Eramis Cruz
Yo sé que muchos buenos dominicanos se están cuestionando, especialmente
ahora con el problema que representa el PLD que aliado al PRD y otras
inorgánicas organizaciones políticas aliadas, están proyectando implantar otra
dictadura en el país. Existe un gran desafío y este es el momento más crítico,
porque es cuando se consolidan las instancias para dar comienzo al monopolio
del poder.
No hay dudas, y todo el mundo sabe, que el arquitecto de esa dictadura es
el ex presidente Leonel Fernández Reyna, con el apoyo de Miguel Vargas
Maldonado, Vincho Castillo, Hipólito Mejía y el Cardenal Nicolás de Jesús López
Rodríguez, amparado en una gran corporación con estatuto de partido político
con el nombre de Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Cada uno de estos
siniestros personajes, actúa burlando sus supuestos principios, y el proceso
democrático de sus instituciones. En el caso de la Iglesia Católica, está
violando los parámetros cristianos en los que la gente sustenta su fe, aprovechándose
del silencio de las otras religiones que pescan en río revuelto.
Nadie niega, que como en todos los países, en la República Dominicana
existe una minoría con un alto nivel de
vida, pero inclusive esa minoría vive en estado de zozobra por la inseguridad y
la incertidumbre que vive el país, la falta de seriedad de las instituciones y
los altos riesgo de salud de la población en la capital y en el interior. Con
el nuevo gobierno de Danilo Medina, no se esperan soluciones por ser un
presidente títere.
Frente a esta alta peligrosidad para la integridad de la República
Dominicana, existe la urgente necesidad de un llamado al despertar, de un salto
a la realidad, de un llamado a la conciencia, un cambio de actitud de
dominicanos. Aquellos que están siendo considerados como masa silente e inerte.
Es imperante renunciar a la indiferencia, al consumo de lo inútil, al
adormecimiento que produce la inyección de bachatas, deportes televisivos y
novelas de banalidades.
Nunca antes el pueblo estuvo corriendo un mayor riesgo de que una
minoría poderosa secuestre el Estado y sus instituciones. Leonel Fernández
Reyna, igual que Rafael Trujillo Molinas, escaló al poder para convertirse en
una persona despreciable, ambicioso de poder, insensible y prepotente, por eso
su silencio, esperando como serpiente en acecho, la oportunidad de la campaña
electoral para lanzar sus millones de pesos a las calles y comprar los votos de
los dominicanos pobres y alcahuetes.
Del mismo modo que lo hizo Duarte, cada dominicano necesita cambiar de
actitud, adoptar una posición responsable y rechazar de raíz esa desfachatez
con la que pretenden desgobernarnos. Sabemos que somos un país digno de mejor
suerte, pero no llegaremos a buen término mientras tantos dominicanos se
comporten como ignorante.
Solamente unidos será posible contrarrestar esta nueva envestida contra
la democracia del pueblo dominicano. Recuérdese que cuando la anexión a España
de nuestro país, al pueblo se le hizo creer que bajo el dominio de la madre
patria todo iba a cambiar. Y que inclusive, con el inicio de lucha
restauradora, el triunfo contra la fuerza del imperio se veía plagado de
limitaciones, sin embargo fue el mismo pueblo dominicano quien directamente
confió en su capacidad para hacer el país libre e independiente de nuevo. Pero
nuestro gran error histórico ha sido siempre ignorar que quienes realmente no
creen en el pueblo dominicano son elementos enquistado en las mismas
instituciones del estado y del estado en sí.
Hemos hecho revoluciones para dejar las súper estructuras en mano de una
oligarquía traidora. Del mismo modo que Pedro Santana y sus secuaces sirvieron
a los intereses más negros contra la instauración luminosa de la Republica
Dominicana, así mismo el PLD, ha traicionado el pensamiento
de su líder y
fundador, Prof. Juan Bosch, y se ha colocado del lado de la corrupción y la
tergiversación. No debería de carecer de motivación e entereza un partido
fundado en los albores de la salida de la dictadura, los golpeos contra el
pueblo del balaguerismo, y los vaivenes dudosos del PRD que provocaron la
salida de su líder y fundador. Para
nadie debió ser más claro el camino y la razón de la marcha.
Estos millonarios políticos, ladrones del los recursos del pueblo, han
aprovechado los efectos del llamado neoliberalismo que pretende convertir el
planeta en una factoría productiva, donde el capital y quienes lo apropian sean
los amos de la humanidad. Pretenden hacer creer que la clase trabajadora no
existe, que las organizaciones populares no existen, que las conquistas que con
esfuerzo fueron arrancadas a las grandes empresas por los sindicatos y
federaciones son excesivas e innecesarias. Y para lo peor, pretenden debilitar
el papel del Estado en su relación de poder para actuar en defensa de la
ciudadanía en término de empleo, inversión, e iniciativas de proyectos
empresariales. Se cambia el papel impulsor del Estado para convertirlo en
simple contratistas de las grandes corporaciones. Para estos se están
modificando las leyes en muchos países, se cambia la constitución y se crea
instrumento de alta investidura, como el caso del Tribunal Constitucional en la
Republica Dominicana.
En este contexto de neoliberalismos el gran capital ha cedido una miseria,
o dejado caer brizna de la mesa de sus caudales para crear la impresión de que
todo el mundo vive bien, un estado de enajenación motivado además por los
medios de comunicación.
Frente a esta situación lo única salvedad es la participación consciente
del pueblo, la creación de alianzas de las fuerzas políticas, de las
organizaciones populares para contrarrestar con la fuerza necesaria y el vigor
indispensable las medidas que se están tomando a modo de conspiración a voces
contra la democracia y contra los derechos naturales y positivos de la
ciudadanía.
Debemos finalmente comprender que aquellas revoluciones, aquellas
guerras por la
independencia de los países de América, fueron actos heroicos de
los pueblos. Pero en eso tiempo se trataba de crear la patria, de establecer la
nación para una clase social que no conocía otro sistema que el de la clase
burguesa de Europa. Por eso nunca hemos tenido éxito rotundo, porque es
necesario ahora hacer la diferencia. Son esas mismas clases sociales las que se
han renovado, ellas son las dueñas de los bancos que forman el FMI, y el Banco
Mundial. Ellos no ven de otro modo que no sea por el hueco de sus interese, no
por los sentidos de los pueblos sufridos de América.
Las grandes masas adormecidas que conforman los grandes partidos del país,
deben salir de allí, todos esos partidos ya han gobernado y no han sido capaces
de solucionar los graves problemas del país. El pueblo no tiene nada que buscar
en el PLD, ni en el PRD, y mucho menos en el PRSC. Hoy por hoy, o actuamos como
seres inteligentes, en defensa de los nobles intereses del pueblo dominicano, o
el PLD gobernará hasta quien sabe hasta qué año.