martes, 4 de agosto de 2015

EMILIO MÁSPERO: Visionario y Militante




Luis Enrique Marius

El 31 de Mayo se cumplieron 6 años de la partida al Padre del Cro. Emilio Máspero, a quién recordamos con todo el afecto que se mereció como compañero, amigo y hermano. Ante tal ocasión, le pedimos al Cro. Alfredo Di Pacce, uno de los dirigentes fundadores de la CLAT, a quién agradecemos muy especialmente este aporte, se refiriese a las dos características más relevantes del dirigente sindical argentino y latinoamericano: de visionario y de militante. (L.E.M.) (13)

Esta expresión: «visionario y militante», caracteriza cabalmente los rasgos más sobresalientes del perfil de Emilio Máspero como conductor y hacedor de las formas de pensamiento y de acción de la CLAT(14) y de su proyección al plano mundial.

Dos hechos fundamentales marcaron a Emilio en la construcción de una sólida estructura de pensamiento, y en los diversos modos y prácticas de su acción militante: «Durante la segunda mitad de la década del ́40, Emilio transitó un tiempo de intensa y sistemática formación personal de contenido humanista y cristiano, que se llevó a cabo en dos etapas: la primera transcurrió en Córdoba (Argentina) y la segunda tuvo lugar, ya en 1950, en el Colegio Máximo de San Miguel (Buenos Aires), ambos centros de formación de la Compañía de Jesús (SJ). En este año, Emilio tomó contacto e intensificó sus relaciones con un grupo de militantes jocistas que frecuentaban el Colegio Máximo. Posteriormente y junto a ellos, decidió abandonar esa casa de estudios para trasladarse a la localidad de Munro, suburbio industrial del norte del Gran Buenos Aires.

Así se estableció la JOC, por iniciativa y con la conducción de Emilio, y comenzó una original e inédita experiencia: la creación de una comunidad de trabajo, en una precaria construcción, donde convivían comunitariamente los protagonistas de una actividad que profundizará en Emilio el espíritu solidario. Al poco tiempo, bajo su impronta, el lugar se convirtió en un centro generador de militantes y la JOC consiguió extenderse por numerosas parroquias de la zona. No faltaron dificultades y tropiezos que fueron superados porque Emilio supo transmitir al grupo, a través de su testimonio personal, el sentido de la acción militante y del compromiso con la juventud trabajadora»(15).

El otro hecho comienza en Abril de 1957 cuando Emilio viaja a Europa y en un intenso periplo de más de un año realiza una enriquecedora experiencia. «Contactó organizaciones y personalidades del quehacer social cristiano en toda Europa, al mismo tiempo que profundizaba sus conocimientos y saberes, ampliando y consolidando su ya reconocida capacidad de análisis con diversas actividades de capacitación y formación en instituciones académicas de renombre internacional, tales como la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y el Centro de Acción Popular de París. En este lapso también participó en el Congreso Internacional de la JOC, celebrado en Roma (Italia), integrando la delegación argentina y apoyando vigorosamente las posiciones de los delegados latinoamericanos»(16).

Desarrollar casi medio siglo del continuado y acendrado compromiso de Emilio con el quehacer sindical y social supera el límite de este trabajo. En apretada síntesis se puede afirmar que nada le era ajeno. Emilio fue militante por naturaleza y por convicción. Fue un lector incansable. Orador profundo y convincente. Conversador persuasivo, desarrollaba una gran capacidad para escuchar y comprender. Dueño de sólidas convicciones y fuerte personalidad, sostenía con firmeza y frontalidad sus ideas, pero frente al disenso tenía la virtud de modificar y, aún resignar sus puntos de vista, si se presentaban argumentos sólidos y fundamentados.

Fue un escritor prolífico, su producción fue el resultado de análisis profundos y certeros. Emilio poseía una extraordinaria capacidad de trabajo exigiendo todo a quienes lo acompañaban en la tarea, privilegiando siempre las diversas formas del trabajo en equipo. La militancia era para Emilio, pasión y servicio.

Esta concepción de la militancia acompañó a Emilio en los innumerables viajes y misiones que realizó, y que le permitieron conocer de cerca diferentes aspectos de la realidad de los lugares visitados.

Emilio no era muy afecto a meras formalidades sociales o eventos exclusivamente de dirigentes, si bien los aceptaba en función de sus responsabilidades. En cambio privilegiaba el contacto directo con las personas y organizaciones testigos y protagonistas comprometidos con la tarea sindical y social. Disfrutaba participando en reuniones de base de las comunidades, incluyendo comidas y hasta celebraciones familiares.

