Eramis Cruz
Existe en el ejercicio del poder político
dominicano una cultura del deportismo, se ha demostrado en casi todos los
gobiernos llamados constitucionales que han tenido lugar desde la fundación de
la república en el año 1844. Fue ese el año que vio nacer la primera Constitución
del país la cual se ha venido modificando hasta el día de hoy.
La mayoría de los gobiernos que han tenido
los dominicanos han sido de un perfil dictatorial, en el sentido de que en la
práctica o ejercicio del poder han ignorado, no solo la constitución de la
republica, sino las leyes que de ella se han desprendido.
En la actualidad y bajo una Constitución
modificada en el año 2010, la nueva administración encabezada por Danilo Medina
ha dado muestra de sufrir del mal congénito en la administración del Estado con
la imposición de una reforma o imposición fiscal en perjuicio del pueblo
dominicana.
A pesar del clamor de la ciudadanía, las
organizaciones populares, y los partidos políticos, demandando que antes de
esta llamada reforma fiscal se realizara un ponderada consideración de la
disponibilidad de los recursos, y de la posibilidad de recuperar los hurtos
millonarios cometido por los funcionarios de la administración anterior del
Partido de la Liberación Dominicana.
Inclusive, expertos economistas han
sugerido que la llamada reforma fiscal no es necesaria si se impone un plan de
austeridad y se hacen los correctivos necesarios para evitar el mal gasto y el
desperdicio de los recursos públicos. Pero no se ha logrado una reacción del
gobierno que se muestra urgentemente decidido a llevar su proyecto hacia el
poder legislativo para convertirlo en ley. Para esto ya obtuvo la bendición de
la Iglesia Católica.
Es obvio especialmente para los dominicanos
más sensatos, que con el aumento de los impuestos solo se busca un aumento de
los ingresos con la finalidad de continuar el mismo despilfarro puesto en
práctica por el gobierno de Leonel Fernández, de la misma manera que resulta
claro para la mayoría de la gente de trabajo, que en la actualidad no existen
las condiciones, ni para el sector productivo, ni para los consumidores, para
un aumento de los impuestos sin la provocación de una situación que puede
provocar una explosión social en el país.
Lo que parece no entender el presidente
Danilo Medina ni sus asesores es que con esas medidas, pero más que todo, con esa
actitud prepotente frente a la oposición de su gobierno y más directamente
frente al mismo pueblo, está prácticamente provocando el caos en el país. Pero
también está demostrando que está dispuesto a continuar con esa metodología de
gobierno salpicada despotismo que han utilizado la mayoría de las pasadas
administraciones.
Aparentemente no existe la necesidad de un
cambio de dirección de la política oficial, ni siquiera en el momento más
oportuno, cuando se está supuesto a poner en práctica las habilidades logística
para establecer nuevas estrategias en la dirección del Estado luego de
celebradas las elecciones generales.
El llamado a la manifestación o protesta
pública para el martes, casualmente el cumplirse el 168 aniversario de la
Constitución el 6 de noviembre del 2012, pues es una resolución validad de
parte de los organizadores de las marchas y manifestaciones populares.
Luego de gobiernos sucesivos del PLD, de
una administración que utilizó cuantiosos prestamos, uso los llamados bonos
soberanos, permitió lujosos sueldos para funcionarios, diputados y senadores,
uso recursos de venta de empresas del Estado, y aumento los impuestos en varias
ocasiones, incumplió la ley con respecto a la entrega del 4% del PIB para la
educación, no es justificable que ahora, sin explicar dónde esta parada la
economía del país, se quiera hacer pagar el pueblo las habas que otros burros
se comieron deliberadamente.
La costumbre de tomar el Estado como un
arca tesoro para impunemente hacerse rico de la noche a la mañana tiene que
descontinuarse. En un país en el que impere un mínimo sentido de la
institucionalidad, esa desfachatez no puede ser permitida, no importa si se
trata del presidente de la republica o del más humilde de los empleados. Nadie
está por encima de la ley.
Con la admisión del doctor Joaquín
Balaguer cuando felicitó a los nuevos 100 millonarios que gracias a su gobierno
fueron posible entonces, además de su famosa declaración considerando la
Constitución de la republica un pedazo de papel, se confirma la práctica
despótica del estilo de gobernar en la Republica Dominicana.
Esta situación no cambiará al menos que el
pueblo demuestre una actitud clara de intolerancia frente al abuse de poder.
Que si fue cierto que durante el tiempo de la dictadura el despotismo estaba
más que justificado con el use de la fuerza, no es menos cierto que en este
país nos hemos superados a niveles más elevado de la civilización y la
formación política. No importa el nivel académico de la mayoría de los
dominicanos, ni de qué manera contribuyen con la economía de la nación, hay que
salir a las calles y protestar contra el abuso, la prepotencia y despotismo de
un gobierno que quiere presentarse como naciente iluminado de un proceso
democrático.
Frente al silencio del gobierno saliente
representado en la persona del doctor Leonel Fernández Reyna, y tomando en
cuenta la actitud de la presenta administración dirigida en la persona de
licenciado Danilo Medina lo único que resta es sentirse indignado y de manera
firme manifestar la necesidad de contar con un gobierno del pueblo para el
pueblo que muestre sensibilidad cuando la gran mayoría demanda que se escuche su
voz y se tomen en cuenta sus intereses, los cuales están estrechamente
vinculados al derecho que le otorga la constitución del país.