domingo, 29 de agosto de 2010

El discurso del tigre sin rayas ante la dictadura

El discurso del tigre sin rayas ante la dictadura


JOSÉ TOBÍAS BEATO | El 3 de agosto de 1960, en una jugada política sorpresiva, Trujillo, tratando de evadir responsabilidades en el atentado contra Rómulo Betancourt, nombró presidente a Balaguer.

“Pero ahora quieren libertarnos de quien es precisamente el último de nuestros libertadores: de Trujillo… que nos ha conducido, al través de una serie de batallas ganadas a la pobreza y al intervencionismo extranjero, a nuestra condición actual, que no es la de un país que vive en el regalo y en la opulencia, pero sí la de un pueblo que dispone de recursos propios para acudir con orgullosa dignidad a sus citas presentes y a sus citas futuras con la historia”.

Así se expresaba el doctor Joaquín Balaguer, un mes antes del desembarco glorioso de los muchachos del 14 de Junio de 1959, quienes entrando por Constanza, Maimón y Estero Hondo sacrificaron sus vidas o sufrieron enormes torturas y humillaciones, a fin de que el pueblo dominicano cobrara conciencia de la necesidad de zafarse de las garras de una dictadura que sofocaba su desarrollo, que amenazaba su tranquilidad.

Eso decía quien ya para esas fechas podía soñar con cierta probabilidad de convertirse en el poder, y no ser un mero “muchacho de mandado” que obedeciera a Trujillo, verdadero poder tras el trono. Por eso, columbrando cercano el fin del tirano, que se anunciaba violento, proclamó en el mismo discurso, con voz simuladamente conmovida: “y si cae, sabrá caer como el árbol cuando lo abate el rayo para convertirlo en cenizas, y no como el árbol cuando lo corta el hacha para que sirva de leña ignominiosa. Los hombres como Trujillo, cuando caen, saben caer con las manos en alto, empuñando en ellas el asta en que la bandera nacional despliega orgullosamente a los vientos la augusta grandeza de sus colores inmortales”.

El discurso fue pronunciado en el Estadio Trujillo, luego “Quisqueya”, a raíz de celebrarse el 29 aniversario de la primera elección del General Trujillo como Presidente de la República Dominicana. Se titula “Al cabo de un cuarto de siglo” y puede leerse en La Palabra Encadenada. La cita que acabo de hacer está en la página 186, de la edición del año 1997. También, quien desee percibir el entusiasmo y al mismo tiempo la hipocresía trujillista del inefable doctor, puede verla y oírla en El poder del Jefe III del realizador cinematográfico René Fortunato.

Desde aquella época comenzó Balaguer a pensar en el panegírico fúnebre que pronunciaría supuestamente dolido ante el cadáver del dictador: “Querido Jefe: hasta luego. Tus hijos espirituales, veteranos de las campañas que libraste durante más de treinta años para engrandecer la República y estabilizar el Estado, miraremos hacia tu sepulcro como hacia un símbolo enhiesto y no omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tú encendiste en los altares de la República y en el alma de todos los dominicanos”. Así dijo dos años más tarde en el entierro del hombre fuerte dominicano, el 2 de junio de 1961, en la Iglesia Parroquial de San Cristóbal. Algunos aseguran que el doctor dictó de memoria la pieza oratoria, señal de que llevaba tiempo hilvanándola.

Claro, en 1959 para no ser tragado por las circunstancias, como le había sucedido hacía poco a su amigo Anselmo Paulino Álvarez, hombre sin duda alguna talentoso, cuyas habilidades Trujillo había aprovechado para la expansión de su ambicioso plan industrial, pero que no obstante ello fue a parar —aunque por breve tiempo— con todo su voluminoso cuerpo a las celdas de “La Victoria”, preso y multado de forma sorpresiva, por un Trujillo ya del todo paranoico. Balaguer tenía que extremar precauciones, pues Trujillo no vacilaba para exterminar físicamente a todo aquel que estimara un peligro o una posible competencia por el poder. Eso lo sabía Balaguer de sobra. Pero por si tenía alguna duda, vería dos meses después de su célebre discurso, el 17 de Julio de 1959, el cadáver carbonizado de su otro amigo de tertulias literarias e históricas, el del escritor Marrero Aristy y su chofer Juan Concepción, derrumbados desde las frías lomas de Constanza, en un accidente claramente simulado.

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...