sábado, 5 de marzo de 2011

Crisis institucional dominicana es análoga a la desidia a Juan Pablo Duarte

Eramis Cruz

Estados Unidos tiene a Abraham Lincoln, Cuba a José Martí, y Venezuela a Simón Bolívar. La lista de países que sostienen sus banderas y razón de existir en la elevada figura de hombres que entregaron sus vidas en función de la filosofía y principios fundamentales de libertad y justicia es amplia y justificada.
Estados Unidos puede servir de ejemplo en el mundo de como a través del tiempo ha respetado estas primicias lo mismo que la constitución, las leyes y las instituciones que forman puentes y estructuras de una gran nación.

En el caso de la Republica Dominicana hay que detenerse y analizar lo que sucede en la actualidad, debido a que se dan fenómenos contradictorios en relación con los principios y los legados de sus fundadores. No tenemos un padre de la patria sino tres, entre nuestras grandes figuras históricas, no solo hay hombres sino también mujeres. La diversidad de nuestra población permite la congruencia de una población representante de las principales etnias del mundo.

República Dominicana es una isla en el medio del mundo con facilidad de transportación, un pueblo trabajador, unas tierras cultivables, minería, ganadería, mucha agua, costas marinas para el turismo, y amplios espacios para viviendas e industrias. Tenemos recursos académicos necesarios para el desarrollo moderno, no pueden justificarse razones para no ser la envidia del mundo y no la vergüenza de su propia gente. Es imperdonable que estemos aun en la lista de los países subdesarrollados. Históricamente el accionar de la clase dominante de la República Dominicana, primero la oligarquía ganadera y terrateniente y después un sector de la alta burguesía, vende patria y alienada, ha sido incapaz de poner la patria primero, como hizo Juan Pablo Duarte y Diez.

Los expertos en materia de sociología y hombres y mujeres experimentados en materia del proceso político del país coinciden en señalar que en el presente, bajo la administración del presidente Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana, el país aborda a una crisis institucional debido a los desaciertos de este gobierno. El problema radica en el descaro de los funcionarios públicos carentes de moral y principios con respecto a la administración del patrimonio del estado. Juan Pablo Duarte y los demás padres de la Patria, son en la actualidad una decoración en las paredes de las oficinas públicas, incluyendo el palacio nacional.

Todo el mundo sabe que el PLD se apartó de los postulados de su líder y fundador, Profesor Juan Bosch, para convertirse de heredero del Partidos Reformista y la continuación de la manera de gobernar del Doctor Joaquín Balaguer Ricardo. Los partidos políticos tradicionales, principalmente los tres que se han compartido la administración del patrimonio de estado, han fracasado en consecuencia, respecto a la transformación del país en pro de la consecución del proyecto de nación con el cual sonó Juan Pablo Duarte. Es obvio que el presidente Fernández no sabe decir esta boca es mía cuando se trata de posiciones e interés de los Estados Unidos, su partido se ha convertido en un instrumento servil a los grandes intereses de los Estados Unidos a través de proyectos, inversiones y distribución de sus manufacturas. No hay razón justificada para hacer lo que todo el mundo hace si todo el mundo no está teniendo buenos resultados (concepto de globalización y neoliberalismo).

No se puede concebir, sin ser desmoralizado, que los partidos políticos existan solamente en función de darse turno en el gobierno para favorecer su clientelismo. Eso es una traición a la filosofía y el pensamiento de Juan Pablo Duarte. No existe la más mínima posibilidad de crecimiento positivo y la elevación de la moral ciudadana, cuando la justicia no funciona igual para todos ni el patrimonio del estado no es el mismo para todos, (supuesto principio de la democracia).

En mano de quien queda el combate a la criminalidad, la discriminación, el desempleo y el bajo nivel y calidad de la educación (negativa del 4% del presupuesto). En mano de quien y con cual conciencia se organiza a los trabajadores, para crear organizaciones sindicales nacionales fuertes, y sin ellas donde quedan las negociones de buenos contratos colectivos para mejorar las condiciones de trabajo, el aumento de los salarios, y la seguridad de empleo. Pues claro que cuando se habla de fortalecimiento institucional no solo se habla de las instituciones gubernamentales sino también de la infraestructura de la sociedad en el marco de su existencia real y objetiva.

