viernes, 23 de diciembre de 2022

Una de dos

Eramis Cruz


Así están las cosas, si no se usa la cabeza se presume que se moverán las nalgas. Aparentemente la gente ha sido llevada a donde nunca se imaginó. Por ejemplo, los millones de likes (me gusta) que apoyan a la vulgar Tokischa o al bárbaro Bad Bunny, son el resultado de la selección de los que no sopesan lo que hacen en los medios digitales.

Un simple LIKE representa miles de dólares para estos voceros de la perversidad popular. Sus líricas no merecen tal estético calificativo. De ahí se desprende que los culpables de la violencia y la depredación no son unos cuantos, sino todo aquel que irresponsablemente utiliza un teléfono celular sin prestar atención al poder de estos aparatos.

Recuerdo que en los años 80 y 90 no todas las familias tenían una computadora en su hogar, hoy cualquier familia puede poseer dos o tres iPhones con un valor en el mercado de $3,000 dólares. Pero no todo el mundo sabía usar una desktop con la habilidad con que hoy se usa un teléfono celular. Los expertos han adaptado el lenguaje binario para la compresión del comportamiento humano, o sea, los aparatos nos entienden a nosotros. Por tal razón nos comportamos como ellos, con tendencia robótica en potencia.

Es que no es cuestión de un teléfono, se trata de una gran computadora en la que se puede hacer llamadas telefónicas. La estrategia de mercadeo es engañosa para vender los productos. Desde el tanque de gasolina de un vehículo hasta el modo de medir una pantalla de televisión de una esquina hasta la opuesta.

Resalta que la mayoría de las personas olvida las matemáticas, y no recuerda que la trigonometría es un asunto para uso práctico. Vivimos un mundo determinado por coordenadas muy precisas. No me de su dirección, por favor, ofrézcame su localización, así puedo enviar un misil a la cocina de su casa, un ladrón en medio de la noche o un articulo de Amazon utilizando un drone.

Sucede por un sistema educativo destinado a producir ignorantes y prepotentes utilizando sofismas para hacer de lo fácil una nomenclatura difícil de comprender. Luego se olvida lo que demasiado cuesta para recordarse. El que aprende no llega lejos, sino el que razona las cosas y las ideas. La gente solo entiende lo que le interesa.

Por tanto el primer paso de una clase universitaria es dejar saber que la mayoría no pasa la asignatura. Es el principio del fracaso, no el aura del éxito. Personalmente tuve que ir a la universidad, aunque no quería, de lo contrario nadie iba acreditar mi aprendizaje, mucho menos mi razonamiento. Yo quería ser un autodidacta como mi padre, en realidad lo soy, porque lo aprendido tiene pocas aplicaciones práctica para la rutina de la vida. Los niños de este nuevo siglo son superdotados en comparación con las niñez de sus abuelos, pero carecen de valores para lidiar con los factores humanos que elevan la calidad de vida y la autoestima.

No podemos ignorar que la inconsecuencia también es producto de la falta de sensibilidad. No tener conciencia de lo que se hace, se escribe o se dice, ni tampoco estar al tanto del alcance de las decisiones que se toman por medios no convencionales, decisiones que no se toman diciendo que si o que no, ni tampoco levantando la mano, como hacíamos en la escuela, o en la reunión del sindicato.

La capacidad de almacenamiento de un teléfono celular cada día es más ilimitada. Los usuarios no saben que detrás de su pequeño aparato hay un servidor (server) conectado, una supercomputadora que puede utilizar la voz humana, amplios textos, graficas o fotografías, localizaciones, y procesar toda esta información para obtener estudios que en otro tiempo costaban mucho dinero y requerían de la autorización de los participantes.

Las grandes compañías, las corporaciones, las farmacéuticas, los servicios militares, y el mismo gobierno se están escapando con las suyas en nombre del libre mercado y de la democracia. El mundo es tan pequeño que no supera el alcance de un GPS capaz de determinar el movimiento de vehículo en medio de millones en las carreteras de un país o de un continente.

Es una bendición contar con el acceso tecnológico, pero la sociedad necesita asumir responsabilidades cada vez que un individuo toca una pantalla que es algo más que un pedazo de cristal. Es más, la mayoría de los usuarios no saben que pueden tener una impresora en su hogar e imprimir cualquier documento o gráfico desde su celular vía Bluetooth.

La fórmula es que el procesamiento de los datos, en una computadora o en un teléfono celular, es ENTRADA, PROCESO, Y SALIDA. La gente entra su información o datos por medio de la pantalla, o sistema de voz, es procesada, pero no sabe nada de la salida de esta información o datos ya modificados según el interés de quien los ha requerido. Posiblemente la salida no es a su impresora o “printer”, sino a otra computadora. El proceso es un loop (repeticiones). 

El problema parece ser que la tecnología esta diseñada para ser aprendida, no razonada, por lo que frecuencia al usuario se le escapa el tiro por la culata. Esto si es una nomenclatura de verdad. Cuídese de Alexa y protéjase de Google que son parte del mismo loop.



Eramis Cruz, es charlista, promotor social, y escritor dominicano que reside en los Estados Unidos desde 1978. Ha publicado ocho obras literarias y múltiples artículos en periódicos y revistas. Fungió como secretarios general del Instituto Duartiano de los Estados Unidos. Actualmente está retirado del servicio público, es administrador de la Editorial Pie de Amigo y se desempaña como secretario general de la Asociación de Dominicanos de New London, Inc., Connecticut. 

eramiscruz@gmail.com




<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<Final>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>


La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...