La República Dominicana bajo la administración del PLD, e igualmente, bajo la del PRD, es o será un país acorralado al menos que sus ciudadanos reaccionen a tiempo y opten por una opción electoral para elegir un gobierno honesto, como lo ha propuesto Alianza País a través de su candidato presidencial Guillermo Moreno.
Basta con leer las declaraciones de Ramón Alburquerque, quien denuncia la administración del PLD en referente a la manera cómo endeuda el país. En su intento de sacarle capital político a la situación en favor de su partido, Alburquerque expone una verdad hiriente sobre la nación dominicana.
Lo divertido es leer los comentarios de los lectores, algunos un tanto vulgares y otros bastante irónicos, sin embargo, se hace evidente que hoy más que nunca la crisis a la que se induce el país my pronto podría tener el efecto de un volcán.
Lea esta declaración a la prensa nacional del citado político del oportunismo:
“… el crecimiento económico que ha registrado el país durante la actual administración del Partido de la Liberación Dominicana, “está basado esencialmente en el endeudamiento público externo, que se elevó de 9 mil 700 millones de dólares en el 2004, a 25 mil 500 millones de dólares en el 2011, incluyendo las deudas en constante crecimiento de Petrocaribe y el Metro y los más recientes contratos de préstamos aprobados por el Congreso Nacional”.
El pueblo dominicano conoce por experiencia propia esas dos fuerzas políticas. Aparenta ser incompresible que estos partidos todavía se presentan como alternativas en las elecciones del 20 de Mayo del 2012. Pero sabemos bien que la partidocracia dominicana compuesta por el PLD, el PRD y el PRSC, ha invertido grande suma de dinero y recurso en una campaña política que tiene como objetivo claro comprar votos de la manera que sea posible para escaparse con el poder.
Muchas páginas en los periódicos y medios digitales han sido publicadas haciendo análisis de psicología social sobre la causa del comportamiento de la gente en este país. ¿Se puede comprar el voto con una mísera tarjeta de solidaridad emitida por el gobierno con ese fin? ¿Es posible que un empleado vote contra su conciencia bajo la amenaza de perder el empleo? ¿Es posible apoyar una maquinaria política que el único crédito que tiene es el fracaso cada vez que ha tomado el poder?
Otros son más consecuentes y se documentan en la realidad de un pueblo que aun no se libera de la figura presidencialista, directamente relacionada en la imagen del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina quien gobernó con mano de hierro por más de 30 años.
¿Quién puede ignorar el heroísmo del pueblo dominicano? ¿Quién puede pasar desapercibidos sus sacrificios y muy especialmente la valentía cada vez que la historia le ha exigido hacer afrenta al invasor? Cada etapa ha contado con muchos hombres y mujeres valientes ya fuera en el combate en el campo de batalla o en el uso de la pluma o el discurso para anteponer el valor y el derecho de nuestro pueblo frente a los planes traidores de intereses ocultos en el protocolo o patente en el dominio de potencias internacionales.
Pero también han sido muchos los traidores, muchos años después de Pedro Santana. Traicionar el país es no actuar en consecuencia, es llevarlo a la ruina conscientemente, a sabiendas, porque pueden más los intereses personales, de grupos o de familias en la conciencia de quienes ejercen el poder que los sagrados acápites de la constitución del país.
Por muchos años se han dado esas intentonas por un cambio definitivo para la Republica Dominicana, pero por cada intento ha habido un contra intento, el imperio se ha mantenido al acecho dispuesto a arremeter con fuerza avasalladora contra quienes se creyeran en pleno derecho de contar con país capaz de auto determinarse.
Nuestro origen nos denuncia. ¿Quiénes fueron los primeros descubrideros la isla? ¿De qué manera vinieron como conquistadores? Esa historia de violencia no dio tregua, la miseria del pueblo trabajador, de la clase campesina, nunca fue un afán de los gobiernos que se han sucedidos. De algún lado salió un Ulises Heureaux (Lilis), un Doctor Joaquín Balaguer, y por qué no decirlo, un Doctor Leonel Fernández Reina.
El PLD será en la historia del pueblo dominicano el peor proyecto político, un trauma en la memoria colectiva del país. Son muchos los que les han mentido al pueblo dominicano, y por eso es que hay mucha gente que se toma la política como si fuera un folklor, una especia de fiesta de carnaval, es una pena, pero es la pura verdad. Grandes mítines de seguidores que no parece que les importe un bledo la no funcionalidad del régimen.
Si gana el PRD las próximas elecciones generales, o si se mantiene el PLD en el poder, no se sabe cuáles serán las consecuencias, especialmente para aquellos que se consideran invulnerables. Olvidan que los pueblos llegan a un punto que se cansan de que se les engañe.
El único que se cree capaz de presentarse libre de toda culpa es Ramón Alburquerque con sus declaraciones, que a pesar de ser contundentes, no puede presentar como si salieran de la boca de un extranjero, de alguien que nunca tuvo que ver con esa política de exclusión, que no solo pertenece al PLD, sino que también es compartida y aceptada como suya, por el PRD. Sus origines los denuncian, PRD Y PLD son cascara de un mismo palo. Ellos pretenden imponer en la República Dominicana la dictadura del bipartidismo, una fórmula que no funcionará debido el modo descarado del latrocinio de funcionarios de ambos partidos, cada cual a su debido turno.
El doctor Leonel Fernández Reina has estado trabajando incansablemente en el proyecto de regreso al poder, quiere a su esposa en la vice presidencia del posible próximo gobierno, ha trabajado en una nueva constitución, el tribunal constitucional, nuevo código civil, y un conjunto de medidas en pro de la inmortalidad. Los caudillos parecen haber pasado de moda, pero no para alguien que los tuvo como sus maestros.
Le presentamos al lector las declaraciones de Ramón Alburquerque en el Nuevo Diario y los comentarios de lectores ese medio de prensa.