viernes, 16 de mayo de 2014

… le llamaban Reina!

Sergio Reyes II.

Una sonrisa franca, abierta y amigable seguía sus pasos en el incesante andar por los medios periodísticos, televisivos y de variedades dirigidos al inmenso público de origen hispano que abarrota las barriadas de la ciudad de Nueva York, sus condados vecinos y otros Estados del área. Haciendo acopio de esfuerzo, dedicación y profesionalismo, se fue abriendo espacio en las diferentes opciones que presentan los medios de comunicación y de manera especial en la programación de televisión por cable, en donde su característica presencia engalanaba las pantallas para llevar al público, en cada una de las emisiones de su programa, no solo las vivencias e historias que caracterizan el acontecer artístico sino también los sucesos, ansias y aspiraciones que tienen espacio en el diario vivir de nuestra gente humilde, tanto en el caso de la población inmigrante como de los que quedaron en el lar nativo, levantando con orgullo las raíces e idiosincrasia de nuestros países.

Al igual que otros tantos inmigrantes de los que hoy por hoy ocupan destacados espacios en los medios noticiosos y televisivos que tienen vigencia en la ciudad de New York, Minerva Saint-Hilaire engalanó con su acariciadora y jovial personalidad a la pantalla chica, impartiendo cátedras sobre la forma en que debe desenvolverse un profesional de los medios de comunicación. Esta postura le llevó a ser un personaje de primer orden en todo el espectro del periodismo dominicano radicado en la ciudad de los rascacielos y le granjeó sinceros afectos entre todos los profesionales que incursionan en estas labores.

Su llegada a cualquier escenario despertaba de inmediato efusivas muestras de aprecio y a su paso llovían andanadas de comentarios de admiración por la frescura y lozanía que exhibía su afectiva personalidad. De allí le vino, en justeza, el mote de La Reina.

Pero esta inmensa mujer, que como su nombre indica nació para descollar en los dominios y las artes de la sabiduría, fue, a su vez, Reina y Señora en la entrega por entero y sin dobleces a la noble labor de trabajar de manera incansable y desinteresada por llevar un hálito de aliento a los pobres, los desvalidos y los necesitados de amor y solidaridad.

De sus luchas y afanes dan cuenta su participación decisiva y destacada en infinidad de maratones y jornadas de recaudación de aportes y todo tipo de ayudas para contribuir con la mitigación del hambre y la secuela de males que afectan a las poblaciones afectadas por la ocurrencia de desastres de la naturaleza, incendios, conflagraciones sociales o hechos fortuitos propios de la sociedad en que vivimos.

Y junto a su infinita personalidad, muchos recordarán la profunda sensibilidad que embargaba a La Reina, al tiempo de recabar de los pudientes y los poderosos el urgente apoyo a esas comunidades devastadas, para poder mitigar, aun fuese en parte, sus múltiples necesidades.

En otros muchos casos Minerva Saint-Hilaire fue más allá: Sin esperar el apoyo de los destellos de los reflectores ni la cobertura de programas noticiosos o de variedades que difundiesen su silencioso andar por el sendero de la solidaridad y las buenas acciones, asumió por sí misma y contando apenas con algunos amigos y familiares la enjundiosa labor de encaminar operativos médicos, entrega de útiles escolares y juguetes y otras obras sociales y de ayuda comunitaria en apoyo de niños, jóvenes estudiosos y envejecientes de diferentes comunidades rurales enclavadas en los lejanos pueblos de la Línea Noroeste y la frontera dominicana -su tierra natal- así como en otros lugares de la República Dominicana.

Y asumiendo esa noble y abnegada labor, de manera callada y sin rimbombancia, La Reina movió sus pasos y sus acciones por senderos insospechados, en los que conoció de cerca el dolor que embarga a la gente humilde y menesterosa, que parece haber sido olvidada de las élites gubernamentales; esos que no tienen de nada mientras a otros les sobra de todo.

