Eramis Cruz
¿Cuándo fue la última vez
que te miraste en el espejo? Estoy seguro que no hace mucho tiempo, es
prácticamente un hábito. Este fue un invento fascinante, y el espejo es tan
necesario que uno no se imagina el mundo sin ese reflector de las imágenes. Uno
se mira en el espejo por más de una razón, pero sobre todo para observar
aquellos pequeños detalles de la apariencia. Nadie quiere que se le acuse de
negligente simplemente por no mirarse en espejo antes de salir a la calle.
El espejo lo encontramos
relacionado a esa interacción entre el hombre y el mundo. Ligado a cuentos y
leyendas desde la civilización griega, egipcia, etrusca y romana. Al principio
se hacían espejos de superficie de metal pulido, y existían variaciones de una
civilización a otra, luego en siglo XIII con la producción del vidrio y el
cristal, el espejo logró una función más eficiente en la reflexión de las
imágenes. La función del espejo se explica mejor usando le ley de la reflexión
que se refiere al cambio de dirección que experimenta un rayo luminoso al
chocar con una superficie pulida.
Es raro que uno visite un
casa en la que no hay por lo menos un espejo y parece que su función principal
es la de reflejar nuestra imagen de manera fiel aunque sea invertida, nuestro
cerebro sabe relocalizarla. Pero el espejo tiene otras funciones tan
importantes como la que le atribuimos más comúnmente, como son los espejos
retrovisores en los vehículos de motor. Uno no se imagina conduciendo un
automóvil sin espejo a ambos lados y uno en el interior.
Al espejo se le ha dado
inclusive atribuciones mitológicas, se le ha asignado un role en obras y
películas en el que espejo mágico es capaz de responder y reaccionar.
Pero al mirarnos en el espejo
adoptamos una predeterminación en la búsqueda de lo que queremos ver, y uno se
pregunta si las personas cuando se miran en el espejo se ven en realidad como
son. Se sabe que el espejo no miente, las que mienten son nuestras
percepciones.
El espejo es capaz de
reflejar solamente lo que se ve por fuera, no podemos ver en el espejo nuestros
fuertes ni nuestras debilidades interiores. De manera que juzgando por las
veces que nos miramos en el espejo en un determinado periodo de tiempo, una
semana o un mes, podemos llegar a la conclusión de que ponemos mayor empeño en
lo que es nuestra apariencia en comparación que lo que somos interiormente.
Naturalmente que no
tenemos un espejo para mirarnos por dentro, además esa parte interior nuestra
no es un objeto corporal que pueda verse en un espejo o reflejarse sobre una
superficie de cristal. Con la proliferación de las cámaras de fotografía
digítales podemos reproducir nuestras imágenes, sin embargo el espejo no tiene
competidor, se usa en vivo y es más económico.
La sociedad enfatiza en
la apariencia hoy más que antes, aunque parezca banal, muchas personas terminan
aceptándose como son dependiendo de la frecuencia en la que se miran en el
espejo. El espejo no ha contribuido con la igualdad social de las personas,
simplemente porque estas lo usan para ver sus diferencias, no su igualdad con
los demás. Resulta más positivo que uno se acepte como es, ya que la manera
como vemos al otro ideal, puede ser una imagen virtual que reside en el espejo
de nuestro cerebro sujeta a distorsiones propias de nuestras percepciones.
Pero la reflexión no sólo
es posible con el uso de un espejo, existe una reflexión que es mucho más
fácil, ya que no requiere de ningún objeto, y es aquella que podemos hacer
usando nuestra capacidad introspectiva.
Este es el método para
uno verse a sí mismo por dentro y por fuera, inclusive con más eficacia que un
espejo, ya que este sólo nos trasmite una imagen sin detalles subjetivos. Nadie
puede ver sus frustraciones ni sus mayores preocupaciones en los reflejos de un
espejo, pero la introspección con propósito de análisis críticos para tomar una
acción que nos permita enfatizar lo que anda bien en nuestra vida o enderezar
lo que necesita de una redirección.
La imagen es importante
para mucha gente, a todo el mundo le gusta verse bien y que le vean mejor, pero
las imágenes están sujetas a las percepciones de los demás e inclusive de las
nuestras, por esa razón, lo más importante no es como nos vemos o nos ven, lo
más importante es lo que somos. Somos prácticamente lo que son los demás, las
diferencias nos son más que detalles de la personalidad, de lo que nos define
como individuo. Pero inclusive esas diferencias, como el color de los ojos, el
color de la piel, la estatura, e inclusive la religión o el partido político
con los que nos identificamos son partes de lo que somos y no de lo que no
somos.
Casi siempre tenemos un
espejo en el baño de la casa, muchas veces hay un espejo en el pasillo que
conduce al exterior, y algunos edificios también colocan grandes espejos en los
vestíbulos para que los residentes puedan echarse una última mirada antes de
exponerse al ojo crítico de los demás.
Los que no abundan son espejos
que reflejen lo que llevamos por dentro, pero es mucho mejor de esta manera, el
interior nos pertenece intrínsecamente para que sea una reserva bajo nuestro
dominio absoluto que podemos cambiar sin denotar cuando cambiamos ideas y
conceptos de los que somos o de los que queremos.
Con frecuencia nos
sorprenden las trágicas noticias que ocurren en la ciudad o en el país,
crímenes horrendos, sucesos que parecen de películas, accidentes que pueden ser
evitables si se observa la prudencia y el respeto al derecho ajeno. Ciudadanos
que optan por la violencia para remediar sus conflictos, o determinan usa el
crimen como medio de ingresos exorbitantes.
Uno se pregunta si alguna
vez se vieron en el espejo, si se dieron la oportunidad para una introspección
que le permitiera saber sus valores, sus caminos, pero sobre todas sus
opciones.
Otra distorsión del
espejo interior de cada persona, puede ser esa manera de verse en el espejo de
la perfección, especialmente cuando el espejo no miente, la que miente es la
miopía que no permite ver la imagen que correctamente corresponde, aun sea
invertida.
Hay gente partidaria de
un mundo sin espejo, que no le confirme aquello que no quiere ver, una imagen
de una persona envejecida, o con sobrepeso, o con una cara que demanda de una
cirugía estética como la que se hacen los iconos de la televisión, imágenes que
denuncian lo feo, o la negrura de la piel, espejo crueles y degradantes,
imágenes contrapuesta entre la bella y la bestia. Olvidan que el espejo es un fenómeno
producto de su obediencia a la ley de la reflexión. La persona es mucho más que
una reflexión de un espejo que no sabe nada del alma ni de la grandeza
sintetizada frente a una imagen virtual de luces que parecen determinar las ilusiones
y la felicidad.
Y caminamos por la pasarela de la vida creyéndonos mejor que todo el mundo, especialmente en el modus vivendi de muchas comunidades donde la gente llega a creer que no necesita ni siquiera conocer a su vecino más cercano, una actitud que tiende a desvalorizarnos como personas que por naturaleza somos seres sociales, esos son los que se miran en el espejo de la ignorancia y que definitivamente necesitan hacer una verdadera introspección. El espejo solo te confirma lo que eres, no necesariamente el potencial de lo que puedes ser en término de tus valores, de tu talento y tu capacidad introspectiva para ser cada vez una mejor persona. .