Eramis Cruz
Los niños dominicanos creían que Juan Pablo Duarte era un santo de la
iglesia Católica, Apostólica y Romana. Inclusive, muchos adultos estuvieron
confundidos por mucho tiempo y hasta le pedían milagros y le clamaban con
oraciones cada vez que el pueblo se movilizaba con huelgas y protestas. Pero
cambiaron de idea y salieron del error después que el General fue secuestrado,
luego de sufrir la deportación y el exilio, a pesar de su sacrificio y el de su
familia para que la patria fuera libre.
En un día de su natalicio se produjo el secuestro del fundador de la
República Dominicana, general Juan Pablo Duarte y Diez, nacido el 26 de enero
de 1813. El secuestro, lento y cauteloso, del padre de la patria de la media
isla, fue protagonizado por el gobierno dominicano. Las razones del secuestro
se extienden más allá de las ideas del hombre que siempre soñó establecer una nación
libre de toda potencia extrajera. El pueblo dominicano permanece en un
estado atónico, pasmado frente al secuestro de quien desde el principio de la
fundación de esa república fue símbolo de independencia y libertad.
El general Juan Pablo Duarte hacía años que venía silente, y muchos
dominicanos conscientes se preguntaban qué había sucedido al padre de la patria.
La preocupación llegó a más gente luego que el oficialismo dominicano anunciara
la promulgación de una nueva Constitución de la república, olvidando el
proyecto de constitución de Juan Pablo Duarte. Algunos líderes políticos y altos
miembros del clero hacía un tiempo que sospechaban que el secuestro de parte
del gobierno y sus secuaces se venía fraguando.
Se ha reforzado la vigilancia de parte de las autoridades dominicanas luego
que el general Duarte hiciera una protesta enérgica desde el punto clandestino
donde se le mantiene. La protesta no fue publicada por los principales medios
de comunicación, solamente se conoció en un periódico digital llamado Acento.
El General fue enfático en contra de la Sentencia TC168-13 del Tribunal
Constitucional que declara apátridas a todos los dominicanos descendientes de
haitianos desde el año 1929. El general Duarte escribió entonces que si la
sentencia se aplicara a todos los dominicanos sin descartar a los blancos y
mestizos, la ciudadanía quedaría reducida cinco millones de habitantes. Una
actitud parecida mostró el general Duarte cuanto fue aprobada la Constitución
del 2010 que no consideró las primicias de la Constitución Duartiana ni la del
gobierno de profesor Juan Bosch de 1963.
A pesar de la seriedad de la situación del General Duarte ni el ex presidente
Leonel Fernández ni el presidente Danilo Medina han tenido reacción alguna. Dejaron
como vocero oficial al Cardenal que dijo que no hay dinero para un rescate de
Duarte y que además los padres de Duarte tampoco tenían papeles legales cuando
llegaron al país. Aquí mandamos nosotros –dijo en la puerta de la catedral
primada.
En la Ciudad de Nueva York el secuestro salió a relucir ya que solamente
representantes consulares y funcionarios electos tuvieron la voz cantante para
presentar la figura del patriota dominicano como un símbolo de su gobierno
dirigido por un líder del desarrollo sostenido, esto se ha repetido durante los
gobiernos de los doctores Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y
Danilo Medina.
Cada año se viene notando que Juan Pablo Duarte ha sido un prisionero del
oficialismo no sólo en la Republica Dominicana sino también en el exterior. Al
igual que en Nueva York, en Providencia, Rhode Island, también se
presentan al pie de la Busto del patricio ofrendas florales y se dicen
discursos favoreciendo al gobierno y para confirmar esto siempre son los
oficiales electos los que dicen los discursos principales. Durante esas
ceremonias raras veces se hacen alusiones a otras figuras patrióticas como los
que murieron durante y después de la invasión norteamericana de 1965.
Los dominicanos residentes en los Estados Unidos, España y otros países
eligieron siete diputados denominados de ultramar para que desde el congreso
dominicano lograran facilitar la liberación del general Duarte a la vez que
defendieran los intereses del país, pero por el contrario, estos se han quedado
silentes, y nadie sabe que pasó con ellos, solo se sabe que cobran sus sueldos.
El escritor José C. Novas denunció a estos oportunistas y expuso que: “iniciando por el salario de
175,474.00 pesos, a lo que hay que sumar 35,000 para gastos de representación,
45,000 en dietas, 50,000 en viáticos (viajes), 3,500 en teléfono móvil y 22,000
para combustible; lo de las exoneraciones son hojas para otra bandeja de
ensalada. Sumada las cifras antes mencionadas totalizan la friolera de
330,974.00 pesos mensuales, por cada uno”−expuso el historiador.
Mientras el general Duarte permanece secuestrado, luego de que miembros
de su familia fueran deportados y sufrieran vejámenes inimaginables, los
diputados, senadores y ministros de gobierno de unos partidos que se hacen
llamar democráticos, demagógicamente gozan de un estilo de vida impropio para
quienes se denominan dominicanos y conocedores del pensamiento duartiano.
También en los Estados Unidos se han erigido estatuas y bustos al patricio,
se han nombrado calles e instituciones escolares. Todo esto está enmarcado
dentro de un esfuerzo para que el general Duarte y Diez no sea olvidado y que
su pensamiento y sus aspiraciones a una patria libre y soberana no desfallezca;
para que nunca más el país vuelva a ser anexionada a potencia extrajera, como
sucedió cuando el país fue devuelto a España bajo la administración del
dictador Pedro Santana y Familias el 18 de Marzo del año 1861. Pero también
para que el país no vuelva a ser ocupado por
las fuerzas armadas de los Estados Unidos, como sucedió bajo falsos
argumentos a causa de la Revolución de Abril.
Por otro lado, es inconcebible que a pesar de que son los de los gobiernos
quienes dicen en actos y ceremonias amar al general Juan Pablo Duarte, los
institutos duartianos carecen de fondos y programas eficientes ya que no se les
proporciona recursos para dar a conocer el pensamiento de este gran patriota.
El pensamiento duartiano no se ha aplicado en la República Dominicana
debido a que los secuestradores se han empeñado en presentar al general Duarte
como santificado “Cristo de la libertad”, clásico, dócil, y sin la energía
suficiente ni signo de vida poderosa para ser capaz de autogenerarse para los
nuevos tiempos.
El gran temor de la clase dominante en la República Dominicana es que los
dominicanos retomen la figura de Juan Pablo Duarte y se la arrebaten al
gobierno y el pensamiento hispánico, para darle su color original y auténtico.
Juan Pablo Duarte declaró hace poco que él no está secuestrado sino su
pensamiento. Me quieren convertir en un Cristo para despersonificarme –dijo.
El rescate a pagar por Juan Pablo Duarte está estrechamente vinculado a la
toma de conciencia del pueblo dominicano. Esta toma de conciencia hoy se nota
empañada por los efectos del neoliberalismo, el concepto de globalización bajo
el cual los grandes capitales de los consorcios internacionales se consolidan
para expandir su control de gobiernos flácidos como el de la República
Dominicana, dirigido por un partido y una administración pública que tolera la
corrupción y el narcotráfico.
Juan Pablo Duarte espera con desespero que sus
hermanos dominicanos se acojan a su pensamiento y le rescaten del oficialismo
que le silencia y tergiversa los sagrados principios sobre los que concibió la
nación dominicana.=================================
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