Dejando de lado eso de filosofar, nosotros crecimos oyendo jocosidades
sobre el trabajo. Lo primero que
comentaban era que el trabajo lo inventó un vago, y un poco más serio, aquello de que el trabajo lo impuso Dios como
castigo. Era una referencia al trabajo mal pagado, a la explotación del hombre
por el hombre. Pero cuando se pudo leer y hablar de socialismo, del comunismo,
del materialismo, e inclusive, de la social democracia, a la par con los
grandes filósofos mundiales de la vieja Europa, uno se da cuenta de todo lo que
el trabajo significa en la vida de todos los tiempos.
Todavía hay mucha gente que a conciencia no entiende esto, porque simplemente
cree que eso de libros, de lecturas, y de debates sobre cosas de carácter filosófico,
es asunto de gente de academia o de alguna manera, gente con un perfil
sobresaliente por su posición social o la envergadura de su cerebro
distinguido.
Para la gente común lo más natural es que hay que trabajar para vivir.
No le viene a la mente que fue por razones muy específicas que la influencia del
nuevo modelo de economía conocido como “neoliberalismo o globalización”, ignora
el papel del trabajo en la sociedad en su relación intrínseca con la persona
del trabajador como elemento de
determinación social, o lo que es lo mismo, el poder del trabajador, hombre o
mujer.
El trabajo no es solamente generador de riqueza, sino que es la fuerza
que prácticamente determina las relaciones económicas entre quien ejerce el
trabajo y quien paga por él. Es por eso que este nuevo modelo económico
minimiza el papel del estado como generador de mano de trabajo por medio de las
empresas públicas.
Pues lo primero que han hecho es corromper a los líderes sindicales y
debilitar o eliminar los sindicatos y las organizaciones de los trabajadores,
locales, regionales, nacionales e internacionales. Han sobrevivido aquellos
sindicatos que son por naturaleza similares a empresas o corporaciones ya que
reciben alto susidios económicos del gobierno, un ejemplo son los sindicatos de
chóferes o conductores de vehículos.
Como es conocido, muchos estados de los Estados Unidos, han legislado,
están legislando, o tienen en proyecto a corto o mediano plazo legislar para disminuir
los beneficios de pensiones y contratos de trabajo de empleados y trabajadores
públicos. En el caso de las pensiones tienen que hacerlo por medio de la
modificación de las leyes que los establece ya que no son simples contratos o
acuerdos entre las partes, como el caso de los contratos colectivos.
En todas las épocas, incluyendo aquellas en que la esclavitud tuvo más
auge en sus diferentes manifestaciones, el trabajo ha contribuido con el
progreso de la humanidad y con la misma transformación del hombre como lo
demostró Charles Darwin.
Pero hay una cosa muy importante que debe ser observada, el trabajo que
desvaloriza a la persona humana, o sea al trabajador, para convertirle en una
maquina productiva, pierde su esencia y en vez de contribuir elevando la
dignidad del ciudadano le rebaja a nivel de animal con capacidad de locomoción.
En este sentido, la sociedad y principalmente el Estado, debe de
ocuparse en establecer las leyes necesarias y los cambios de infraestructura
para que el trabajo sea un verdadero medio de vida digna para todas las
personas y principalmente para las familias.
Pero parece carecer de lógica que siendo el trabajador y las
trabajadoras los dueños de su energía, de sus habilidades y de sus destrezas y
estañando protegidos por las leyes positivas y naturales, que ellos no estén en
la capacidad real, o puedan provocar la relación de fuerza para traer la
balanza social a su favor.
En todos los sistemas sociales modernos se ha querido presentar a los
trabajadores y a las trabajadoras como simples ciudadanos, no como una clase
trabajadora con intereses comunes, intereses que solo ellos pueden defender,
frente a quienes dominan la economía y las instituciones. El Estado por estar
dominando por los poderosos, a través de los tres poderes principales que
forman un gobierno, se ve imposibilitado de volcarse a favor de los
trabajadores aún cuando estos son las mayorías que eligen a los gobernantes,
jueces y legisladores en el sistema
democrático.
Si realmente se quisiera crear conciencia en todos los ciudadanos de una
país que realmente se considere democrático, estas cosas están supuestas a ser enseñadas
en las escuelas como parte del currículo educativo para que tanto quienes en el
futuro serán trabajadores, empresarios o ejecutivos de compañías y
departamentos públicos puedan entender con claridad el papel del trabajo y la
dignidad del trabajador en la sociedad en lo referente a las relaciones
productivas.
Es cierto que existen asignaturas en las universidades que hacen mención
somera sobre el trabajo, pero solamente en la medida que conviene a una visión
empresarial de la inversión de capital en la sociedad capitalista. Pero debemos
tomar en cuenta que no todas las personas llegan a la universidad ni todo el
que se inscribe en una universidad toma clase de economía.
Al final parece tener más sentido que la sociedad garantice y motive las
organizaciones laborales y su participación en el ámbito político para que de
esa manera participen en la estabilidad social garantizando la participación
activa de los trabajadores en la vida política, cultural y económica del país.