Eramis Cruz
La locura no es un sinsentido, ni tampoco es extraña a ninguno. Como todas
las cosas, nada está encanillado en una especie de caracol. No todo puede ser
medido, en grados, centímetros o libra de esterlina. El grado de nuestra locura
tampoco. La mayoría de nosotros creemos que el loco se hace solo, del mismo
modo, que hemos aprendido a mirar las cosas sin relaciones entre sí. Lo peor
que un ser humano puede hacerse a sí mismo es negarse a conocerse en todas sus
dimensiones grandiosas, limitando su valor al asignarlo a elementos extraño a
su propia naturaleza. De ahí nace la expresión “no somos nada”, esto si que es
un sinsentido, porque la nada no existe, hasta que se demuestre lo contrario. Un
espacio puede ser vacío de lo que conocemos o de lo que necesitamos, como el oxígeno
imprescindible para respirar o el aire que un aeroplano necesita para volar,
pero eso no quiere decir que no hay allí otros elementos como el oxido de
carbono. Por muchos años la humanidad ha estado impedida del conocimiento o de
la ciencia, al ser ésta considerada un privilegio de los académicos y las élites
sociales. Inclusive, todavía hay millones de seres humanos que consideran el
conocimiento una ofensa al mismo Dios. No importa desde cuál ángulo lo miremos,
el desprecio por la vida induce a la baja autoestima. El hecho de que no le
afecte a usted no quiere decir que no afecte a mucha gente. Al final resulta
interesante entender que el espíritu no es más que la reacción de los elementos
ordenados de cierta manera. Es convincente como nuevas fronteras se descubren
en la medida que avanzamos por los senderos de la historia, como son los
resultados del estudio del ADN. En el futuro la manera de ver los misterios será
saber que no hay misterio alguno, sino falta de conocimiento de lo que se
conoce como realidad. La ficción es más vieja que ciencia, debió comenzar
cuando el ser humano fue capaz de pensar y de expresarse de alguna manera. Para
empeorar la situación, necesitamos reeducarnos debido a la manipulación del
aprendizaje y las inconsecuencias de las falsas percepciones. ¿Todo esto no
parece una locura?
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