Contar con personas honestas, sean estas funcionarios o simples trabajadores, es de suma importancia en la manera de conducirse un país, pero también a falta de una actitud que así lo exponga, los mecanismos del estado y la instituciones públicas y privadas deben ser el mejor medio para hacer cumplir lo que conviene al país como un conjunto de ciudadanos que tiene una historia y un futuro en sus hombros.

En una situación tan caótica como la presente, la crisis institucional es análoga al abandono de los postulados del pensamiento duartiano. Científicamente no puede terminar en resultados diferentes, tierras baldías, tráfico de drogas, desempleo, partidos políticos sin programas, funcionarios sin escrúpulo, el tráfico de influencia y el endeudamiento externo e interno no puede ser más patético.

El pueblo aguanta, aguante y aguanta, nunca ha sido diferente en países bajo esas condiciones, porque no existen correctivos de rutina bajo el orden institucional, entonces se dan las explosiones sociales, las crisis de mayores envergaduras. La moral de la gente baja, baja y baja, entonces se produce el fenómeno del congelamiento a consecuencia de las bajas temperaturas. Ya sabemos lo que sucede cuando se produce el calentamiento global y se descongelan los grandes bloques frisados. Viene la estampida y luego la corredera (familia Trujillo, Batista, Somoza y Duvalier).

Parece ser verdad que la memoria colectiva no existe, y a veces nos vemos tentados a pensar si tampoco la individual. Y uno se pregunta por qué hace campaña el ex presidente Hipólito Mejía, me imagino que debe ser que entiende que el pueblo olvidó los desaciertos económicos de su administración, los que le siguen no carecen de memoria, carecen de responsabilidad. Es posible que ahora se justifique preguntando con cual cara lo hace Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier que regresa a Haití no solo sin palabras sino también sin vergüenza. En síntesis hay gente que cree que en este país todo es posible si se tiene el dinero y la influencia, pero más bien la indiferencia y la aparente tolerancia de que quienes no tiene más que el voto bajo la democracia o la sublevación en tiempo de reclamo de conciencia, es un síntoma que no da otro diagnostico que un orden del desorden institucional.

Si fuéramos como Duarte, si pensáramos como Duarte, si actuáramos como Duarte, podríamos estar seguros que otra canción se escucharía de los labios de nuestros hombres y mujeres. A un lado deben quedar hombres como Rafael Leónidas Trujillo, y Pedro Santana Familia, pero también debemos de poner bajo la mira duartiana a muchos que actúan alejados de los principios del fundador de la republica, la lista es larga e innecesaria porque son tan conocidos que sus nombres son pegados en las paginas de los medios de prensa para no tener que escribirlos tantas veces.

Estamos convencidos de que la Republica Dominicana es un país que se merece mejor suerte y está plasmada bajo la pluma de Juan Pablo Duarte y contenida en las razones para los sacrificios de tantos nobles héroes que decoran el altar de la patria dominicana. Pero no basta con esa simbología de escudo, bandera e historia, tenemos que darle vida y convertirla en praxis para enderezar de una vez el camino errático de las corrientes administrativas de los gobiernos que desde 1965 han violentado los estamentos constitucionales de la Republica Dominicana como proyecto de nación concebida por Juan Pablo Duarte y sus seguidores.

Para aquellos que toman estas referencias como prosas metafóricas, echando al olvido el derecho de los demás a tener acceso al patrimonio de estado y las riquezas del país, les recuerdo que la misión del oprimido, como lo fue Juan Pablo Duarte, es liberar al opresor de su estado inerte y carencia de humanidad, para adherible a los canales de la historia. Grandes problemas demandan grandes soluciones o se hunde la isla, ¡carajo!

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...