Hacia estos sectores dirigió su accionar Minerva Saint-Hilaire, contando más que nada con el impulso de su bondadoso corazón y su inmensa vocación de servicio en auxilio de los pobres y los habitantes de su región de origen.

En este día, La Reina descansa de sus cotidianos afanes. La tersura y placidez de su rostro evidencia que, en efecto, duerme el sueño de los justos. En el Libro de la Vida, hace tiempo que fueron escritas sus buenas acciones y de seguro que esto le allanará el camino en la ruta hacia el descanso eterno.

Sus familiares y compueblanos lamentan en forma desconsolada su inesperada partida. Oleadas intermitentes de sus colegas de la crónica de arte, locutores, periodistas y relacionados de los medios de comunicación desfilan reverentes en frente al féretro que contiene sus restos mortales, para rendirle el último y caluroso Adiós. La pantalla chica, que se engalanó con su imponente y afectiva presencia, ha quedado enmudecida y sumida en un pesaroso gris, mientras las emisiones noticiosas recogen los reportes que dan cuenta de su velatorio.

Y en las poblaciones de la lejana frontera, muchos lloran a raudales, a sabiendas de que, con la partida de Minerva, además de una hermosa y cariñosa compueblana, hemos perdido a un hada madrina, un angelito de la guarda -si se me permite la comparación-, que velaba de manera incansable por el bienestar y felicidad de nuestra gente.

No exagero si les digo que, en esta tarde gris, la ciudad de Nueva York que siguió sus pasos día por día y vio su carrera cubrirse de éxitos, llora de manera inconsolable su partida.

Descanso eterno a sus restos!

sergioreyes1306@gmail.com
New York, Mayo 16, 2014.

jueves, 15 de mayo de 2014

UAN ISIDRO ORTEA FUE AGUERRIDO EN LA MANIGUA Y SONORO Y VIBRANTE EN LA POESÍA

Por: Ángela Peña

Los textos de historia dominicana exaltan el arrojo del revolucionario, el guerrillero el político. Los libros de literatura ponderan al periodista, al erótico cantor de nobles sentimientos que además de glorificar en sus versos la pasión del amor describió con asombrosa rima las riquezas naturales de la Patria.

Vivió intensamente los escasos treinta y un años que estuvo por el mundo, entregándose con ardor a las causas que le atormentaban. Por eso fue aguerrido en la manigua, sonoro, vibrante, armónico, en las composiciones que legó al parnaso, valiente, en las denuncias
que publicó en la prensa. Esa es la razón por la que a Juan Isidro Ortea hay que buscarlo en el relato de las constantes expediciones e insurrecciones que matizaron el acontecer nacional del siglo antepasado, en el comentario elogioso de los antologistas, en las páginas de los periódicos de su época.

Sus tres delirios, el amor, las letras, la política, le acompañaron hasta el último respiro. Herido en la víspera de su trágico final, condenado a muerte, sacó fuerzas para despedirse de sus padres y esposa con notas conmovedoras. Este es mi destino. Yo hasta lo había previsto antes de venir al país… Ustedes no deben desesperarse, mis amantísimos padres, por más rudo que sea este golpe. Busquen como yo consuelo y conformidad en la religión cristiana, escribió con una bala en el vientre, a pesar de los acerbos dolores que atenaceaban su alma y su cuerpo.

A Mercedes Sánchez Mola (Cheíta), con quien había casado el dieciocho de febrero de 1874, la consolaba: ”Adiós, mi pobre Cheíta, adiós hasta la eternidad! Cuando esta carta llegue a tus manos ya serás viuda! ¡Cuán sorprendentes son los dictados de la Divina Providencia!”

Ortea había sobrevivido triunfante a varios alzamientos. Luego de haber organizado junto a su hermano Francisco la revolución del veinticinco de noviembre de 1873, fue el hombre de armas de Ignacio María González, en 1876, cuando éste acaudilló la revolución en el Cibao, contra Ulises Francisco Espaillat. Un año después libró fieras campañas contra Buenaventura Báez, apoderándose con un furioso ataque de la fortaleza de Puerto Plata. Desalojado, se trasladó a Santiago y recuperó el recinto militar de la localidad, sitiado por las columnas baecistas.

