domingo, 24 de enero de 2016

Los mitos en la historia oficial dominicana


Tirso Mejía Ricard
http://hoy.com.do/los-mitos-en-la-historia-oficial-dominicana-1-de-2/


La historia dominicana oficial ha sido desde siempre un instrumento de dominación ideológica colonial y neocolonial, creando mitos que justifican de alguna manera el interés de los sectores sociales dominantes y de las potencias mundiales actuantes.
Hoy me referiré brevemente a los sucedido en los siglos XIX y XX, desde que España cedió la totalidad de la isla a Francia en 1795, en virtud de la Paz de Basilea, como botín de guerra a cambio de la devolución a la metrópoli hispana de las plazas que había conquistado Francia al oeste de los Pirineos.
Se puede recordar que en 1798, John Adams, segundo Presidente de Estados Unidos, entonces en conflicto con Francia, armó al régimen de Toussaint L’Ouverture y se adueñó del comercio de la cuasi independiente nación vecina. Este, con esas armas ocupó la parte oriental para integrarla a su territorio. Entonces, la invasión francesa con el apoyo importante de los dominico- españoles encabezados por Juan Barón, permitió a Francia mantenerse en nuestro territorio.

En 1805, el jefe haitiano Dessalines trató de incorporar nuestro territorio, fracasando nuevamente por la ayuda de los dominico-españoles, por temor a Haití; pero la Era de Francia terminó en 1808-1809 gracias a una combinación de fuerzas francesas e inglesas con el apoyo decidido de los hateros dominicanos encabezados por Juan Sánchez Ramírez, para entregarle la soberanía de nuestro país a un rey traidor y contrarrevolucionario (Fernando VII), que nos hizo caer en el atraso absoluto de la España Boba.
En 1821 José Núñez de Cáceres protagonizó la primera independencia dominicana, que no obstante sus inconsistencias le merece el título de padre de la patria, tanto como los que tuvieron en su momento Hidalgo en México, Miranda en Venezuela y Céspedes en Cuba, considerados allí padres de la patria, aunque solo lograron controlar una pequeña parte de sus territorios; por poco tiempo los dos primeros y el tercero por 10 años.

La segunda independencia dominicana fue en realidad la separación de Haití, ya que ocupó el país y lo integró a ese país con la connivencia de malos dominicanos, cuya élite convivió sin mayores problemas por veinte años. Pero desde el día siguiente de esa separación, el 28 de febrero de 1844 pasó a controlar el país por 17 años a través de los “prohombres” Bobadilla, Santana, Manuel Jiménez y Báez, quienes tuvieron al hatero hispanófilo Sánchez Ramírez como héroe nacional de una república independiente en la que no creían.
Esa guerra dominico-haitiana se libró en nombre de la separación, del 1863 al 1865, la de mayor raigambre popular fue ganada por campesinos descalzos encabezados por generales casi analfabetos en la que pelearon dominico-haitianos como Luperón y Heureaux, pero asociados con anexionistas baecistas, quienes poco después de la desocupación española (1865) se adueñaron del poder y por lo menos en tres ocasiones (1868,1875 y1898) intentaron incorporar nuestro territorio a los Estados Unidos de América.

Seguiremos…

Parte 2

Un análisis objetivo del proceso emancipador del pueblo dominicano, nos señala claramente que Núñez de Cáceres fue el padre fundador del primer Estado dominicano, en 1821, de España, como el resto de Hispanoamérica. aunque no pudo unirlo y movilizarlo para mantener la independencia.
Juan Pablo Duarte fue el verdadero forjador de la conciencia nacional, por lo cual le corresponde el título de apóstol de nuestra independencia, como lo fue José Martí para Cuba. Duarte no estuvo presente en la gesta del 27 de febrero del 1844, cuando este pueblo encabezado por Francisco Sánchez proclamó la República Dominicana, a golpes de heroísmo; con la Separación, por lo que merece el título de El Libertador. El primero en ser denominado como tal fue Pedro Santana, por haber dirigido las guerras dominico-haitianas; pero éste terminó por entregar la patria a la metrópoli hispana.
Haití nunca fue una potencia colonial, sino un país que luchó como el que más por su independencia, que absorbió temporalmente nuestro territorio; por lo que esa gesta no se denominó “Independencia”, sino “Separación”, hasta la Restauración de la República (1865); tal como sucedió con Centroamérica de México y luego los demás países de Guatemala; Bolivia del Perú; Ecuador, Venezuela y Panamá de Colombia, y el estado de Texas de México, antes de incorporarse a los Estados Unidos.

El antihaitianismo dominicano quedó como secuela de invasiones anteriores de L’Ouverture y Dessalines y de las guerras dominico-haitianas que hicieron casi desaparecer de la historia oficial la llamada Independencia Efímera, para asumir como tal la Separación del 1844, al punto de que hasta la avanzada escuela de Historia de la UASD todavía hoy enseña en su ciclo básico solo la evolución de nuestro pueblo hasta poco después de esa fecha, e ignora a las 25 ocasiones, mal contadas, en que los Estados Unidos han intervenido este país, incluyendo tres intervenciones militares propiamente: 1904, 1916 y 1965, además de otras en los años 1845, 1849,1850,1851,1858,1866,1868,1880,1889, 1905,1907, 1912, 1913, 1914,1930,1960, 1962,1963, 1965,1978 y 2000.

En el caso de Haití, debe tenerse presente que un gobierno suyo presidido por Fabré Geffrard hizo lo que pudo por ayudar al pueblo dominicano a luchar contra la reanexión de España entre 1861 y 1865, y que no pocos dominicanos de origen haitiano han dado ejemplos de patriotismo, desde Luperón a Jacques Viaud.
Es sencillamente ridículo hablar de una supuesta conspiración de Francia, Estados Unidos y Canadá para imponer la fusión de Haití con República Dominicana, cuando la penetración pacífica de los nacionales haitianos tiene motivaciones básicamente económicas, aunque sí ésta es masiva puede tener efectos sociales y políticos contraproducentes. Lo mismo podría decirse de millones de emigrantes dominicanos a Estados Unidos que pretenderían fusionar el país a la nación norteamericana; y así otras muchas nacionalidades que viven en ese país.

Los inmigrantes ilegales plantean problemas de empleo para los dominicanos, salud y control del medio ambiente; que resulta necesario controlar, así como eliminar los ghettos que son los antiguos bateyes, integrándolos culturalmente.

Lo que no podemos es cerrar totalmente las puertas a la migración ni al comercio con nuestros vecinos del oeste y del norte, porque es impracticable, aunque sí regularizarlos y reducirlos progresivamente. Lo demás es pura demagogia electorera dañina.

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...