su perra blanca y lanosa, aún en medio de la modorra.
El diputado fantasmagórico nunca llegó a aquella casa ni de sorpresa, luego quedé convencido de lo  quijotesca de aquella figura del pasado no confesado de una virgen que vivía por aquellos lares pueblerinos. La curiosidad del vecindario tomó vida de nuevo el día que Genera recibió un telegrama. Le  oyeron unos gemidos que detuvo con un nudo en su garganta, no podía ser una coincidencia que exactamente ese día anunció la prensa que había muerto un diputado retirado de su oficio de legislador.
Enríquez era un hijo tan discreto como su madre Genara pero además excéntrico. Un día se fue para el extranjero y despareció del cosmos para siempre. Nunca se supo noticia del joven. Fue a partir de entonces que la madre no tuvo vida y terminó ganándose la condescendencia de los pendencieros de la vecindad. Ella volvió a aquella iglesia de madera, pero evitaba mirar hacia los lados, no hablaba con nadie en aquel perímetro. En sus sueños recurrentes lo veía llegar cuando menos lo esperaba, como era habitual en él. Fue así como esperó por su hijo, vestida de negro, hasta el día que se desvanecieron las nubes que usaba para buscarlo a través de los océanos.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Mamá Tingó Mártir sindical campesina

 
José Gómez Cerda

Director de la ACADEMIA HUMANISTA

 

El primero de noviembre de cada año se conmemora un nuevo aniversario de la muerte de la líder sindical campesina Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó), asesinada ese día en 1974 en Gualey, Hato Viejo, Yamasá, en República Dominicana. 

Mamá Tingó es un símbolo de la lucha por la tierra y un ejemplo de la mujer rural en la defensa de los derechos del campesinado en toda América Latina y el Caribe.

Florinda Soriano Muñoz, Mamá Tingó, nació el 8 de noviembre de 1921, hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de esta comunidad de Villa Mella, el día 6 de diciembre de 1922. Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia. 

Mamá Tingó era un militante de la Liga Agraria Cristiana de una comunidad de 350 familias pobres, que venían luchando por varios años por la tierra que los vio nacer y que trabajaron varias décadas, pero terratenientes y políticos disfrutaban de los títulos de propiedad, en forma mal adquirida. 

Varios acontecimientos ocurrieron antes del asesinato de la líder sindical. Varios jóvenes fueron heridos, a la señora Altagracia Rosario le cortaron una oreja, decenas de campesinos de esa comunidad estuvieron en prisión en varias ocasiones, entre ellos su líder natural, Florinda Soriano Muñoz ( Mamá Tingó), mujer de edad avanzada y analfabeta, pero con cualidades y autoridad suficientes para encabezar la lucha contra los desalojos injustificados. 

Después de poner una querella contra el terrateniente Pablo Díaz, la sindicalista fue asesinada por Ernesto Díaz (Turín). 

La Federación Dominicana de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC), y la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC) denunciaron a nivel nacional e internacional este asesinato. Hay que destacar la labor del periodista Juan Manuel García, quién hizo varios reportajes, antes y después del asesinato, sobre la situación de los campesinos en esa comunidad, toda la prensa nacional, radio, periódicos y televisión destacaron ese asesinato. 

Décimas, poemas y canciones resaltaron las virtudes de la líder sindical campesina, entre ella un merengue del cantante Johnny Ventura titulado « Mamá Tingó », y la referencia de la cantante argentina Mercedes Sosa durante el espectáculo « 7 días con el Pueblo », que organizó la CGT. 

Pero el asesinato de Mamá Tingó no es un caso aislado en la lucha por la tierra. El 30 de junio de 1975, en Alto de Peguero, El Cuey, en El Seybo, fue asesinado Dionisio Frías (Mister Beca) también militante de las ligas agrarias cristianas. 

Mamá Tingó es un ejemplo de la participación de las mujeres en el sindicalismo y en la lucha para que la tierra de los hombres y mujeres que la trabajan. 

Al conmemorarse un nuevo aniversario del asesinato de Mamá Tingó, rendimos homenaje a todos los mártires agrícolas de América Latina y el Caribe, reconocemos a las mujeres trabajadoras rurales, que trabajan en regiones donde la lucha por la tierra es más peligrosa del mundo. 

El sindicalismo dominicano y latinoamericano tiene a esa mujer campesina, Doña Florinda Soriano Muñoz, (Mamá Tingó), como un ejemplo de las personas organizadas. 

RELEVOS

Una hija de crianza de Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó), ha continuado la lucha, junto con otros compañeros y compañeras sindicalistas de la región de Yamasá; ella se llama Jesús María de Paula, mejor conocida como “Enriqueta”.

En el año 2000 el Programa Mundial de Alimentación (PMA), de Naciones Unidas, con motivo del Día Internacional de la Mujer, rindió homenaje a  ella, Jesús María de Paula, líder de la Federación de Mujeres Campesinas « Mamá Tingó », de República Dominicana, por su labor en favor de mejorar la condición del sector campesino.

Las vivencias experimentadas por Enriqueta junto a Mamá Tingó, a pesar de su corta edad, la impulsan a continuar la lucha que iniciara la líder comunitaria y sindicalista, proponiéndose esto como meta en la vida.

En octubre 2005, el síndico del municipio Santo Domingo Norte, licenciado Daniel Carvajal Louis, desvelizó una tarja en honor a la heroína campesina Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó), asesinada en 1974. La tarja está en la plaza del mismo nombre, en El Cruce de la Bomba, en la carretera que comunica a Yamasá con Guanuma. Al acto asistieron hijos y hermanos de Mamá Tingó, y grupos de dirigentes comunitarios.

El gobierno dominicano designó la primera estación del METRO, de Santo Domingo, con el nombre de “MAMÁ TINGÓ”. 

La pintora Juanita Pichardo, ha hecho varias obras con la figura de Mamá Tingó, así otros buenos pintores dominicanos. También se han escrito canciones y poemas dedicados a esa líder del sindicalismo. 

En el libro « Pensamiento y Acción », de    José Gómez Cerda, aparece la biografía de ella, junto a la de Martir Luther King, Mahama Gandhi, Jacqaues Maritain, y otros personajes.

Mamá Tingó es un ejemplo en la lucha en defensa de los intereses de los hombres y mujeres que trabajan la tierra, para que no hayan « NI HOMBRES SIN TIERRAS; NI TIERRAS SIN HOMBRES », y que la tierra sea para las personas que la trabajan.
 

José Gómez Cerda

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...