domingo, 24 de febrero de 2013

El idioma es mucho más que palabras




Eramis Cruz

Aunque parezca que el asunto de exigir aprender inglés como una condición para vivir en los Estados Unidos o para hacerse ciudadano es un asunto bien debatido, pues no es así. Lo primero que muchas personas opinan al respecto sin un conocimiento pleno de las implicaciones de aprender un idioma, especialmente cuando se refieren a personas adultas que no se sienten obligados a tal cosa y mucho menos motivados por su medio de subsistencia. Se puede concluir que es una falta de visión en torno a la realidad pensar que toda una comunidad de once millones de seres humanos se lanzará a las escuelas aprender inglés. Además, un idioma no se aprende asistiendo a una escuela, ni tampoco se aprende en seis meses, se puede aprender algunas cosas, pero no lo suficiente para una comunicación efectiva.
No es justo exigir a otras personas aprender u obtener algo que uno reconoce obtuvo por circunstancia muy especiales, o no lo obtuvo en absoluto. Para mí, personalmente, mi primer centro de aprendizaje del idioma inglés, no fue la escuela ni la universidad, fue mi empleo. Durante 20 años comunicándome por  teléfono con personas en necesidad de un servicio, no tenía otro camino que refinar mi oído fonéticamente hablando, pero con quienes más se aprende es con los compañeros de trabajo, con quienes tienes la necesidad de comunicarte y en cierto modo compartir. Además el empleo es monolingüe, aunque te permita compartir en otro idioma con tus compañeros. Sé que esta no es la suerte de otros inmigrantes, especialmente latinoamericanos. Tengo que reconocer que aun continúo en ese afán de aprender algo del idioma cada día.
En mi país ya conocía muchas reglas básicas y gramaticalmente correctas del inglés, pero a pesar de que me gusta mucho el francés, no he sido exitoso en aprenderlo, y a pesar de que tomé dos semestres de francés en la universidad. Esto demuestra que no suficiente ir a una escuela para aprender un idioma. Además muchas personas que se oyen hablando en un idioma, en realidad o quizás no están gramaticalmente preparados o pueden ser acreditados como que conocen el idioma en cuestión, ni siquiera aquellos que reclaman a otros su indisposición de aprender una segunda lengua.
Soy partidario de que toda persona debería hablar una segundo idioma, solamente como cultura, tal vez aquella lengua a la que está más directamente relacionada. Pero hay que tomar en cuenta que las estadísticas demuestran que un gran número de individuos de nuestros pueblos abandonan la escuela antes de la secundaria, y un mínimo porcentaje termina la universidad, de manera que sin temor a equivocación, la mayoría de las personas adultas pierden el hábito de estudio y de las actividades intelectuales. Aprender un idioma demanda de estudio y asimilación intelectual, pero más que todo disciplina, esto no es imposible, pero requiere de algo más que un mandato para hacerse ciudadano.
Luego tenemos el dilema de que la gente siempre irá por el camino que le ofrecen sus opciones, no a todo el mundo le interesa llegar a la cima del éxito, especialmente si para ello tiene que hacer esfuerzos que no devienen en algún beneficio inmediato.
Muchos hispanos reconocen que fallaron en su intento de hacer que sus niños aprendieran la lengua materna, paradójicamente aquellos que usaban el inglés como el idioma del hogar. Lo que fuimos exitosos logrando que nuestros hijos hablaran ambas lenguas, somos los que usamos el español como el idioma del hogar. Primero, porque uno no puede renunciar a sus raíces familiares, ni a sus conexiones culturales, para terminar siendo un asimilado de otras culturas aprendidas simplemente con signos en el cerebro.
 Comprendí muy temprano que los niños nacido en el país aprenden el idioma inglés en la escuela, con sus compañeros, de la televisión y otras interacciones sociales y no necesariamente de sus padres en el hogar, al contrario los padres que usan el inglés para comunicarse con sus hijos les ofrecen una escapatoria para que no aprendan un segundo idioma, especialmente el de sus raíces, que es tan importante.
Para aprender una segunda lengua no basta con la intención, es necesario contar con los recursos, y esto supone medios que no siempre uno controla. También puede tener influencia dependiendo de cuánto uno valora su idioma familiar, y que tan ligado uno está intelectualmente respecto a la comunicación y las actividades diarias con familiares y amigos. Es claro que en nuestra familia es detectable que la primera generación no renuncia a su idioma materno. Uno ni siquiera se imagina contando sus historias de niños en inglés, no tiene el mismo sabor hablar de las cosas de nuestro países y de las travesuras infantiles en otro idioma que no sea el español. Estos es muy diferente cuando se trata de sobrinos y sobrinas, ellos tienen más qué decirse del mundo que les ha tocado vivir en este aval comunitario de tiempos y temperaturas invernales.
El desafío ronda en los adultos para aprender inglés y en los niños para aprender español, sin dudas que para ambos lados resulta beneficioso, pero la sociedad no puede limitar el éxito personal mediante la imposición de leyes en este sentido, sino que esto es como todas las cosas, es una opción para quienes quieren llegar más lejos en su vida. Visto desde este ángulo, no es la misma necesidad de aprender un idioma para un abuelo retirado, que para un niño iniciando la venturosa exploración de la vida.
   

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...