Escuchaba con particular atención reclamos por los sufrimientos e injusticias de la extrema pobreza y la marginación. Dentro de los reducidos márgenes de su apretada agenda siempre encontró un tiempo para participar y animar encuentros de formación y capacitación de cuadros, actividad a la que adjudicaba vital importancia en el contexto del Movimiento de los Trabajadores. El Instituto Internacional de Estudios Sociales – IIES- creado en la década del 60 en Santiago de Chile; el Instituto Latinoamericano de Estudios Sociales – ILATES – y luego la inédita y original creación de la Universidad de los Trabajadores de América Latina – UTAL – con sede en Caracas (Venezuela) fueron resultado de la iniciativa y la constante dedicación de Emilio en el tema de la formación y capacitación de los trabajadores. Analista reflexivo y profundo, de a ratos polémico, Emilio siempre estuvo abierto a los aportes de diversas corrientes de pensamiento, evitando quedar aprisionado en dogmatismos ideológicos o políticos.

A sus cualidades de metódico e incansable observador de la realidad, Emilio agrega una clara y definida visión política y estratégica que concluye en la elaboración de ideas y propuestas que resultan verdaderos anticipos de una realidad por venir, y lo convierten en un auténtico visionario. Algunos testimonios corroboran esta afirmación.

Ya instalada la Revolución cubana, tras la caída de Batista, Emilio llega a Cuba el 10 de Abril de 1957, cumpliendo una misión de la CLAT. En tres semanas desarrolla una intensa actividad de contactos y reuniones con dirigentes sindicales, sociales, políticos y miembros de la Iglesia, priorizando, en estas tareas a militantes de la JOC de Cuba que ocupaban importantes posiciones en la CTC -R(17). Completa su labor difundiendo, por diversos medios, los principios y objetivos de la CLAT. En este contexto un significativo número de dirigentes de la CLAT participó de los festejos del 1º de Mayo en La Habana. Finalizada la celebración Emilio elaboró un detallado informe político que fue base e inspiración de un documento de la CLAT, que en sus párrafos centrales expresaba: «Declaramos sinceramente que en la actual fase revolucionaria no se trata de consolidar la revolución como un fin en sí mismo, sino la libertad integral del pueblo cubano por la cual lucharon todos, todos sufrieron y muchos murieron. La Revolución debe ser el medio histórico al servicio de la libertad y de la justicia social. Afirmamo que la libertad conquistada solamente se consolidará profundamente con las garantías a los derechos humanos, con una política económica y social fundamentadas en la dignidad de la persona humana, la justicia social y la solidaridad, con el ejercicio de una democracia real y eficaz»(18).

Finalizando, el documento condiciona su contenido con la siguiente expresión: «Declaramos finalmente, que la Doctrina Social de la Iglesia, inspirada en valores humanistas y cristianos, en la dignidad humana, en la justicia social, en la libertad y la solidaridad social, tiene la suficiente fuerza y eficacia para servir de basamento a todos los esfuerzos revolucionarios por construir un orden económico, social y político nuevo y mejor…»(19).

En la citada obra se relata un episodio revelador de la capacidad anticipatoria de Emilio: «Poco antes de su despedida de Cuba, Máspero entregó un memorando al Secretario General de la CTC-R donde vislumbraba, de forma impresionante, la estrategia de los comunistas para tomar el control de la misma.

Máspero advirtió al Secretario general de la CTC-R, no subestimar a los comunistas, a pesar de las momentáneas avasallantes victorias del «Movimiento 26 de Julio» en las elecciones sindicales.
En el momento oportuno, éstos intentarían por todos los medios, presentar a los sindicalistas de este Movimiento frente al pueblo como reaccionarios, burgueses y fascistas, valiéndose de reivindicaciones exageradas y campañas difamatorias, para obtener así el poder»(20).

La carta de Río, elaborada por Emilio y dada a conocer en Marzo de 1964 durante el VII Congreso de la CLAT celebrado en Brasil, sobre la Integración y Unidad de América Latina, manifiesta, una vez más las dotes anticipatorias de Emilio, al volcar en ese documento ideas y propuestas que mucho tiempo después se expresarían en fórmulas concretas en los diversos procesos integratorios que se sucedieron en América Latina(21).

La carta de Río sobre la unidad e Integración de América Latina se constituyó en pionera de un permanente y sistematizado proceso de construcción de pensamiento y de actividades concretas desarrolladas por la CLAT, con la inspiración y conducción de Emilio.
La unidad sindical y la constitución del Movimiento de los Trabajadores son temas básicos en la elaboración del proyecto político de la CLAT, temas a los cuales Emilio dedicó, con verdadero fervor militante, una medulosa y continuada tarea de seguimiento y análisis proyectada en reflexiones estratégicas de verdadero contenido anticipatoria.