Su heroico papel en la revuelta fue premiado con el cargo de vicepresidente del fugaz gobierno provisional de González, constituido en Santiago. Después, Ortea desempeñaría otros cargos de corta duración hasta que fue expulsado del país en la administración de Monseñor Fernando Arturo de Meriño. Junto a Cesáreo Guillermo y otros rebeldes preparó en Puerto Rico una expedición de funesto desenlace que han recogido con todos sus dolorosos detalles historiadores connotados, como Vetilio Alfau Durán, Joaquín Balaguer, Rufino Martínez, entre otros.

Fue el epílogo de una lucha heroica, sangrienta, que comenzó con la ejecución el 29 de julio de 1881 de dieciocho prisioneros en Santo Domingo, de la gente del general Braulio Alvarez quien se encontraba levantado en El Algodonal. “Se cumplía el Decreto del 30 de Mayo de ese fatídico año, dado por el Presidente Meriño y firmado por todos los secretarios de Estado”, escribió Vetilio Alfau refiriéndose al tristemente recordado Decreto de San Fernando.

El treinta de julio de ese año arribaron los generales Cesáreo Guillermo, Rafael Pérez, Juan Isidro Ortea, Vidal Méndez, Quintín Díaz y otros oficiales subalternos a bordo de la goleta Adela, propiedad del alcalde de Ponce, a la playa de Punta Cana. Al respecto dice Balaguer que la incursión contaba con el apoyo de las autoridades españolas de la cercana Isla, disgustadas por la ayuda que Luperón y otros jefes azules prestaban a Antonio Maceo y a los demás patriotas que trabajaban en el país activamente a favor de la liberación de Cuba.

Marcharon a pie a Cabo Engaño y al Macao, y a su paso por Higüey no solo fueron aclamados sino que se les unieron lugareños, cien boricuas y algunos españoles. Los derrotaron en La Loma del Cabao. Tomás Mercedes Botello y sus dos hijos Pedro Tomás y Josesito, Juan Isidro Ortea, Quintín Díaz, Vidal Méndez, Ricardo Lluberes, fueron hechos presos en una cueva del ingenio de Sanate y el siete de septiembre, conducidos al pueblo, los pasaron por las armas. Ortea, herido, fue cargado en silla de mano.
(…)

El más celebrado poema de Juan Isidro Ortea es “Sueños”, que figura en todos los libros dominicanos de literatura que estudian su producción:

“Hay en mi patria, tórtola mía,
tras esos montes que ves allí,
un valle fértil donde a porfía,
crecen la adelfa y el alelí.
Nada más rico que un arroyuelo,
joya preciosa de aquel edén;
si quieres dichas en este suelo
bate las alas, tórtola, y ven…”.

