lunes, 31 de mayo de 2010

El pueblo dominicano respondió al PRD

Todo parece indicar que el Partido de la Liberación Dominicana continuará disfrutando de los beneficios que le brinda el Estado. Fue por eso que renunciaron a los principios de la doctrina de esa agrupación política. En otras palabras, el PLD está destinado a continuar una dictadura ilustrada en su condición de heredero del Partido Reformista o está destinado a desaparecer dentro de un tiempo no muy largo como una consecuencia de sus propios pecados, no originales, sino estratégicos. Los prepotentes líderes del PLD están indispuestos a escuchar a nadie, han encontrado su propia liberación, esto para nadie es un secreto. De manera que uno no escribe para ellos, uno escribe para aquellos dominicanos conscientes o potenciales para la transformación que ha de venir en la República Dominicana. El pueblo siempre se salva a sí mismo, un recurso que usa como última alternativa por razones obvias.

Para nosotros, los que nos confesamos fieles a Juan Pablo Duarte, está claro que lo que determina la marcha de una sociedad son los intereses económicos, y las elecciones del 16 de mayo 2010, fueron dirigidas y manipuladas para garantizar los intereses de quienes ejercen el monopolio económico y para nadie es un secreto que su mejor garantía en el poder ahora y para el futuro es el PLD. El fraude electoral cometido con el uso y el abuso de los recursos del Estado y otras trampas y mañas es el artificio más barato a disposición del partido en el poder, es más barato que un golpe de estado, o medida de fuerza para prolongarse en el poder. El fenómeno Manuel Zelaya en Honduras anima el fraude en América Latina y Leonel Fernández desempeñó su papel en ese golpe de Estado favoreciendo la política del presidente de Estados Unidos Barack Obama o más bien del Pentágono.

El pueblo dominicano ha demostrado su sabiduría en estas elecciones, le ha dicho al PRD que es un partido hueco, sin carisma y sin propósito, comprometido con el gobierno de su opositor. Aquellos pactos que hicieron públicamente Miguel Vargas Maldonado y Leonel Fernández Reyna, previo a la aprobación de la nueva constitución, fue un error garrafal del PRD desde la óptica estratégica de una organización que se dé a respetar y que no considere un montón de estúpidos a la ciudadanía dominicana.

Los de esa minoría que votó por el PLD, todos sabemos quiénes son, son los mismos que votaban por Balaguer. Aquellos que tienen un primo trabajando y no quieren poner en riesgo su empleo, aquellos que reciben dádivas de un influyente, pero sobre todo, aquellos que venden su voto porque lo consideran una basura, convencidos de que nada cambiaría si no hay otro partido por el cual votar.

¿Acaso la gente no sabe quién es Miguel Vargas Maldonado? ¿Y qué garantiza que el PRD bajo su mandato haría un mejor gobierno que el Presidente Leonel Fernández Reyna? Todos sabemos que cuando Hipólito Mejía fue electo presidente, el pueblo dominicano hizo un intento sincero por rescatar el país, sin embargo ese pueblo fue defraudado inmisericordemente por los mismos componentes de esa organización política. Lo grave del caso es que esa organización no redefinió su posición, al contrario, se contaminó con el microbio de la división. Si sus dirigentes tuvieran vergüenza estarían llorando, pero quienes lloran son los fieles seguidores de base del partido, traicionado por sus dirigentes máximos, porque lograron lo que querían: dejar a Leonel Fernández en el poder. Si Balaguer debió tener un hijo legítimo, ese debió ser Leonel Fernández porque a pesar de no serlo terminó siendo su más fiel y legítimo heredero político sin necesidad de cambiar de partido. Ningún otro líder político en América Latina saborea mejor el elixir capitalista de esta era que el Doctor Leonel Fernández. De su boca no sale una mínima crítica a la élite dirigencial norteamericana, es como si los intereses de la República Dominicana fueran mancomunados con los de Estados Unidos.

Los partidos políticos en la Republica Dominicana están sufriendo de una enfermedad endémica en lo que en el país se denomina debilidad institucional, las instituciones son esqueletos manejados por hombre y mujeres de comportamiento caudillistas y caóticos. Mucha gente se vende, y vende lo necesario para garantizar su sobrevivencia frente al despilfarro y la inmoralidad.

Por eso el PRD es un partido fracasado, a pesar de sus reclamos de que sucedieron fraudes en las elecciones. El panorama político dominicano sigue hundido en el descredito, pero muy ajustado a la política y exigencia de los Estados Unidos de América, algo demostrado con los más recientes acuerdos en el campo minero.

Aquellos líderes de la sociedad dominicana, que lucharon y envejecieron, siguiendo una ley natural, ya no son los que eran cuando el brío de la juventud era la energía que motorizaba sus principios, terminaron convencidos de que la nueva generación tiene un papel que desempañar, una gran responsabilidad con la historia. Estas elecciones serán una gran lección para esa generación de la necesidad de un movimiento nacional para cambiar y terminar con la podredumbre y ventajismo que se ha advenido sobre la República Dominicana.

Decimos esto porque el PRD no es la única organización que ha participado de manera tibia en las recién pasadas elecciones congresionales y municipales. Muchos de esos partidos políticos que participaron en alianzas ni siquiera el pueblo sabe que existen. Muy pocos vieron sus nombres en los medios.

Todos reciben su tajada del presupuesto nacional, los partidos registrados en la Junta Central Electoral, los senadores y diputados reciben sus millones para sus organizaciones sin fines de lucro que nadie sabe que hacen ni cómo se gastan esos millones, y todos aquellos que disfrutan de que se les facilite el medio. El medio para el narcotráfico, el medio para lavar su producto, el medio para obtener vehículos de lujos exonerados, el medio para mantener un programa de televisión con acceso a la noticia, el medio para seguir operando una empresa que no cumple con las regulaciones ni las leyes. Cuando el medio no se les facilita, entonces viene el chantaje y el crimen. ¿Cómo y cuándo se podrá llamar a un gobierno así una democracia? Cuando el pueblo se convenza de que tal democracia no existe ni tiene oportunidad, lo que existe son los intereses y es tiempo de que el pueblo defienda los suyos. La democracia siempre ha sido un medio de organización política y principios utópicos usados por los poderosos para engañar a las grandes mayorías explotadas y marginadas, cosa que logran con la confabulación de instituciones y partidos que se venden a cambio de que se les garantice sus privilegios, sus inversiones y cuentas bancarias. Ejemplos típicos: Miguel Vargas Maldonado y Leonel Fernández Reyna. No más preguntas, su señoría.

Autor: Eramis Cruz

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...