viernes, 5 de marzo de 2010

El valor del trabajo y la dignidad del trabajador

Eramis Cruz

Muchas personas creen que trabajan porque son pobres y que son pobres porque así nacieron. Para otros, la pobreza es una maldición y el trabajo un castigo. En parte ese fue el dictamen, vivirá del sudor de tu frente. Vivir del sudor de la frente, en otras palabras de tu propio esfuerzo, no resulta nada desgraciado, todo lo contrario, es lo más digno que existe. Lo que sucede es que la gente en general es muy inteligente, cuentan con una sabiduría que procede de la misma vida. El ser humano aprende de lo que ve, o sea aprende a levantar el pie a fuerza de tropezones. No hay mejor maestro que la experiencia. El trabajo para muchos de nuestros ciudadanos no es más que una mala experiencia. A pesar de que se produce más calidad y belleza, el atributo individual se pierde en la división del trabajo en las grandes empresas, no es el producto personal, sino del grupo.

Esta conceptualidad proviene de lo que la mayoría vive al trabajar. En esta sociedad el trabajo es un artículo muchas veces barato, lo que se paga por el trabajo no eleva su calidad, y esta calidad disminuye cuanto exigen mayor cantidad, más rendimiento. El término salario mínimo define que se paga muy poco. Uno no espera que a eso se le llame salario digno, porque lo que mucha gente gana, aun esté por encima del salario mínimo, no es nada digno. Y es que el trabajo, como cualquier otro artículo se aprecia en término de dinero, se le da un precio nominal. De esta manera el empleador está feliz con el simple hecho de pagar por el trabajo, no lo ve relativo o otros múltiples factores, como el costo de vida y el poder de adquisición de la moneda.

El peor de los casos es que una persona que curse el camino del sistema educativo de la sociedad y que termine con una maestría, sale en busca de un empleo que le pague lo que merece por lo invertido en su carrera, sin embargo no cuestionará el concepto del trabajo, le basta con que le paguen lo que cree merecer. Esto demuestra que el sistema educativo es diseñado para el servicio del tipo de sociedad para el cual existe. Uno sociedad dominada por los empresarios, no por los trabajadores.
En primer lugar, aunque la mayoría de las personas trabajen en el sector privado, incluyendo el sector informal, a pesar de que muchas pequeñas empresas de las comunidades de minorías no pagan impuestos por sus empleados, a pesar de que muchos trabadores de la sociedad norteamericana sean explotados sin compasión, el trabajo es una función social. El trabajo no es, ni puede ser un artículo por el que se compite, o que se vende y se compra según la oferta y la demanda.

El trabajo siempre ha tenido un gran valor y en ese valor es que consiste la importancia de la esclavitud como sistema social, porque a pesar de que no se le pagara al esclavo por su trabajo, no por eso el trabajo dejaba de tener una función social en todos los niveles. Principalmente porque es a través del trabajo como se acumula capital, patrimonio, propiedades. Luego que con el trabajo se produce un valor que puede ser convertido en servicios, en dinero, en propiedades o en empresas, ese valor adquiere una característica de perpetuidad en el entorno familiar del magnate.