Cortesía de Miguel Collado

domingo, 4 de mayo de 2014

Imposible de olvidar



Eramis Cruz

No recuerdo con exactitud el color de sus ojos pero la mirada de Laura se definía por un fulgor que se sentía en las invisibles ondulaciones del espacio. Vista en la quietud momentánea y en la armonía de su conjunto corporal femínea, parecía hecha para la poesía romántica o para la historia épica, pero en realidad ella era la protagonista dramática de sus fantasías juveniles. Las veces que regresó a nuestro lar nativo, no tuve la oportunidad de conocerla, para ese entonces su mundo y el mío no tenían puntos coincidentes.
Cuenta mi hermana Joaquina, que compartió mucho con ella, que no bien llegaba al país, la invitaba con otras amigas a ir a solas a la playa con todo garantizado por su idiosincrasia de mujer tan indeleble como indomable. Su modo de ser, alegre y dispuesta, hacía sobresaltar su nombre, aunque muchas veces cómo a uno se llame no es lo más importante, sino cómo le recuerden. Laura era fuerte y temperamental, pero solo se notaba en ella un reflejo de sinceridad y el destello mágico de su sonrisa.
Ella era una niña saltarina, que a pesar de su inocencia revelaba su sabiduría, cuando su madre emigró hacia la ciudad de los rascacielos buscando un mundo de mejor suerte para su familia. La madre de Laura se llamaba Lusa. Era una mujer con todos los rasgos negroides del caribeño que se casó con un hombre blanco, a quien deslumbró desde el primer instante que la vio, convirtiéndola en madre de una familia de prominencia hispánica. Entre los ocho miembros de la familia Lusa era la única negra, sus hijos fueron blancos o de color canela a causa de los fuertes genes de su marido. Ser blando en aquel entorno social era visto desde una óptica positiva, según los prejuicios populares, “hay que refinar la raza” –decía con naturalidad la gente.
Eran aquellos tiempos de efervescencia económica en la ciudad de Nueva York especialmente en la industria del vestido centralizada en el llamado “The Garment Center”. Aquí los llamados talleres del sudor estaban repletos de inmigrantes felices de contar con un empleo y muchas veces con dos y hasta tres. Sin negar que la explotación humana fuera verdadera y que trabajar por el jornal no era cuestión de suerte ni del tal sueño americano, sino un acto propio de la necesidad de ganarse la vida de la manera más noble frente a quienes pagaban el salario más ínfimo posible en medio de la oferta y la demanda del mercado del trabajo.
Recuerdo el día en que sentada a la máquina de coser, Lusa mostraba su habilidad en el oficio mientras narraba algunos episodios de la historia de su llegada a este país y cómo en poco tiempo adquirió un estatuto legal para traer desde el otro lado del océano a seis hijos y a un marido desesperado. Nos contaba con impresionantes narrativas la magnitud de los desafíos, como volvió a su país para asistir a una cita con el Consulado Americano.
Quien le atendió fue una consulesa de ojos azules y pelo dorado, que hablaba un español con acento notable pero muy claro. Al preguntarle cuántos hijos tenía intención de llevar consigo, ella le dijo que eran seis. La funcionaria se paró de su asiento y con efusión le dio un abrazo de felicitación, diciéndole que los visaría a todos, incluyendo a su marido, por la sinceridad que había visto en ella y la valentía para llevar a buen término tal empresa –yo misma no podía creerlo –dijo Lusa bajando la voz mientras detenía el pedal de la máquina de coser.
Sin darse cuenta Lusa me dio mi primera lección sobre el hostigamiento sexual en el empleo cuando describió el contexto en que su jefe le ofreció ventajas a cambio de un favor, ella apuntó a su parte con la mirada mientras se explicaba, dijo que contuvo para no partirle la cara a aquel desgraciado oportunista. Agregó que fue tan grande el escándalo que dejó a todos allí consternados mientras ella salía por la puerta dejando atrás el salario de la semana.
