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Henry Molina fue un modelo de laico
católico.
José Gómez Cerda
En ocasión del fallecimiento de Henry
Molina, viernes 19 de octubre 2018
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De Henry Molina se
pueden escribir varios libros, en esta ocasión voy a narrar nuestras relaciones
entre 1957 al 1965, que se mantiene intacta hasta la fecha.
Nos conocimos
durante la dictadura de Trujillo, en 1957, cuando él era miembro del Comité de
la Acción Católica y yo presidente de la Juventud Obrera Católica-JOC, en la
Iglesia San Juan Bosco, en Santo Domingo.
Yo acababa de
llegar de Santiago de los Caballeros, buscaba un ambiente religioso, en una
ciudad capital, donde la juventud tenía muy poco espacio para una vida
espiritual. Mi amigo Ramón Vásquez, oriundo como yo del barrio Baracoa, me
había orientado, él me integró a una Cooperativa de consumo en la Iglesia
Sagrado Corazón de Jesús, y me ingresó a la JOC, en la Iglesia San Juan Bosco.
Henry iba a
las reuniones de la JOC, acompañado de Pablo Nadal, que era también miembro de
la Acción Católica. Otros miembros de ese organismo eran Milagros Pratt y Juan
José Ayuso.
Juntos leímos
dos libros que eran prohibidos por la dictadura, que eran:
El Coraje de Vivir,
de Maxence Van der Meer, una biografía de José Cardijn, fundador de la JOC
Internacional, y En la Escuela de lo Social, sobre la situación social en la
España de Franco.
En la JOC
compartí con Porfirio Zarzuela, Luis Genion Power, Luis Lantigua, Ramón
Vásquez, Javier Prensa, y otros valiosos jóvenes.
En 1958 por
problemas político contra la dictadura de Trujillo salí al exilio y me instalé
en Nueva York, un año después lo hizo Henry Molina, ambos trabajamos en la
Juventud Obrera Católica, de Nueva York, en la sección hispana, donde yo era el
Presidente y Henry encargado de Relaciones Internacionales.
En Nueva York
conocimos a José Cardijn, el cura belga, fundador de la JOC. Ahí nos
reencontramos, además en la JOC-hispana participaban otros dominicanos como
Sabas Morillo y Rafael Peralta (Miguelito) y Virginia Mella. También estaban
Cristina Casanova, argentina, Osvaldo Sepulveda y Gladys Sánchez, cubanos, y
Héctor Vargas, puertorriqueño, y otros jóvenes, chilenos, brasileños,
mexicanos, puertorriqueños, nicaragüenses y cubanos. Nuestro asesor era el
Padre Jean Paul Casaboun. Nos reuníamos en la Iglesia de La Guadalupe, en la
calle 14, en el West Side, de Manhattan.
En esa ciudad
establecimos relaciones con Guido DAlessandro-Yuyo, Alfonso Moreno Martínez,
Mario Read Vittini, y otros exiliados, trabajamos juntos en la Delegación del
Frente Interno-DAFID, y participamos en la elaboración de los estatutos del
futuro Partido Revolucionario Social Cristianos.
Yo era el
secretario juvenil del Movimiento Pro Liberación Dominicana, que dirigía
Bienvenido Hazim Egel.
Desde Nueva
York viajé a Puerto Rico, Costa Rica y Cuba.
Durante un tiempo
fui a estudiar sindicalismo en la Universidad de Río Piedras, en Puerto Rico, y
colaborador de la JOC de esa isla. Ahí conocí a Emilio Máspero, un dirigente
argentino, encargado del área del Caribe de la Confederación de Sindicalistas
Cristianos (CLASC), por intermedio del Padre Salvador Freixedo, Asesor de la
JOC en Puerto Rico.
En Puerto
Rico compartí con Miguel Padilla, Moncho Fuentes, Toñita, Isabelita, Geñita, la
dominicana Norma González, Miguel Soto, Francisco Velásquez, Francisco García
(El Nica), Antonio Negrón, Juan Vera Vera, Blanca Acevedo, Hilda Maldonado,
Julio Cross Beras, (dominicano que estaba exiliado en esa isla). Francisco
Colón Gordiany, Pedro Grant, Bibiano Pizarro, Paulino Santiago, Luis Varela, exiliado
cubano, y otros jóvenes sindicalistas y militantes de la JOC. Allá estuvieron
también Guido D Alessandro y Alfonso Moreno Martinez, exiliados dominicanos.