De manera que muchas de las riquezas que existen hoy no fueron pagadas honestamente en el pasado, por esa razón el derecho a la propiedad privada, no es un derecho justo, porque discrimina contra los que hacen posible la producción de lo que se denomina como propiedad. Existe una revolución cuando se rompe una cadena, y el derecho de propiedad es una cadena sostenida por los dueños. Dicen esto es mío y nadie me lo quita. Hay que distinguir entre lo que posee una persona o familia como medio indispensable para vivir de una propiedad de impacto en un país o sociedad.
Si hablamos de una persona muy rica como Carlos Slim Helú que el año 2004 se ganó diez mil millones de dólares, o Bill Gates con una fortuna de 40 mil millones de dólares en el 2009, es fácil suponer que es imposible que un hombre solo acumule tal fortuna. Estas personas lo que han hecho es utilizar la capacidad productiva de otros seres humanos para acumular riqueza que luego por derecho sólo a ellos le pertenece. Esto no nos parece justo pero es legal según el sistema jurídico que vivimos. Esa gran riqueza, y otra no tan enorme, de la gente que emplea a otras personas será una propiedad perpetua en su familia. Esto es lo que se llama capitalismo, donde hay gente que no trabaja para ser rica, sólo se la ingenian para poner a trabajar a otros. Esos otros no tienen derecho al capital, porque su trabajo no es considerado tan imprescindible a pesar de que todo el mundo sabe que lo es.
En el caso de Alexander Emmanuel (Alex Rodríguez), A-Rod, su contracto con los New York Yankees firmado en el 2007 por 275 millones de dólares, puede considerarse para definir cómo el concepto del trabajo llega a su valor más ínfimo. Uno no aprovecha la frescura de una tarde de verano para ir a cobijarse debajo de un árbol y al mismo tiempo toma la oportunidad para recoger 275 millones de dólares. No, alguien tiene que ganarse ese dinero, lo hacen los trabajadores, se gana con el trabajo, los pagan los fanáticos, sea comprando los tickets de entrada o pagando los impuestos para construir un nuevo estadio.

La sociedad que no valora el trabajo, usará el dinero indebidamente, especialmente si ese dinero se obtiene explotando al trabajador o simplemente jugando pelota, mientras miles carecen de lo elemental. Cuando se explota al trabajador, cuando se le hurta su fuerza de trabajo, se está negando la oportunidad de gastar, se le niega la oportunidad de mantener a su familia dignamente, se le niega la oportunidad de educar a sus hijos, de pagar su renta de alquiler, o de comprarse una casa o tener unos ahorros necesarios para la seguridad personal o de los suyos. El trabajo no puede ser un artículo que se compra y se vende, el trabajador no puede ser alguien a quien se le despide sin miramiento de su empleo. El trabajo y el trabajador debe ser reevaluado a todos los niveles para que no sea un medio de hurto social por aquellos que acumulan riquezas de manera vergonzante.

El estado es el primero llamado a proteger y cambiar el concepto del trabajo. Con la globalización y el neoliberalismos, el trabajo y el trabajador han perdido y pierden, porque el estado es substraído de su misión como empleador y creador de empresas para ceder esa misión al sector privado a través de los consorcios o multinacionales, no sólo en Estados Unidos sino más allá de sus fronteras. Las Uniones o Sindicatos han perdido fuerza, y apenas negocian contractos con aumentos de salarios y viejas conquistas, dejando atrás las condiciones de trabajo, y la incidencia social del trabajo en la sociedad.

La tecnología en la comunicación a facilitado la expansión y el monopolio empresarial pero al mismo tiempo le ha restado capacidad al movimiento laboral. Las Federaciones cuentan con números limitados de negociaciones de contractos colectivos en los países del tercer mundo. Pero quien está llamado a proteger su producto es el trabajador más que cualquier otra entidad, no sólo en término de su valor nominal sino en término de su función social y medio de acumular riqueza a través de la producción. Los trabajadores deben presionar a los gobiernos para la implementación de medidas en favor del trabajador en relación con la seguridad social, plan de salud y mejoras económicas a través de proyectos y legislaciones.

El trabajo no es un castigo, es el medio más digno para la transformación de la naturaleza, disponibilidad de servicios y creación de medios necesarios para la vida y el bienestar de las futuras generaciones. El que no vive del sudor de su frente, de su esfuerzo, es porque ha asumido una función parasitoides, lo cual es muy propio de los que ven en el trabajo un medio de enriquecimiento. Es propio del sistema social contemporáneo ocupar los trabajos intelectuales, mejor remunerados, y dejar los trabajos manuales y que requieren esfuerzo físico a los trabajadores marginados de los privilegios de la sociedad. Esa formula es contraria a las posibilidades de progreso histórico de una comunidad. Todo trabajo debe ser digno de una paga relativa al valor de la función que se ejerza.

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...