En un abrir y cerrar de ojos sus hijos se hicieron hombres y mujeres, los que se casaron vivían en un perímetro corto de la casa materna. Debo aclarar que cuanto llegué a la Babel de Hierro Lusa y Feliú estaban retirados de sus empleos y eran sus hijos los que vivían la plenitud de la vida. Todos daban la impresión de que a ninguno le faltaba nada y trabajar hasta el viernes era el preludio de un fin de semana para iniciar la diversión en la sala de sus hogares. La música Disco estaba a la moda y la liberación sexual de los años 60 aún hacía sentir su influencia en el ambiente de la ciudad. Se jugaba dominó con una apuesta por pura diversión, también apostaban lanzando dardos hacia un blanco en la pared.
Una noche de primera semana, antes de la cena recibí una llamada de Lusa. –Te tengo un empleo, abordas el tren a Downtown el próximo martes –me dijo con una entonación maternal. El lunes era día feriado. Fue mi primer empleo y el inicio de una amistad con esta familia tan numerosa como divertida, especialmente con Laura que ya estaba casada y tenía su primer hijo que apodó el Chino. Después tuvo su segundo hijo.
Como dejé entender al principio, Laura era mujer bella por dentro y por fuera. Lo que más me fascinaba de ella era su modo de actuar como cuando todo está preconcebido. Una noche me mostraron los álbumes de las vacaciones de Laura por diferentes países de Europa, Rusia y otros países. Me impresionaron algunas de sus fotos flotando en la piscina de agua diáfana mientras se bronceaba luciendo unos atrevidos bikinis.
 Al otro día después de una noche de fiesta, y sufriendo la consecuencia de la champaña que ingerimos, me salcochó dos huevos que sirvió en una taza con una cuchara, y media hora más tarde, mientras el Chino miraba los dibujos animados, me dejó en compañía de su marido con la recomendación de que fregáramos los platos y limpiáramos la casa mientras ella iba en su Cadillac descapotado al hipódromo a jugar a la carrera de caballos. Fue ese día cuando comencé a conocerla tal como era.
La vi tomar la llave del Cadillac convertible, vestía pantalones de mezclilla, calzaba botas de cuero color pardo, llevaba un reloj suizo y  unas cuantas pulseras de fantasía en el otro antebrazo, con el pelo corto y una cadena delgada sobre el escote avanzó hacia la puerta con pasos amplios. Su marido Jeremías no notó el vaivén de aquella diosa con cuerpo de cintura de avispa, tampoco percibió su perfume en el aire disparado al cerrar la puerta, él no se dio cuenta tal vez por su costumbre a la rutina o a la cotidianidad. Además, los años traen consigo procesos que nos resultan inadvertidos y concatenados como si fueran una formula química que nos cambia la piel y el aura del alma.
Por complicaciones de la vida dejamos de vernos por un largo tiempo. Durante dos décadas Laura multiplicó por cuatro su propio peso físico. En esos años que dejé de verla cambió tanto que prácticamente no la hubiese reconocido sino hubiese sido por las fotos que colocaron en un álbum improvisado. Estableció un negocio de dispendio de comidas en el mismo hipódromo donde tantas veces hizo apuestas entusiastas. Pero el camino degenerativo que tomó su vida la llevó a un estado depresivo peligroso. Un vacío muy grande impidió su vuelo de águila.
Un día se quedó dormida para siempre. Nadie notó la botella de whisky exactamente al lado de la cama, no encontraron indicios de pastillas en su habitación ni una nota con su bella caligrafía. Le echaron de menos después del excesivo tiempo de la siesta a medio día. Lusa la lloró con el cuerpo y con el alma, tenía por seguro que a su edad serían sus hijos quienes la lloraría a ella y no de esa manera invertida por los desatinos de los años. Jeremías, años después, aún joven, la siguió a la otra vida víctima de una pulmonía.
Ellos fueron para mí familia y hogar cuando vine a este país. Para Laura Jeremías había sido su complemento y a él le quedaba claro que cuando la mujer quiere no engaña y se sentía seguro del amor de aquella reina del imperio perplejo que le tocó convivir, tal vez por eso apresuraron su felicidad durante el apremio de la juventud. En el día de su aniversario siempre recuerdo a Laura desde cualquier espacio donde me encuentre y me hace pensar de nuevo que uno virtualmente no se muere mientras haya alguien que le recuerde, la muerte no es nada, sino el olvido.

