Eramis Cruz
Sin ánimo de cometer plagio, sino de resaltar una gran responsabilidad
de toda una generación, uso una frase que ha dado vida a una canción popular,
"contigo porque me matas y sin ti porque yo me muero...". Es
históricamente funesto no darse cuenta cuando cambia el tiempo, cuando se da
una transición de una época a otra. En el mundo se desarrollan patrones, y se
usa una simbología para definir las cosas y establecer protocolo de
comunicación. Mucha veces una o dos palabras describen toda una era, un modelo
económico, o un sistema político. Así tenemos “guerra fría”, “neoliberalismo”,
“dictadura”, “Guerra Santa”, "los Templarios", Santa Inquisición”,
“Renacimiento”, “guerra civil”, "Bolos y Coludos", "Gran Depresión",
"Bretton Woods", "banda colorá", "comes
solos", y "llegó papa", entre otras.
Existe un país pequeño con nombre grande, pero también con una historia
larga, los habitantes de este país son tan valientes que se han declarado en
guerra en múltiples ocasiones sin importarles si el enemigo es un vecino o un imperio. Su historia le resulta increíble a medio mundo. Llevan sobre sus
hombros la fatalidad de arreglar lo que otros les descomponen.
Nunca fuimos ni la gloria ni el infierno, sino ambos a la vez. Nos
contaron cómo se maravilló Cristóbal Colon, el almirante y explorador a quien
no conocimos ni siquiera en retrato, cosa que no nos sorprende ya que tampoco
conocimos retrato original de Juan Pablo Duarte y Diez. Se trata de dos seres
excepcionales, uno por su temple y el otro por su honestidad. Pero sabemos que
Duarte fue mucho mejor que los demás juntos, fue tan bueno que hasta lo echaron
del país, y ahora vivimos y sufrimos con él, reímos y lloramos con él, como
dice la canción, “ni contigo ni sin ti”. Duarte es el sueño que se antepone a
todas las pesadillas, que nos llegan por el norte y no por el este, como creía
la gente.
Dijeron unos turistas que pagaban
con dólares y euros, que esa tierra es un paraíso, se referían a sus playas y
sus mares, a sus mujeres, las cervezas frías que transpiran las caricias, su
música, el sentido del humor de su gente y la manara peculiar de hacerle el
juego a los vericuetos de la vida. Se referían a lo que se ve, lo que no se ve
es el infierno en míseros campos y barriadas.
Esa fue la evaluación del año, todas las demás fallaron en la última
década. Esa “algo más de media isla” ha caído en un estado depresivo por el
uso, el desuso, el abuso, lo cóncavo y lo converso de la orografía de la
especulación y el engaño del más fuerte y por los nuevos vientos que azotan
desde el interior, así como el torbellino de sus contradicciones internas.
Mientras las grandes potencia disminuyen las funciones del Estado, esta
"algo más de media isla" la acrecienta y tiene un congreso más grande
que el de un continente. Su cuerpo diplomático provoca la risa del otro medio
mundo que le cree.
Se dejó de oír el eslogan
femenino de que “no son machos pero son
muchas” para ceder el paso a la violencia de género” en completa desarmonía con
el logo de campaña “llegó papá” que luego fue la premonición de aguafiestas de
Miguel Vargas Maldonado, que no vende su partido por 30 monedas sino por 130
millones que no iguala su fortuna. Se hunde el paraíso por no decir la isla,
porque no es sólo nuestra, pero el pueblo tiene razón cuando se coge la política
de "relajo" hasta que se sienta ponderado, ya que públicamente Leonel
Fernández se fue con Balaguer y Daniel Vargas Maldonado se fue con Leonel para
que papá Mejía no llegara a la silla de los alfileres.
Pero es tiempo de pensar diferente, hace ya algún tiempo que lo es, digo
para que por lo menos hagamos otro intento, ya que pensando solamente no se
resuelven las contrariedades. Nuestra historia fue la de unos cuantos, si se
toma en cuenta el hábitat por kilometro cuadrado en el tiempo de los bucaneros,
el presente es ahora el de diez millones de personas con sus nuevos capítulos
que se animan gracias a la estática con que se reconocen los 1's y los 0's para
expresar los pixeles en un millón de colores.
Sufrimos en carne viva la vulnerabilidad de la democracia, después de aguantar
el oprobio de la dictadura, “ni contigo ni sin ti”, diría un fatalista
empedernido, o un religioso rey en el mundo de los ciegos. Ese país hay que buscarlo
en el mapamundi con la punta de un lápiz, o el cursor del ratón de Bill Gates. A quien se le hubiese ocurrido la idea de hacerse multibillonario con el uso
de un ratón. Pero este país no es tan pequeño como se cree, allá fue que mandaron
42,000 marines y más, solamente a la capital, y parecían robots detrás de las
alambradas, aún no sabemos para qué
mandaron tantos, ya que no venían a pelear sino a buscar a unos gringos
indocumentados que allí se encontraban cuando se armó aquella “vaina” en
defensa del Profesor Juan Bosch. Después, así fue, ni uno, ni el otro, ni Peña
Gómez por ser negro y haitiano, ni Juan Bosch por creerlo comunista. No
olvidamos que los cristianos no son hermanos de los comunistas sino de los
pecadores que no son los mismos ni que se empinen, el prójimo es aquel que nos
conviene, no quien pretende distribuir nuestros bienes y propiedades, la
comunión nos queda grande aunque el vino embriague.
