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¿Diablo y qué es eso? “Todos son malos, no hay por
quién votar”. Esta frase se ha puesto de moda. Si, la miseria económica se
traduce en una miseria espiritual, no importa como se vista, no podrá ocultarse
que el dinero que entra a la cuenta no alcanza para cubrir muchas necesidades,
y menos para garantizar un futuro sin dependencia ni para enfrentar una
precariedad de salud, propia o de un familiar.
En el caso de la República Dominicana, se trata de
todo conglomerado de gente que no entiende que pertenece a una clase social y
que tiene intereses que debe defender, tanto al respecto del estado como de las
políticas económicas del sector privado.
A los partidos estercoleros que se han convertido
en corporaciones de vividores, no les conviene que la gente seria, como
Guillermo Moreno de Alianza País, ejerza funciones públicas y muchos menos que
sean alternativa de poder. Prefieren políticos mediocres, como el Penco, para
que la población piense que no hay nadie con capacidad de servir como
presidente o legislador.
Por el otro lado, que alguien te diga que tú no
tienes clase, creo que no hay peor insulto, especialmente, para quien pasa por
alto que el significado de las palabras también depende del contexto de la expresión.
Para la mayoría de las personas no tener clase significa ser un desajustado del
protocolo o las normas sociales.
La función de clase social ha sufrido una significativa
alteración causada por el cambio de las relaciones económicas y de trabajo del
llamado modelo neoliberal, específicamente la clase media, que era la base para
mejorar las condiciones de vida y activar la economía y con ello la inversión monetaria
o participación en los beneficios de las empresas. El sector del empleo
informal de quienes se ven forzado a sobrevivir es impactante.
La ampliación de la brecha entre los más ricos y
los pobres, no solo en los países bajo el desarrollo sostenido, sino en los países
de economía desarrollada como los Estados Unidos, ha inducido en los votantes
una desechable actitud o un comportamiento despectivo de sus deberes como
ciudadanos del sistema democrático. Elegir y ser electo es la base fundamental
en el ejercicio de la democracia como sistema político de naturaleza
capitalista. Hay que pensar en esto, el estado no puede dejarse en la mano de
ladrones de cuello blanco.
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