lunes, 18 de febrero de 2013

El espacio de tu mundo privado






 Eramis Cruz

Qué bueno sería que uno tuviera su propia nave espacial, con su pista de aterrizaje e inclusive el recurso necesario para mantener el servicio al día. Pero no tenemos espacio en este pequeño globo para que cada cual tenga su propia nave espacial. Aquellos que cuentan con ese lujo, son la excepción de los vestigios de la esclavitud modernizada.
Uno debe saber que la vida tiene sus canales, sus vías de traslación que tenemos que compartir con los demás, lo cual es una experiencia que nos enseña a ser cada vez más humano. Al nacer venimos a un mundo que ya estaba hecho, por tanto no nos pertenece en absoluto, tal vez eso nos creímos por haber sido protegidos durante la infancia. El ser humano aprende lo que le enseñan, bien o mal.
Por eso utilizamos un protocolo para comportarnos públicamente, sin herir las susceptibilidades de los demás, respetando su espacio y sus derechos como congéneres, con quienes no solo compartimos el mismo espacio sino la misma época o el mismo tiempo. Cuando no nos damos cuenta de esto, por falta de educación, por tosquedad o testarudez, nos vemos como seres raros, en un ambiente en el que parecemos sobrevivir gracias al nivel de tolerancia de quienes nos rodean.
Seguramente usted ha detectado esta situación en lugares públicos, en el empleo, o en clubes sociales. Posiblemente usted ha oído a personas decir que siempre dicen la verdad y se la dicen a cualquiera en su cara. Ese es un tremendo error que no debemos cometer. Primero nadie debe sentirse tan seguro de que lo qué conoce, sabe o domina es la verdad real. Segundo, podemos estar equivocados al responsabilizar absolutamente a otra persona de una situación determinada. Tercero, nuestras percepciones nos pueden engañar ingenuamente. Y cuarto, muchas veces los eventos están en desarrollo y podría ser muy temprano para formarse un juicio o arribar a una conclusión.
Hoy por hoy, para la gente es más fácil confundir los canales en los que desempeña su vida. Hay quienes piensan que al usar páginas sociales desde sus hogares están actuando en un ámbito privado. Tremendo error, en breve tiempo tu vida dejará de tener privacidad, el público sabrá tus preferencias, el dormitorio donde duermes, si eres tardío o presto a cambiar un nuevo equipo electrónico, tu nivel económico, tus creencias religiosas y tus desafueros o contriciones morales, tus opiniones políticas, y si eres una persona con cierto pudor en el aspecto sexual.
No importa si la información sobre tu persona es buena, negativa o ambas simultáneamente, lo que debemos saber es que la información es poder en mano del otro. Así de vulnerable se siente una persona cuando es víctima de un robo de identidad, cuando confronta un desafío legal o jurídico por una causa no necesariamente justificada.
Para dos enamorados o dos personas con nexos sentimentales, no es aconsejable llevar su vida en las páginas sociales como una novela, por la simple razón de que las novelas no son eventos reales en  televisión, es actuación distorsionada de la realidad. La actuación se aprende como oficio, arte o habilidad, muchas veces muy bien pagada.
¿Por qué la importancia de la privacidad? Porque actuar siempre en los canales públicos es como estar en vivo en televisión, como en esas noticias de los íconos perseguidos por los paparazis. Cuando se actúa en vivo no hay tiempo para correcciones, la vida real no se puede editar como una película. La otra razón es que la vida se vive día a día, años tras años, y los que hoy creemos y perseguimos tal vez sea la primicia para lo que no conviene, ¿quién sabe?, de manera que una cuota de discreción puede resultar saludable en el futuro.
En otro orden de idea, hay un factor del comportamiento humano, en su condición de persona que vive relacionada a un mundo en el que existe una faceta privada y otra pública, lo que indica que todo el mundo tiene un yo ideal. Las personas que vemos y conocemos podrían ser muy diferentes a las que objetivamente observamos. Ser sincero es bueno en las relaciones interpersonales, pero cuando se trata de un ámbito público, entonces es necesario tener tacto en lo que se dice o lo que se hace, especialmente cuando actuamos en los medios que negocian con nuestras buenas intensiones.
En última instancia, a veces uno reconoce que arroja las joyas a la basura, en el sentido de que hay gente a la que nada le importa, entonces en ese caso, son sus opciones. Para algo existe el dicho: a palabras necias oído desconectado. Aunque luego uno oiga aquello de que “yo no tengo suerte en la vida”. Tenemos que saber que la vida es como todas las cosas, uno hace de ella lo mejor que puede, solamente si lo quiere.
Con el auge del teléfono y la radio como medio de comunicación, la voz fue entonces la manera para llegar a la gente, luego la televisión nos permitió disfrutar la vida en imágenes animadas. Las páginas sociales lo resumen todo para hacer la comunicación más completa, según sea necesario. Y seguiremos avanzando.
Pero el sentido de la privacidad es de carácter personal y cae dentro de los límites definidos por los derechos individuales, de manera que cada cual establece sus propios parámetros. El mejor indicativo es el que nos ofrece el sentido común, si uno aprende a verse como lo ven, algo difícil de aplicar. En los empleos aconsejan no escribir en un correo electrónico, lo que no gustaría ver en la página de un periódico.
Todavía tiene sentido la sentencia bíblica de que “lo escrito, escrito está”, por tal razón, mucha información personal puede ser utilizada de manera perjudicial contra de su autor, cuando se carece de cuidado y discreción.

La reunión privada entre Kissinger y Pinochet en Chile

Fuente: https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html?outputType=amp La ...