Eramis Cruz
Los medios han reportado un alto índice de dominicanos que no leen. Es
una lástima, y lo que más duele es saber
que es cierto. Podríamos defendernos diciendo que no somos los únicos, pero no
vale la pena, mal de otro consuelo de tonto, dice el dicho. ¿Y por qué no nos
decidimos y comenzamos a leer de una vez por todas? Hoy más que nunca hay más
libros acaparando polvo en los estantes, y a pesar de que para algunos los
precios son prohibidos, también es cierto que hay bibliotecas y otros medios
donde se puede leer. “Si se quiere se puede”.
Como una imposición del sistema educativo elitista, piramidal y comercial,
existe una concepción equivocada del proceso educativo en el que se asume que
los centros académicos son los únicos en capacidad de enseñarnos y educarnos,
dejando al margen la autoformación. Ninguna academia enseña a nadie todo cuando
debe o tiene que saber, de ahí surge el autodidacta, pero también todo aquel
que se supera más allá de los parámetros de su educación acreditada.
Hay que decir que una parte no lee porque no sabe, otra por falta de
voluntad, y otra porque nunca hace nada que le exija algún sacrificio para
interactuar en beneficio del conglomerado. Estos últimos son los egocentristas,
los oportunistas y vividores del sudor ajeno, lo que no leen para que nadie
escriba. Aun nos quedan esos remanentes trujillistas, ese megalómano que quería
alfabetizar a sabiendas que pocos se atrevería a escribir por su propia determinación
en esa era cuando el nacionalismo era él.
No se puede culpar al pueblo, fueron 12 años de dictadura de Ulises
Hilarión Heuraux Lebert (Lilí), más 30 años de férrea dictadura de Rafael
Leónidas Trujillo Molina (Chapita), más 12 años de dictadura ilustrada de
Joaquín Balaguer Ricardo (muñequito de papel), más los años alternados de los
gobiernos bipartidistas (PRD, PLD), que han sido incapaces de superar el analfabetismo
ni motivar la lectura. En países como el nuestro enseñar el pueblo a leer es
considerado siempre un acto conspirativo en contra de los intereses de partidos
abanderados del modelo económico neo liberal. No lo dicen pero lo creen.
Aunque no vamos a permitir que nos ofendan generalizando una condición
que existe en todas partes, debemos admitir que la mejor manera para resolver
un problema es reconociendo que existe y mirando la consecuencia que acarrea.
La lectura tiene consigo una magia que solo se puede descubrir leyendo
las fuentes que contienen esa maravilla, esa que está en la universalidad de la
lectura, es que los libros y los medios de lectura se combinan para enseñarnos,
para informarnos, y para formarnos. Lo lamentable es que durante la niñez se
pierda la oportunidad de adquirir el hábito de leer y la mejor etapa de la vida
para la asimilación.
Qué en un país un alto porcentaje de la población no lea, eso constituye
en un problema social de alta envergadura. Porque de ahí se deprenden otros
problemas sociales que están directamente vinculados con las condiciones
económicas y el nivel de vida de la población. Especialmente en países con el
llamado desarrollo sostenido, sostenido en beneficio de una minoría carente del
sentido del bien colectivo. Y lo peor del caso es que no leen, inclusive,
muchos con la capacidad de hacerlo.
El ex presidente Bill Clinton en su discurso de proclamación de la
candidatura del Presidente Barack Obama, dijo que en los Estados Unidos hay
empleos disponibles que no están ocupados debido a que hay que muchos
trabajadores que no están técnicamente preparados para ellos, y eso que se
trata de los Estados Unidos del Norte de América, imagínese, y nosotros
ocupados con el habito de leer.
En el caso de nuestro país, lo más preocupante es que es sabido que este
problema se viene arrastrando desde hace décadas y ni el Estado, ni las
instituciones relacionadas por sus incidencias sociales muestran contar con un plan
real para elevar el nivel educativo de la presente y la futura generación. El
nuevo gobierno, y los gobiernos que vendrán, deben retomar este desafío.
Quisiéramos distinguir entre la educación formal y el hábito de la
lectura. Pero no todo el mundo está en la capacidad y tiene la motivación de
aprender a leer por sí solo. Si la gente se motivara a leer, estoy seguro que
en poco tiempo la diferencia sería notable.
Sin embargo debemos de reconocer
que entre los que no leen se encuentran muchos profesionales. Y después están
aquellos que leen, pero carecen de sensibilidad para vivir en una sociedad que
necesita el apoyo de los profesionales.
Cuando se habla de la inversión
de por lo menos el 4% del producto interno bruto, se acepta la expectativa de
la sociedad, que hace este esfuerzo por medio del Estado, reciba en cambio
algún beneficio de parte de los graduados.
Parece irónico que muchos se hagan profesionales con la educación
gratuita universitaria y luego se conviertan en seres prepotentes e inconsecuentes
frente al ciudadano de menos recurso, pero que renunció al beneficio de los
impuestos para hacer posible la educación de otros. Esta es una acción política
de altura de parte de la ciudadanía, aunque no lea lo suficiente.
Necesitamos que se lleve a la práctica un proyecto combinado para descentralizar
los medios y los recursos humanos y materiales de las grandes ciudades hacia
todo el perímetro nacional.
Sin la pasión por la lectura, sin la motivación por la superación, sin
el anhelo por ser mejor cada día, sin el empeño por saber cómo ayudar y como
ayudarse, no hay forma de elevar el nivel de cultura a través de la lectura
misma.
Esta científicamente demostrado que el ser humano necesita satisfacer
sus necesidades elementales para luego ocuparse de lo que esta supuesto a venir
por añadidura. Un padre de familia sin empleo, mal alimentado, en medio de la
violencia callejera, inseguro de que unos de sus hijos pueda perder la vida en
una esquina, en uno de los famosos intercambio de disparos, no va a pensar en
leer, no puede leer, no tiene la estabilidad emocional para eso. Hay cosas que
son más fácil de decir, pero son completamente difíciles para quien en realidad
las vive. Contamos con una policía que ha cometidos más de 4,000 ejecuciones
extrajudiciales en los últimos años,
impunemente. ¿Donde está la articulación entre la educación y el orden del
desorden?
No hemos sido capaces de romper las cadenas, aquellas nos atan a la
pobreza, a la marginación de esa gente maravillosa conglomeradas en los barrios
de las ciudades. Ellos han tenido la fe de que un día llueva milagros, que
llueva café, que llueva dólares green(go) home, pero al contrario, ha crecido el
hueco entre los más ricos y los más pobres, dirán que para qué leer libros y
escuchar operas de Luciano Pavarotti, si las telenovelas son gratuitas y
gratificantes, no excuse la ironía.
Contrasta esta situación con la propuesta de Monseñor Nicolás de Jesús
Cardenal López Rodríguez para que por ley se reconozca en el país el día de los
Santos Reyes. ¿Para qué leer?, mejor que nos traigan los Santos Reyes la
canasta familiar y que la coloquen en la despensa de la cocina, pero que no
vengan en camellos, ya en la capital no se puede andar en esos animales. Uno no
concibe a Melchor con un GPS en la mano montado en un camello por uno de
nuestros elevados. Mejor que haga la orden usando amazon.com. Pero que no traiga “tirijalas”,
ni muñequitas que no hacen nada, aquí ya los niños no creen en ese cuento, a
pesar de que lean poco o no lean nada.