Emilio
Máspero y Rafael Caldera organizaron un curso en Venezuela para un grupo de
jóvenes dominicanos que estamos exiliados, participando Henry Molina y yo, para
especializarnos en el sindicalismo,
Henry Molina y yo
participamos en un curso intensivo en Venezuela sobre Sindicalismo, Reforma
Agraria, Política y Asuntos Juveniles, evento que fue organizado por la CLASC
(después CLAT), el Instituto Nacional de Estudios Sociales (INES),
de Venezuela.
Ese grupo de
jóvenes dominicanos exiliados estaba compuesto por: Henry Molina, Caonabo
Javier Castillo, Prospero Morales, Prisco Morales, Ramón Harvey, José Antonio
Brea, Cucho Rojas Fernández y José Gómez Cerda.
Henry Molina
y yo participamos en el Congreso Extraordinario de la Confederación de
Trabajadores de Venezuela (C.T.V.), después del atentado de Trujillo
contra el Presidente de Venezuela Rómulo Betancourt. Ese fue el primer Congreso
de la CTV después de la dictadura de Pérez Jiménez. Además participaron en
actividades sindicales organizadas por la Confederación Autónoma de Sindicatos
Autónomos (CODESA).
Conocimos y
tratamos a varios dirigentes sindicales venezolanos, como Rafael León León,
Dagoberto González, Laureano Ortiz, y a varios cubanos que llegaron exiliados y
se instalaron en Venezuela como Eduardo García Moure y José de Jesús Plana.
Nuestros
profesores fueron Emilio Máspero, Rafael Caldera, Luis Herrera Campis,
Arístides Calvani y otros destacados sindicalistas y políticos venezolanos.
Cuando
Trujillo fue asesinado el 30 de mayo de 1961, nos encontrábamos en Venezuela,
haciendo el curso sindical y político.
Henry Molina
y yo regresamos a Santo Domingo a fines de enero del 1962, nos acompañó Emilio
Máspero. Preferimos quedarnos en el extranjero para capacitarnos más, para
servir mejor a la sociedad dominicana.
El 29 de enero de
1962 se realizó en Primer Encuentro de Trabajadores Cristianos, en el local del
Instituto Comercial Juan Pablo Duarte, en Villa Duarte, Santo Domingo. Esa
reunión fue presidida por Emilio Máspero, Secretario General Adjunto de la
Central Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos (CLASC). Entre los
participantes estaban Jesús Caminero Morcelo, Porfirio Zarcuela, Gabriel del
Río, José Gómez Cerda, Jorge Cruz Reyes, Henry Molina, Prisco Morales, Rafael
Hidalgo y otros.
Henry Molina,
Gabriel del Río y yo, participamos en la constitución del Instituto Nacional de
Formación Agraria y Sindical (INFAS), sus primeros cursos se realizaron en la
Casa Manresa, en Santo Domingo y en el Seminario Menor en Santo Cerro, La Vega.
Los cursos contaban con la colaboración de los Padres Manuel González Quevedo,
José Arnaíz, José Llorente y Benavides, en Santo Domingo; y Francisco Guzmán,
en el Santo Cerro.
En marzo los
trabajadores de los Ingenios Catarey, Esperanza, Amistad y Monte Llano
realizaron una huelga. Entre los dirigentes sindicales estaban José Altagracia
Telleria, del Ingenio Catarey, Mon Spencer, de Monte Llano, “El viejo Pou”, del
ingenio Esperanza, y otros líderes azucareros.
La CASC
defendió a los trabajadores azucareros, lograron un aumento salarial de 0.60
pesos diarios a 3.20, inmediatamente esos sindicatos se afiliaron a la CASC,
luego lo hicieron otros sindicatos azucareros de San Pedro de Macorís.
Henry Molina
estudió Ciencias Políticas y Agrarismo en el Instituto Nacional de
Estudios Sociales (INES), en Caracas, Venezuela 1961-1962;
Derecho del Trabajo, Negociaciones Colectivas y Economía, en el Instituto
Internacional de Estudios Sociales (IES), situado en Colombia, en 1963. Derecho
Internacional del Trabajo, en el Instituto de Estudios Laborales de la OIT, en
Ginebra, Suiza en 1964.
