Chiqui Vicioso
Se denomina esqueleto de cristal, la
condición que desarrolla la niñez desnutrida. Estos niños y niñas, cuyas
fotos nos horrorizan en Yemen (85,000), Siria y otros países de esas regiones
lejanas, parecen réplicas de los esqueletos que son eje temático en imágenes del artista
Posada, de México, y que mundialmente se denominan Catrinas.
Esos niños niñas tienen cráneos
asimétricos, piernas arqueadas, protuberancia en la caja torácica,
deformaciones en la columna, retraso en la formación de la dentadura, caries,
baja estatura para su edad, flacidez en el tono muscular y los ojos
profundamente hundidos en rostros que son la representación de las calaveras.
Leemos: Más de medio millón de niños y
niñas se están muriendo de hambre y nos horrorizamos, desconociendo que en el
Hospital Hugo Mendoza, antiguamente conocido como Robert Reíd, hay una Unidad
de Niños con Raquitismo cuya carencia principal, en este país con el mayor
crecimiento económico de la región y donde se habla de millones como cheles,
es la falta de alimentos, fundamentalmente la leche.
Leche procesada, pescado, vegetales verdes,
hígado, luz solar, podrían ser la fuente de vitamina D que necesitan esos niños
y niñas cuyos esqueletos de cristal se pueden romper al menor abrazo; niños y
niñas cuyo dolor es difícil de imaginar.
Y, si esta falta de alimentos es tan aguda
en el Robert Reíd, imaginen lo que es en los hospitales del interior del país,
donde, según las monjas que manejan la Unidad, las subvenciones para alimentos
no llegan.
Podría comenzar a rasgarme las vestiduras,
como falsamente hace casi todo el mundo cuando se entera de noticias como esta,
pero el problema es que esa rasgadura dura hasta el próximo escándalo y va
creando una callosidad en el alma que nos inmuniza frente al dolor
ajeno.
Por eso no voy a protestar sino a proponer
dos cosas: Esta Navidad, y sin fanfarria, destine, aunque sea uno de sus
regalos a comprar leche y apersónese al Robert Reíd. Si logra
convencer a su familia inmediata de que haga lo mismo entonces la cantidad de
leche será mayor, y si puede llevar latas de atún, o vegetales verdes y frescos
mucho mejor.
A nivel popular insisto en las propiedades
de la Moringa, que tienes siete veces más calcio que la leche, y se puede
consumir en sopas, te, con arroz, guisada, pero solo si el árbol tiene más de
tres años. Aclaro esto para que no se desate una euforia que arranque
todas las maticas para venderlas en las esquinas. Si el árbol no tiene
tres años entonces sus ramas no nos sirven.
Hay que preservar el cristal de la
solidaridad, aunque su abrazo nos haga añicos.
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