Venimos descifrando los dilemas y atando los cabos sueltos para concluir
que nos “jodieron” los caudillos, tanto los buenos como los malos, ellos nos
dejaron pichones de dictadores, ladrones bien educados, y una idiosincrasia con
tendencia de “aprovéchate de lo que no es tuyo”. En aquella “algo más de media
isla”, casi todo el mundo es un buen político que confunde la democracia con el
sectarismo y su resultado con el patrimonio personal.
Después de 1965 la juventud paso a ser rebelde sin causa. Mentira, eran
los únicos con la razón. Ellos leyeron la historia y lo descubrieron todo. Que
nos impusieron lo de dominicanos por los dominicos, la democracia por el
capitalismo, la religión por la Iglesia Católica. Todo para no darnos el
crédito sino el delito, que si hablábamos francés nos llaman haitianos, y si
hablamos ingles dominican-york, para el colmo el español no era nuestro sino de
España, pero el castellano también era de ellos." Esas aguas trajeron
estos lodos", estuvo lloviendo desde el tiempo de la restauración, algo
que evidencia la rabiosa valentía del bravo general Gregorio Luperón, a ese no lo mató nadie porque no creía en esa vacilación de “contigo
ni sin ti”, o está con Dios o está con el Fondo Monetario Internacional.
En ese paraíso el pueblo se define como un gentío o un grupo de
“pendejos” que gana los conflictos para beneficio de otros, algunos egresados
de la UASD o de la Madre y Maestra neoliberalita, o el que escala al palacio,
al congreso, a un ministerio, o escala la dirección de un organismo del
partido, como el Revolucionario que no revoluciona o el de la Liberación que no libera, “ni contigo ni sin
ti”, diría el cardenal Nicolás López Rodríguez, un partidario de que manden a
los niños criminales a las cárceles, esos que no son vistos como pecadores, los
pecadores no son criminales, debido a que los pecadores van a las iglesias a
pedir el perdón del día después y admiran al cardenal, los criminales matan a
pecadores e inocente por igual. “Dejad
que los niños se acerquen a mí”, pero que no sean traficantes ni han de estar
armados, diría el señor desde la basílica de Higuey. Y para que nos sirven los
millones invertidos en la educación dizque para educar a los niños, incluyendo
los colegios del cardenal. La opinión del cardenal es el juicio de un reaccionario
que no se pierde en los estamentos del poder, después será fácil justificarse
como lo hizo recientemente el padre Rafael Marcial Silva.
El pueblo sabe que el gobierno no funciona, pero también sabe que no funcionó
antes, y el pueblo aguarda el momento oportuno, una vez esperó 22 años, otra
vez lo hizo por treinta años. Ahora no se sabe por cuantos, Leonel Fernández
tomó unas vacaciones luego que le aseguró el empleo a su señora. Se va de viaje al
exterior, él necesita renovarse, recibir títulos y aplausos para mantener la
vigencia. El es el último caudillo, no es dictador pero lo controla todo porque
lo sabe casi todo, inclusive que la memoria colectiva no existe para él.
Ahora todo es sostenido, inclusive la corrupción y uno se pregunta y los
líderes dónde han estado, y los periodistas, dónde han estado, los
sindicalistas, dónde los revolucionarios del proletariado, le dejaron los
fusiles a los narcotraficantes mejicanos. Extrañamos los héroes que no murieron
en la guerra, todo este tiempo dónde se ha ido tanta gente. Todos sabemos donde
está cada uno, uno en el silencio, otros
sobreviviendo, otro compartiendo lo que se pueda. Todavía el coronel no tiene
quien le escriba un e-mail.
Es fácil entenderlo, que hay mucha gente hablando en parábola, sin especificar
casos ni nexos, o escribiendo metáforas bellas y profundas, como quien dice
mucho sin decir nada. A unos les llaman resentidos sociales y a otros políticos
rancios, y hay los que se llaman millonarios funcionarios o millonarios sin
funciones.
Resta el otro subconjunto del conjunto, esos son los melancólicos,
enfermos del pasado, que buscan la libertad que no tuvieron, que no renuncian a
su egocentrismo, no caben dentro de sí, viven como “el coronel que no tiene ni
Twitter ni Facebook”, esperando con paciencia la muerte, tal vez su nombre salga
en un periodiquito digital o en “Vainas Dominicanas”. Uno tiene que aplicarse
su medicina, el tiempo ha cambiado, y hoy vivimos con una nueva generación que
merece un cambio de actitud para prepararlos para sus nuevas responsabilidades,
uno no puede vivir prisionero del pasado, a pesar de quererle tanto, “contigo
porque me matas y sin ti porque yo me muero”.