A fines de
agosto de 1962 se celebró el PRIMER CONGRESO NACIONAL DE TRABAJADORES
DOMINICANOS, organizado por la CASC, en el local de la Hermandad Cigarrera de
Santiago, con la participación de 300 delegados oficiales, y con la presencia
del Gobernador de Santiago Dr. Virgilio Maynardi Reyna.
El Primer
Congreso de la CASC eligió a Jesús Caminero Morcelo, como Secretario General.
En la directiva estaban también Gabriel del Río, Porfirio Zarzuela, José Gómez
Cerda, Rosendo López, Henry Molina y otros destacados jóvenes sindicalistas.
Un mes más tarde se
celebró en el local “Madre y Maestra”, de La Vega, el congreso constitutivo de
la Federación Dominicana de Ligas Agrarias Cristianas- FEDELAC, donde la CASC
estuvo representada por Henry Molina, José Gómez Cerda y Francisco José Bidó, además
participó Rangel Parra, dirigente agrario venezolano, en representación de la
Federación Campesina Latinoamericana FCL, y el Padre Francisco Guzmán. SJ.
El Congreso
eligió a Prisco Morales, como Secretario General, además estaban Ramón Vásquez,
Luís Estrella, Rafaelito Bencosme, y otros líderes campesinos cristianos.
La CASC
realizó unidad de acción con diversas organizaciones sociales, entre ellas con
el Bloque Revolucionario Universitario Cristiano (BRUC), que eran dirigidos por
Bernardo Defilló, José Joaquín Puello, Lucas Rojas y otros líderes
universitarios.
El primer dirigente
de la CASC que viajó para representar a los trabajadores dominicanos fue Henry
Molina, que participó como delegado oficial a la Conferencia de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), en 1962. Con sólo 21 años era el delegado
oficial más joven en esa Conferencia mundial. Se integró a la Comisión de la
OIT sobre seguridad social.
Luego Gabriel del
Río viajó a Alemania, para estudiar durante un año, con una beca de la
Fundación Konrad Adenauer.
Henry Molina
representó la CASC en el organismo de dirección del seguro social dominicano, y
fue él quien propuso el cambio de nombre de Caja Dominicana de Seguros
Sociales, a Instituto Dominicano de seguros sociales-IDSS, y que ese organismo
fuera dirigido por un grupo tripartita, donde fueran representados los
trabajadores, los empleadores y el Estado, en forma de igualdad. Durante muchos
años fui su suplente en el IDSS.
El 25 de
septiembre un golpe de Estado derrocó el gobierno del Profesor Juan Bosch.
Henry Molina, junto a otros dirigentes de la CASC, fue uno de los primeros
dirigentes sociales en ser encarcelado por militares del gobierno golpista del
Triunvirato.
En agosto de
1964, cuando el Gobierno del Triunvirato pretendió modificar las aportaciones
de los trabajadores para el sostenimiento del Seguro Social. La Ley 360
pretendía modificar la Ley 1896, sobre Seguros Sociales, para que los
trabajadores y los Empleadores aportaran el doble (del 2 ½% al 5%), la CASC
hizo una huelga general, esta ciudad se inició en Santiago, luego tuvo un
carácter nacional.
Todos los
miembros del Comité Ejecutivo Nacional fueron hechos prisioneros por la policía
nacional, con amenaza de ser deportados.
Yo estaba esos días
en Panamá, cuando regresé toma la dirección de la CASC, fui escondido por el
Padre Marcial Silva, y discutí la solución a la huelga.
Esta
actividad le costó mucho a la CASC, el gobierno la declaró ilegal, cientos de
directivos sindicales fueron despedidos de sus puestos de trabajo, y decenas de
sindicatos se des-afiliaron de la Confederación, entre ellos parte de los eran
empresas del Estado, y de la industria azucarera.
Ese mismo año
la CASC hizo su segundo Congreso Nacional y eligió a Henry Molina como
Secretario General, quedando yo como Secretario Nacional de Organización, y
encargado de la región del Norte. También estaban Gabriel del Río, Porfirio
Zarzuela, Rosendo López, Francisco José Bidó, y otros valiosos dirigentes. La
CLASC estuvo representada por Eduardo García, de Curazao participó Oscar
Semerel.