Este proceso se puede observar en los contenidos de los informes políticos y de orientación presentados por Emilio en los Consejos Continentales y en los Congresos, sobre todo a partir del VI Congreso realizado en Los Caracas (Venezuela) en Noviembre de 1971(22). La conclusión de esta tarea, propia de un conductor como Emilio, se expresa en el profético informe político y de orientación presentado al XI Congreso de la CLAT realizado en Noviembre de 1998 en la ciudad de México. Este documento ha sido considerado con toda justicia, como el testamento político de Emilio Máspero.

Al analizar el posicionamiento del movimiento sindical finalizando el siglo XX, Emilio afirma: «Es preciso considerar que los cambios y los desafíos que hemos señalado en nuestros análisis de la actual situación mundial, junto con los cambios radicales en el mundo del trabajo, están produciendo un verdadero «terremoto» sindical que sacude las bases mismas del movimiento sindical, la propia razón de ser de las organizaciones de los trabajadores y sus raíces más profundas. Se puede afirmar que al finalizar el siglo XX todo el movimiento sindical sin ninguna excepción está muy radicalmente interrogado, interpelado, cuestionado y desafiado. Hay más preguntas que respuestas y propuestas. Si bien se constatan algunas iniciativas limitadas y dispersas para respondes a las nuevas situaciones, el grueso del movimiento sindical internacional está todavía más bien a la defensiva y es poco lo que ha avanzado en su renovación y reestructuración para estar en buenas condiciones para jugar un nuevo y más agresivo protagonismo en el siglo XXI.

La tónica que prevalece es que el movimiento sindical internacional está condenado a refundarse y si no lo hace estará condenado a desaparecer del escenario mundial. Continuar haciendo lo mismo, de la misma manera, con los mismos resultados, precipitará aun más su desaparición, especialmente en un mundo cada vez más desfavorable a las organizaciones de trabajadores»(23).

En referencia a la propuesta de construir el Movimiento de los Trabajadores, Emilio expresa en este documento: «La tarea del sindicalismo, si quiere sobrevivir y desarrollarse en tanto que movimiento portador de liberación personal y social y como actor clave de transformación de la sociedad, debe ampliarse con mayor claridad que en el pasado más allá de la estricta defensa de los trabajadores en tanto que tales en sus lugares de trabajo. Ante el agotamiento de los distintos contenidos y formas del sindicalismo tradicional, se abre camino la idea de un nuevo sindicalismo tipo movimiento social con capacidad de agrupar y representar a los trabajadores en sus distintas situaciones y problemáticas.

Se trata de ir más allá de un sindicalismo que ha quedado limitado muchas veces a las categorías mejor protegidas y pagadas de los trabajadores, a fin de asumir la defensa y la representación de los más débiles, de los más pobres, de los más desprotegidos, que en muchos países son la mayoría de la clase trabajadora. Se apunta a un reencuentro de fondo del sindicalismo con la lucha por la justicia social para todos los trabajadores y al mismo tiempo a nuevos conceptos y prácticas de solidaridad»(24).

Una constante preocupación de Emilio fue sostener con vehemencia la decisiva importancia del elemento valórico como parte sustancial de la organización de los trabajadores, y así lo señalaba en su informe político y de orientación: «Ante el fracaso del sindicalismo puramente economicista y pragmático, se ha puesto de moda hablar de la necesidad de un sindicalismo de valores. La CLAT desde que se fundó en 1954 se propuso ser una organización de trabajadores inspirada en valores y principios emanados del humanismo cristiano y de los valores históricos del movimiento obrero.

La experiencia histórica de los movimientos sociales y sindicales que se han desarrollado en la región durante el siglo XX, permiten comprobar que sólo aquellas organizaciones que se inspiraron en ideas, en valores y principios, en una sólida filosofía social, pudieron perdurar y desarrollar un protagonismo relevante. Las que no tuvieron estos elementos, desaparecieron sin pena ni gloria.
El siglo XXI será todavía más exigente y desafiante en este sentido. Sólo un sindicalismo de valores podrá avanzar con eficacia en los tiempos y en los espacios del tercer milenio»(25).

Emilio se incorpora al sindicalismo internacional participando activamente en los Congresos de la CISC(26) en París en 1961 y en Lieja en 1964. A partir de entonces desarrolla una intensa y fructífera labor en el ámbito internacional con un fuerte protagonismo y presencia en las actividades de la CMT especialmente en el proceso de evolución de la CISC a la CMT, colaborando con la profundidad de su pensamiento y la genialidad de sus propuestas estratégicas.