viernes, 2 de mayo de 2014

Triste final para Leonel y Miguel




Blog detalle





Felipe Ciprián

Periodista

Sobre mí

Es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y como periodista fue jefe de redacción de El Caribe, del diario Hoy y de Listín Diario, en los que además se desempeñó como editorialista y columnista.  @FelipeCiprianP
Salvo que se produzcan acontecimientos totalmente anormales en el plano político o una catástrofe natural, el calendario dominicano llama a elecciones presidenciales, legislativas y municipales en mayo de 2016 y esos comicios serán definitorios para los jefes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y del Revolucionario Dominicano (PRD).
Los probables escenarios y su desenlace, a mi juicio, son como sigue:
El PRD llegará dividido al año 2015 porque el señor Miguel Vargas Maldonado no suelta la candidatura presidencial ni la presidencia del partido blanco de ninguna forma: ni en un acuerdo político con sus adversarios internos ni compitiendo en una convención democrática contra un solo contestatario: Guido Gómez Mazara.

Y no lo hace porque cuenta con un seguro full para dirigir las siglas PRD: la Junta Central Electoral (JCE) y el Tribunal Superior Electoral creados como parte del blindaje que se dio Leonel Fernández antes de salir de la Presidencia de la República, donde manejaba el Presupuesto General del Estado (con su enorme déficit fiscal) al servicio del clientelismo y sin importarle los mayores escándalos de corrupción.

Todo ese poder lo pudo acumular Fernández por el apoyo que logró de Vargas Maldonado para aprobar la modificación constitucional que rehabilitó al entonces gobernante para las elecciones de 2016 y le entregó el maletín para designar las Altas Cortes para evitar cualquier persecución o sentencia judicial adversa.

Hay que reconocer que Fernández ha prestado parte de ese poder a Vargas para que se consolide como jefe del PRD contra la opinión mayoritaria de los perredeístas. Pero ese apoyo precisamente obrará como un factor decisivo para que Medina apoye a un candidato propio para la Presidencia de la República por el PLD.

He dicho y mantengo que Vargas Maldonado pierde su tiempo dirigiendo el PRD porque carece de capacidad política y cordura para una labor como esa, lo que a su vez le impide llegar algún día a la Presidencia de la República, su máxima aspiración.
Cuando Leonel Fernández ridiculizó a Vargas Maldonado para debatir con él antes de las elecciones de 2008 porque el entonces candidato del PRD, que era su contendiente, “no sabía conceptualizar”, dijo una verdad irrebatible aunque yo no entiendo por qué no fue al debate en tan ventajosas condiciones.

Después de derrotar a Vargas, Fernández abusó de su superioridad política para colocarlo como su subordinado al concertar el Pacto de las Corbatas Azules que solo ha servido para afianzar el poder y el porvenir de Fernández y arruinar principalmente al PRD y con él las ambiciones del frustrado “líder institucional” de ese partido.

El único “ruido” que se pudiera registrar en el PRD es que la candidatura de Gómez Mazara a la presidencia de esa organización ganara tanto apoyo que cuestionara el “liderazgo” de Vargas Maldonado, pero será acallado de múltiples formas y al final será derrotado por “los votos o las botas” que en este caso no las calzarán los militares, sino la JCE y las “Altas Cortes” que con sus ridículas sentencias emulan a la Tremenda Corte de Leopoldo Fernández (Tres Patines) de mediados del siglo pasado en Cuba y con gran audiencia en este país.

La quijotada de Gómez Mazara será un factor más de erosión de la “figura política” de Vargas Maldonado y muy probablemente lo colocará en mucho mejor posición para buscar una candidatura legislativa en el Distrito Nacional por una eventual convergencia de fuerzas opositoras que atraiga a la base del PRD que no puede movilizar electoralmente la facción institucional.
Si las cosas sucedieran así, el hoy PRD no tiene posibilidades de obtener senadores y alcaldes. Ni hablar de ganar la Presidencia de la República.

¿Frente Opositor?
Tengo serias dudas de que pueda surgir un Frente Opositor con fuerza suficiente para amenazar la supremacía del PLD en las elecciones generales de 2016 porque no existe en ese litoral un “centro de pensamiento político” –que puede ser una persona o un grupo de personas- con la sensibilidad, la sagacidad y el desprendimiento necesario para colocar los intereses del país y de la democracia por encima de sus personales (y quizás grupales) aspiraciones.