Por
indicación del Comité Ejecutivo Nacional de la CASC, Henry Molina viajó a
Puerto Rico, a reunirse con el Profesor Juan Bosch, en preparativos para
derrocar al gobierno del Triunvirato, que tomaba medidas contra los
trabajadores. La CASC estuvo enterada y participó en el proceso de conspiración
contra el gobierno ilegitimo.
Desde la fundación
de la CASC. El dirigente que tuvo mayor carisma, por su forma de actuar, hablar
y orientar, era Henry Molina.
Cuando comenzó la
revuelta contra el Triunvirato, el 24 de abril de 1965, la CASC no vaciló en
apoyar el movimiento constitucionalista, y en una presentación en el Canal 4,
de Radio Televisión Dominicana, todos los miembros del Comité Ejecutivo
Nacional, nos presentamos, y fue Henry Molina, en su calidad de Secretario
General quién leyó el manifiesto de los trabajadores apoyando el retorno a la
constitucionalidad y el regreso del profesor Juan Bosch, como presidente de la
República.
En su casa,
situada en la Calle Pimentel, de Santo Domingo, nos instalamos los dirigentes
de la CASC que vivíamos en el interior, entre ellos Francisco José Bidó,
Francisco Santos y yo, para participar en las actividades que realizó la CASC
durante la revolución, y ahí se formó el Comando Armado de Sindicalistas
Cristianos-CASC, siendo Henry Molina, el comandante.
Una noche,
como a las diez, llegó frente a la casa de Henry un tanque de guerra
norteamericano, todos entramos en miedo. Nadie podía enfrentar esa situación…
de repente salió un haitiano llamado Lamarque, amigo de la CASC, y dijo que se
había robado ese aparato, sólo iba dormir a la casa de Henry. Al otro día
temprano entregamos el tanque al Comando superior, encabezado por Caamaño,
quién agradeció el gesto de Lamarque. Fue el primer tanque de guerra que tuvo
el movimiento constitucionalista…
Durante todo
el proceso de confrontación militar en Santo Domingo, Henry Molina representó a
la CASC (sindical y militarmente), ante el gobierno constitucional que dirigió
el coronel Francisco Alberto Caamaño. Recuerdo que él y yo estuvimos en el
Palacio Nacional horas después que yo bombardeado por las fuerzas aéreas
dirigidas por el General Elias Wessin y Wissen.
Tuvimos una
reunión con Alejandro Magnet, chileno, representante de la Comisión de la
Organización de Estados Americanos -OEA, y al año a él le sorprendió que los
sindicatos cristianos apoyaran el movimiento constitucionalista, pues todos los
organismos internacionales decían que era una confrontación entre los
constitucionalistas, comunistas, y anti-constitucionalistas,
pro-norteamericanos. Él le solicitó a Caamaño que enviara un delegado sindical
al exterior para explicar esta situación.
Yo salí al
exterior, a representar a los trabajadores y el gobierno constitucionalista,
estuve en Venezuela, Chile y México, también visité Nueva York y Washington, en
actividades del sector constitucionalista,
Conversé en
Venezuela con el presidente Raúl Leoni, en Chile con el presidente Eduardo Frei
Montalva, en México tuve una rueda de prensa con periodistas internacionales,
después me instalé en Puerto Rico, diariamente me reunía con Carmen Peña, en
ese entonces novia de Henry Molina, que era azafata de la Compañía Dominicana
de Aviación- CDA, e intercambiaba comunicaciones escritas entre Henry Molina y
yo.
A fines de junio regresé al
país, después de realizar mis actividades internacionales. Cuando llegué al
aeropuerto dominicano me salvé gracias a Henry, que llamó al encargado del
aeropuerto, fingiendo la voz del Nuncio Apostólico, diciéndole que yo era un
alto funcionario internacional que venía para buscar una solución al conflicto
armado, pude entrar al país son problemas, inclusive el funcionario pidió que
no me registraran mi equipaje, y me mandó a la ciudad de Santo Domingo con
su chófer.
Henry Molina
participó en todas las actividades del movimiento constitucional, en
representación de la CASC, como comandante del grupo de trabajadores de la
Confederación y como del Comando.
José Gómez Cerda
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