miércoles, 29 de enero de 2020

Instituto Duartiano de los Estados Unidos, Inc.


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No es un instituto, no es de los Estados Unidos, ni está incorporado
Eramis Cruz

El Instituto Duartiano de los Estados Unidos, Inc. ha vivido con un pecado original, el de tener una cabeza muy grande para su pequeño cuerpo. Lo primero es que no es un Instituto, para merecer ese calificativo necesita funcionar como tal y contar con los recursos para lograr los objetivos por los que una organización se clasifica como Instituto. Segundo, no es de los Estados Unidos, se trata de un grupito de personas que no pasan de 10 miembros activos, los demás no cumplen con los requisitos para ser miembros en capacidad de elegir y ser electos. Prueba de eso es que cada dos años hay que hacer un acuerdo para permitir a los socios pagar sus cuotas para estar al día y solo una organización que no se respete puede utilizar tal práctica. Pero lo peor del caso es que hace mucho tiempo que esa organización no está legalmente incorporada. Esta entidad que cree representa a Juan Pablo Duarte en los Estados Unidos, desde su fundación no ha tenido un local, o una oficina propia, excepto por muy corto periodo de tiempo. Eso quiere decir que la institución no está en capacidad de aceptar fondo económico del sector público ni privado, porque tener un local propio es un requisito legal. La llamada Junta Directiva no es el organismo oficial supuesto a dirigir el Instituto Duartiano sino el Executivo Board o Consejo de Directores. Hace muchos años que ese organismo está muerto y ningún presidente ni directivo ha puesto empeño en resolver tal situación. El señor Eulalio Fernández, doña Rosa y Bienvenido Lara Flores, son las últimas personas y no sé si las únicas que formaron el Board. Eulalio Fernández hace años que murió. El evento más importante que realiza el Instituto Duartiano es la Cena de Gala, en la que juramenta su nueva directiva, pero esa actividad deja la institución desprovista de sus finanzas. La nueva presidente, Rafaela Martinó, es una bella persona, he hablado con ella en muchas ocasiones, especialmente cuando yo era Secretario General y puedo decir que es una de las buenas, sin ambiciones personales y activa siempre, esperemos que pueda hacer un buen trabajo.

sábado, 18 de enero de 2020

Hacer mala palabra


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E. Cruz

(Un párrafo)
Al retroceder el tiempo medio siglo, a uno le parece que el mundo dio un salto, y que la inocencia cedió espacio a la malicia. Recuerdo que algunos niños de mi vecindad nos invitábamos a hacer mala palabra. Quedaba en los adultos la impresión que deja la intimidad por el grado de discreción observado. La voz baja y la mirada de soslayo, se trataba de un juego inocente de los imberbes asumiendo el role de papá y mamá. La indagación consistía en preguntar cómo entraban los bebes a la barriga de la madre, y luego cómo salían. Creíamos que todos los nacimientos se realizaban vía cesárea. Esa inocencia se mantenía en el adolescente hasta la pubertad. En ese entonces la mujer que tenía vergüenza mantenía relaciones sexuales en la oscuridad y conteniendo los impulsos. Los tabúes del sexo, la vulva y el falo, no tenía comparación con el despliegue de información de esta época de medios interactivos. A la menstruación se le llamaba la luna, y los jóvenes la conocían por los lienzos manchados de sangre que pululaban por los dormitorios. Me resulta curioso la advertencia de los padres a sus pequeños respectos al uso de las malas palabras, una manera de restringir la libertad de expresión, antes que educar oportunamente. Se empeñaban en no manchar el pudor ni alterar el protocolo social. Recordemos el poder de las palabras, buenas o malas, especialmente el verbo, …de tal manera que el principio de la creación del mundo sucedió gracias al verbo, o sea Dios decía hágase esto o aquello y “voilà”. Según la Biblia así fue el génesis. Pasada el alfa, nos queda pendiente la omega. Pero dónde realmente la cosa se puso buena fue con la mala palabra de dos adultos llamados Adán y Eva, primeros esposos del mundo, echados de Edén por su creador. Esta vez el verbo es desobedecido, una transgresión que dio origen al trabajo como medio de subsistencia. Como el verbo se hizo carne, la palabra se hizo lenguaje para convertirse en leyenda sustituta de la realidad. La idea se expresa con la palabra, la realidad no la necesita porque ella es la misma existencia. Nada ha tomado más tiempo al hombre que conocerse así mismo, porque el desconocimiento del mundo que forma parte, lo empuja a lo absurdo de la idea o sea el misterios de la penumbra y el poder de los duendes, adornados por la suposición de los sueños y las maravillas de la ficción.



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La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...