En el XVI Congreso celebrado en Luxemburgo, Emilio es designado Vicepresidente de la CMT. En esta responsabilidad profundiza su compromiso protagónico y militante donde su aporte clave lo constituye la elaboración del Informe de Orientación al XVIII Congreso celebrado en 1973 en Evián (Francia), que se titula «Solidaridad y Liberación. Perspectivas y bases de una estrategia de la CMT». En este documento, de casi 600 páginas, resultado de tres largos años de trabajosas consultas a todos los niveles, Emilio expone toda la riqueza y profundidad de su cosmovisión frente a los constantes y variados desafíos que debe enfrentar el Movimiento de los Trabajadores. En su momento, este documento fue considerado como «una obra profética»(27).

El proceso de unificación sindical iniciado, de manera oficial en el año 2004, en Europa y con proyección a las regiones de América Latina, Asia y África, parece darle razón a esta afirmación. Es pertinente señalar aquí que Emilio concebía la unidad del movimiento sindical como un medio y no como un fin en si mismo. Siempre se refirió a la unidad de acción y a la unidad programática, evitando que la misma se convirtiera en una simple «fusión» sin valores ni identidad, sospechosa y peligrosamente funcional a lo más negativo de la globalización neoliberal.

Emilio nunca pensó la constitución del proyecto de la CLAT sin la base indispensable de la militancia, y así lo afirmó: «Para esto hacen falta hombres y mujeres convertidos en sujetos militantes que apuestan con obstinación y fe a la vida, a la esperanza y a la utopía, con energías suficientes para hacer frente a todas las situaciones, a todos los contratiempos, a todas las adversidades y operando muy activamente en todos los niveles de la CLAT. Sujetos militantes que no se mueven por una paga, sino por la mística de la causa en la que creen y operan con espíritu de gratuidad. ¡Lo contrario de hoy que nadie hace nada si no se paga!(28).


Para resumir el espíritu de este artículo se puede asegurar que Emilio Máspero fue alguien que pensaba como un hombre de acción y actuaba como un hombre de pensamiento.

Tomado de: http://www.celadic.org/documentos/aportes/aportes_3.pdf
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Emilio Máspero, nació en Santa Fé –Argentina- hijo de migrantes italianos el 27 de Noviembre de 1927 y falleció en Caracas -Venezuela- el 31 de Mayo del 2000. Fué dirigente sindical metalúrgico y dirigente de la JOC en Argentina, Secretario General de la CLAT (Central Latinoamericana de Trabajadores) y Vicepresidente de la CMT (Confederación Mundial del Trabajo).
(13) Emilio Máspero fue nombrado «Caballero Comendador de la Orden de San Gregorio Magno» por Su Santidad Juan Pablo II, el 22.Octubre.1993. Nombramiento impuesto por S.E.Roger Cardenal Etchegaray, el 4 de Diciembre de 1996.

(14) Central Latinoamericana de Trabajadores. Desde su fundación, en 1954, y hasta octubre de 1966 se denominó Confederación Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos – CLASC. A partir de 1966 y hasta noviembre de 1971 mantuvo las mismas siglas pero designando a la Confederación Latinoamericana Sindical Cristiana. En noviembre de 1971 adopta su actual denominación: CLAT.
(15) Emilio Máspero: un camino de realización. 2004. pág 27-28.
(16) Op. cit. Pág 29

(17) CTC Confederación de Trabajadores de Cuba – Revolucionaria
(18) Dr. Gerhard Wahlers «Nace una alternativa» Ed. Saeta, Pág. 96
(19) Op. Cit., pág 97.
(20) Op. Cit , pág 100.

(21) VII Congreso Continental CLAT, Río de Janeiro 09/11 de Marzo de 1964.
(22) Ver archivo CLAT UTAL, San Antonio de los Altos, Caracas, Venezuela.
(23) CLAT hacia el siglo XXI. Informe político y de orientación. XI Congreso CLAT. Ed FLATES. Caracas, Venezuela.1999 Versiónm original, págs. 29 y 30.
(24) Op. Cit. Págs. 31 y 32.
(25) Op. Cit. Pág. 68.

(26) CISC – Confederación Internacional de Sindicalistas Cristianos, actualmente CMT (Confederación Mundial del Trabajo).

(27) Emilio Máspero. Un camino de realización. 2004. Pág. 295.
(28) La CLAT hacia el Siglo XXI. Informe político y de orientación al XI Congreso CLAT. Ed. FLATES – Caracas, Venezuela 1999. Versión Original. Pág. 78.

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...