La mejor prueba de esa carencia es que faltando solo dos años para las elecciones, ese instrumento político no existe y tampoco se destaca un liderazgo y acciones capaces de irrumpir como un torrente para romper el viejo esquema caudillista-clientelista que ordeña la voluntad popular en cada justa electoral.

En el caso de que se formara ese Frente Opositor en los próximos meses, lo que constituiría un acto de madurez política, el sistema electoral está preparado para cerrarle el paso porque el dinero público expresado en cientos de millones de pesos cada año iría a manos llenas al PRD de Vargas Maldonado, al PLD del gobierno y al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). Los demás partidos tendrían que hacer campaña con la “voluntad política” y la eterna vigilancia de la JCE para “evitar que el narcotráfico” financie la política.

Si vamos bien hasta aquí puedo resumir diciendo que el PRD llegará dividido y que será difícil crear un Frente Opositor por falta de un liderazgo sagaz y que si se creara esa coalición ahí sale el sistema electoral a cerrarle el paso para entregarle todos los recursos al PRD, al PLD y al PRSC.

El escenario en el PLD
Sin un desafío externo capaz de disputarle la Presidencia de la República, en el PLD se pueden desatar virulentas confrontaciones para determinar el futuro Presidente de la República y el liderazgo al interior del partido morado.

Al margen de las aspiraciones presidenciales manifiestas al día de hoy: Temístocles Montás, Francisco Javier García, Reinaldo Pared, el verdadero combate se registrará en torno a cuál será el candidato de Danilo Medina, dueño del respaldo mayoritario de la población en más de un 80% y la persona que administra los fondos públicos en un país plagado de clientelismo e impunidad ante la corrupción.

¿Existe alguna posibilidad de que Medina respalde a Leonel?
Con la debacle de la oposición, Medina no tiene necesidad de rehabilitar a Fernández como Presidente de la República y reafirmarlo como líder del PLD.

Fernández no tiene un solo elemento de poder capaz de cuestionar el liderazgo de Medina aunque su esposa, Margarita Cedeño, sea la vicepresidente sucesora del Jefe del Estado.
En esa situación, si Medina es un hombre con sentido de la historia, auspiciará un candidato a la Presidencia de la República que no responda, en absoluto, a Fernández, aunque acepte que tampoco sería un títere del actual Presidente porque eso es imposible.
Si Fernández no cuenta con el apoyo (político y económico) de Medina no gana la elección interna y mucho menos la Presidencia de la República en primera vuelta, lo que abriría un abanico de opciones de alianza (ahí algunos sectores más a la izquierda se vuelven más sensatos) que pondría en peligro la supremacía del PLD.

Pienso que Medina –el factor decisivo en las elecciones de 2016- se inclinará por colocar todas sus fichas clave en las posiciones ganables para senadores y diputados, y apoyará un candidato presidencial más cercano a él que a Fernández para darse apoyo mutuo.
Si el resultado es un triunfo del PLD con un candidato diferente a Fernández y una apabullante mayoría legislativa de Medina, Leonel se puede resignar porque ahora sería Danilo quien determinaría la composición de las Altas Cortes, la JCE, la Cámara de Cuentas y la Corte Suprema de Justicia.

Como es imposible que Vargas Maldonado gane la Presidencia de la República y algún importante número de legisladores, su futuro político estaría más que liquidado y su tozudez solo tendría “interés científico” en un hospital psiquiátrico.
Ese previsible resultado electoral del año 2016 arrojaría un nuevo cuadro: Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado (los corbatas azules) liquidados políticamente y Danilo Medina y el nuevo Presidente de la República por el PLD rebosados de poder y futuro político.

El pueblo dominicano seguiría hibernando, como ha estado desde los años setenta del siglo pasado. Eso no quiere decir que no haya futuro.

Fuente:  http://www.acento.com.do/index.php/blog/13818/78/Triste-final-para-Leonel-y-Miguel.html?fb_action_ids=10152414349450856&fb_action_types=og.comments

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

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